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‘BIZKAIKO BIRA’ DEL ALPINO TABIRA (4) · De Ispaster a Laida, volver a las marismas de Urdaibai’, por Javi Raya

JAVI RAYA

 

Continuamos con la Bizkaiko Bira organizada por el club de montaña Alpino Tabira de Durango y el domingo día 29 de octubre era el día elegido. Seguimos buscando los caminos que huelen a mar, seguimos buscando los senderos, que nos muestren los perfiles de la costa vizcaína. Salimos de Ispaster y llegamos a la desembocadura del río Oka, llegamos a las marismas de Urdaibai.

Ferrería de Urtubiaga.

Dejamos la población de Ispaster rodeados de montes y pasamos por el barrio de Kortazar para llegar pronto a la ermita de Santiago; recorremos pistas forestales estropeadas y embarradas, y continuamos buscando un sendero que se convierte en un agradable paseo pluvial, donde nos acompaña en todo momento el agua del río y los árboles que se dejan tocar, y que esconde una sorpresa que es la antigua ferrería Urtubiaga, que todavía guarda entre sus paredes la memoria de la fuerza del agua en sus fraguas para poder moldear al hierro.

Ermita de Santiago.

Y recorriendo las orillas del río, llegamos a la población de Ea, con un pasado de pescadores y de mar; un río que nos acompaña con sus aguas tranquilas, un río que mira sus calles empedradas y a su iglesia, un río que juega con el pueblo y que lo divide en dos, un río que necesita de puentes para unir a sus gentes, un río que discurre por su caudal y que llama a las puertas de las casas, un río que nos acompaña hasta el mar, un río que nos acompaña a su pequeño arenal y a su pequeño embarcadero. Y hemos llegado al final del puerto, y descubrimos un sendero con historias de la mar, con gritos y rezos del pasado; seguimos el sendero y pronto nos encontramos los gritos de los pescadores en la Atalaya, desde donde las gentes buscaban las ballenas que un día surcaban nuestras aguas, y pronto nos encontramos con los rezos de la Ermita de la Atalaya, que pedían por la vuelta de los pescadores.

Dejamos atrás el pueblo de Ea, y podemos seguir por la GR-123 y llegar al barrio de Natxitua, o bien, continuar por el sendero de los acantilados de Ea, y llegar igualmente al barrio citado.

Nosotros buscamos los acantilados. Caminamos por senderos amables rodeados de hayas y encinares, senderos con los que tocamos y escuchamos el mar, senderos que nos llevan a paseos abiertos al mar rodeados de helechos con derecho a agua y salitre. Hemos dejado la GR-123, porque seguimos buscando los perfiles de la costa vizcaína, recorridos por senderos que juegan con las olas del mar, con campas que tienen balconadas hacia los acantilados que miran al mar, con encinares enraizados en terrenos casi verticales, que sujetan esta tierra para no ser arrastrada hacia el mar.

El pisar de las hojas y el olor omnipresente de los eucaliptus, nos anuncia la cercanía del barrio de Natxitua, y la conexión nuevamente con la GR-123,y a partir de ahora se nos hace corto llegar hasta el pueblo de Ibarrangelu y hasta el cementerio del pueblo de Elantxobe. Llegado a este punto, podemos seguir la GR-123, o acercarnos al cabo de Ogoño.

Elegimos acercarnos y descubrir el cabo de Ogoño; vamos subiendo y miramos hacía atrás y buscamos los pasos ya andados, y vemos la cima de Otoio (396 mts.), cerca de Lekeitio, pero queremos más… miramos hacia adelante y queremos hoyar las cimas de Ogoño (305 mts.) y de Talaia (276 mts.), que nos enseña un acantilado calcáreo, que desafía la fuerza de la mar, y que es fiel compañero de la playa de Laga.

Mirando hacia Otoio(396) desde el Cabo Ogoño.

En el camino de subida hacia las cimas del cabo de Ogoño, nos perdemos entre los encinares y nos tropezamos con las piedras que nos guían por momentos. Y buscamos un descanso en la cima de la Talaia (27 6mts.), y buscamos darle continuidad a los perfiles de la costa vizcaína, y buscamos nuestro destino, y ahora sí, nos imaginamos senderos sobre la mar, nos imaginamos caminos imposibles que nos adentran en los bosques de encinares, que nos llevan a la cima de Marua (362 mts), que nos maravilla por sus rincones y sus senderos dibujados en la tierra y en las rocas.

Subida a la cima de Marua (362).

Desde la cima de Talaia(276), a nuestros pies la playa de Laga.

Foto de grupo desde la cima de Talaia (276).

Qué sensación más agradable es poder disfrutar del monte y de la playa; del monte con sus cimas escondidas, con sus senderos imposibles, su hierba alta y sus bosques impenetrables; del mar, por su cercanía, con su azul cielo y con su azul mar, con su olor a salitre y con su arena placentera.

Pero tenemos que continuar, y dejamos el cabo de Ogoño y en el camino de bajada, nos rodean los pinares y nos dejamos llevar por un desnivel considerable, que soportan nuestras piernas, y que nuestros pasos nos dirigen hacia el arenal. Ya estamos llegando a San Pedro de Atxarre, balcón y atalaya, rodeado de encinares y de arenales, con vistas hacia las cimas del interior, con vistas hacía unos pueblos afortunados , con vistas hacía la desembocadura del río Oka, que guarda un tesoro, que son las marismas de Urdaibai.

Vistas de las marismas de Urdaibai desde la ermita de San Pedro de Atxarre.

Hemos finalizado la etapa 4 en Laida… y ahora rodeados de sol y arena, de salitre y del mar, nos toca imaginarnos la siguiente etapa que finaliza en Sukarrieta, y es que nosotros somos caminantes, que buscamos un sendero que discurre sobre la arena mojada, un sendero que nos descubre los secretos y los rincones de las marismas y de los pueblos que se asoman a verla, un sendero que busca unir las marismas con las atalayas interiores, que son las cimas cercanas con los mejores avistamientos de sus arenales y de sus dunas, un sendero que busca las corrientes y las mareas, un sendero que busca la continuidad de la GR-123 por la costa vizcaína.

BIZKAIKO BIRA DEL ALPINO TABIRA (3) · Soñando Ondarroa, Ispaster, Lekeitio y Otoio

  

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