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ANDER BERROJALBIZ: «La quema de 30 mujeres en 1507 no ocurrió en Durango, sino en Gipuzkoa»

IBAN GORRITI

El músico e investigador Ander Berrojalbiz (Durango, 1983) hace gala de una mente inquieta y curiosa. Tras participar en el congreso Witchcraft and Authority (Brujería y Autoridad) celebrado en Copenhague, Dinamarca, así como otro en Alemania, ayer, jueves, ofreció en el Museo de Arte e Historia de Durango una conferencia titulada “El enigma de la quema de brujas de 1507”. En ella, quien ha participado como músicos en películas como Irati -el film euskaldun más taquillero de 2023- o Akelarre aportó un dato inédito que hace cambiar la historia escrita: la quema de las 30 mujeres no tuvo lugar en Durango, sino en Gipuzkoa.

Ander Berrojalbiz en Kurutzesantu Museoa de Durango. IBAN GORRITI

¿Músico e historiador?

Músico e investigador. En el Reino de España se suele entender que historiador es aquel que, en esencia, ha alimentado alguna burocracia universitaria durante al menos cuatro años, no aquel que escribe libros de historia. Yo abandoné la carrera de Historia para irme a vivir al extranjero y estudiar principalmente música. Ahora, de vuelta en Durango, entre las muchas actividades a las que dedico mi tiempo, también para ganarme la vida, investigo, sobre todo acerca de la historia de la herejía y la brujería en las tierras vascas, y he publicado varios libros fruto de esas investigaciones. Así que mientras no volvamos a cambiar de país: músico e investigador.

De hecho, usted es uno de los pocos investigadores al sur de los Pirineos con un libro sobre historia de la brujería traducido al inglés y publicado con revisión por pares en una editorial anglosajona. ¿Es difícil publicar o es que se investiga y escribe menos de lo que podría pensarse?

No sabría decirle. Lo que sí percibo es que respecto a la brujería impera la idea de que ya no queda nada relevante por descubrir, que toca interpretar o reinterpretar. Mis trabajos demuestran lo contrario. Obviamente, siempre habrá que seguir interpretando, pero los archivos aún guardan información desconocida y relevante, como el proceso del año 1370 que publiqué en el libro Akelarre, relevante a nivel europeo, o las novedades sobre la quema de brujas de 1507.

Ayer dio a conocer un dato inédito sobre esta última. Usted ha confirmado que no hubo quema de 30 mujeres en Durango como los historiadores mantenían hasta ahora.

No hay ninguna fuente o documento que apunte realmente en esa dirección.

No aconteció en Durango, pero asegura que ocurrió en Gipuzkoa. Le quedan unos flecos para poder confirmar, más adelante, el municipio o municipios en los que ocurrió.

Sí, he encontrado un documento inquisitorial que sitúa los hechos en Gipuzkoa, y ahora mismo estoy acabando de analizar otra fuente que apunta a una comarca, hoy tres municipios de Gipuzkoa, que espero poder dar a conocer pronto.

¿A qué se debe que se creyera que ocurrió en la villa durangarra? Llegó a figurar entre las efemérides recogidas en un calendario de Gerediaga Elkartea.

Simplificando, desde el siglo XIX se repitió hasta la saciedad una cita del historiador Juan Antonio Llorente según la cual la Inquisición de Calahorra había quemado a más de 30 brujas en 1507. Hace tres décadas, más o menos, empezaron a aparecer fuentes históricas que hablaban de procesos llevados a cabo por la Inquisición en Durango en 1508. Dado que, en la época, Durango pertenecía al obispado de Calahorra, la lógica hizo el resto.

Pero la lógica no es historia.

La lógica puede ofrecer explicaciones de mayor o menor complejidad. La historia, por su parte, está llena de contingencia, por lo que muchas veces la solución al enigma no está en la explicación más sencilla.

¿Por qué es tan relevante el episodio de 1507?

Primero porque si conseguimos confirmar el número de mujeres condenadas a la hoguera, más de 30, este sería muy elevado. Y segundo porque parece que estas quemas de 1507, probablemente impulsadas por la autoridad local, provocaron o propiciaron el traslado de un tribunal de la Inquisición a las tierras vascas bajo dominio castellano, teniendo como consecuencia, en 1508 y 1509, la primera gran caza de brujas perpetrada por la Inquisición Española de la que tendríamos noticia. Y esta caza de brujas sí que tuvo como único escenario confirmado hasta ahora la villa de Durango, en la que el Santo Oficio, con el inquisidor Juan Martínez de Frías a la cabeza, juzgó, torturó, condenó e hizo quemar a “muchas personas”. Entre ellas a una partera de Mungia, la única víctima que conocemos con nombre y apellido: María San Juan de Garonda, o quizá Garondo.

¿El crucero de Kurutziaga de Durango, que algunos datan en esas mismas fechas, fue y es un monumento católico inquisitorial que adoctrinaba y atemorizaba de algún modo a la población?

Como bien dice, las investigaciones más recientes apuntan a que la cruz se erigió en los primeros años del siglo XVI. La Inquisición ya había estado en la villa entre 1499 y 1501, y, como acabo de decir, volvió en 1508, por lo que podría ser que el mensaje de pecado y expiación que transmite la iconografía de la cruz estuviera relacionado con lo supuestamente juzgado por el Santo Oficio en la villa. Pero esto es poco más que una deducción lógica, al menos por ahora.

La pieza original, catalogada como la de mejor categoría de su periodo, continúa en Durango; no así el ídolo de Mikeldi, otra joya de la villa, y que Euskal Museoa ha hecho suya a pesar de que han exigido su regreso tanto la empresa dueña de la misma como los partidos de la Corporación local, PNV, EH Bildu, Herriaren Eskubidea, PSE-EE y PP. ¿Tiene opinión al respecto?

Siempre he sido partidario de que la estela que contiene el Epitafio de Sícilo, conservada hoy en el Museo Nacional de Dinamarca, sea devuelta a Aydin, en la actual Turquía.

Cofirma uno de sus libros, Herejeen alaba, con el poeta Joseba Sarrionandia, ¿qué destacaría de él?

Su generosidad, desde el principio.

Sus facetas de investigador y de músico especializado en la música antigua convergen cuando participa como asesor histórico e intérprete en las bandas sonoras de películas como Akelarre o Irati. ¿Le gusta el cine a alguien que pasa tanto tiempo inmerso en siglos pasados?

Puede que mi próximo libro empiece con unas frases de un saqueador de tumbas que protagoniza un relato de la norteamericana Leigh Brackett, guionista asimismo de El Imperio contraataca, Río Bravo o Un largo adiós.

 

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