I. Gorriti

Este miércoles 8 de mayo es el día en el que Asier Jorge ha culminado uno de sus sueños aventureros. Uno más y titánico. Este durangués de 38 años confirma a Mugalari Kultura que ha llegado a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, a las 16.30 horas de aquel país que comparte nuestro huso horario tras 27.007 kilómetros solo con su bicicleta.

Partió hacia su sueño el 5 de agosto de 2017 en el que abrió bitácora de viaje con lluvia por el puerto de montaña de Urkiola hacia el enclave más alejado de África. Para colmo, ayer una de las cubiertas «murió en combate», bromea, y se ha molestado en hacer los últimos 40 kilómetros andando y empujándola, con sus más de 55 kilos cargados. En próximas fechas tomará un avión a Sevilla. «Pero quiero volver a casa como salí, en bici», enfatiza.

En Urkiola el 5 de agosto de 2017 con amigos.

Asier es una gran persona que ha pedaleado bajo un lema personal: Rumbo al interior, meta que da título a su blog. Consultado sobre qué siente 21 meses después de despedir a su familia en Durango, responde contento: «Joder, lleno de alegría y satisfacción». Viajaba seguro de que «lo conseguiría». Las caídas le han respetado, también las enfermedades -alguna diarrea e infección de garganta-, y no ha sido víctima de robo alguno en los 25 países visitados de Europa y África.

«Me ha quedado pendiente el Congo basin. Lo cancelé por falta de seguridad». ¿Y Siria? «Llegué hasta la frontera, pero de allí volé en avioneta hasta Israel», sonríe quien confiesa que «puedo decir que no he pasado miedo pero sí he tenido algunos momentos complicados».

Este aventurero de 38 años hace referencia a instantes como «cruzar la frontera con Mozambique en una zona en conflicto y que la policía piense que eres un terrorista. Con fauna salvaje tuve un problema con un elefante y he tenido leones merodeando por la noche. Vida salvaje he visto a bloque».

En Kalakol.

Asier, en un primer balance, aprecia lo vivido, sobre todo, en Botswana, Zambia, Namibia, algunas partes de Etiopía, Jerusalén,… «Al final todo es guapo. El país que no me ha gustado ha sido Malawi. Allí, la gente tiene complejo de inferioridad y, además, me lo esperaba más bonito».

El vizcaino subraya también Sudán, «por su gente», y cita Egipto como país que no le ha gustado «porque no tienes libertad. Son personas muy interesadas y solo en algunas zonas te los quitas de encima. Solo piensan en venderte cosas y no te puedes fiar mucho», detalla el colaborador de este periódico digital.

Tenía pensado completar todo su periplo en dos años y lo ha acabado antes, pero «quería incluir el Congo basin», precisa desde un albergue de Ciudad del Cabo. Ahora toca descansar con la sonrisa imborrable de decir «lo he conseguido».