HOY, DÍA MUNDIAL DEL ICTUS · JORGE OLMO: «El 30% de los ictus que se producen cada año se atribuye a la contaminación del aire»
Jorge Olmo
· Este durangués es fisioterapeuta del Hospital Aita Menni
El 30% de los ictus que se produce cada año se atribuye a la contaminación del aire. Esta dura afirmación fue publicada en julio de este año y respaldada por un reciente estudio llevado a cabo por el Global Burden of Disease. La Sociedad Española de Neurología (SEN), por su parte, lo viene advirtiendo desde el año 2012 y asegura que reducir la polución ambiental ayudará a frenar el aumento de casos de enfermedad cardiovascular y neurodegenerativa.
Son muchas las investigaciones que ya sugieren que la contaminación también podría desempeñar un papel relevante en el desarrollo de ciertas enfermedades cerebrales como autismo, trastornos por déficit de atención, demencias, Parkinson, cefaleas o que influyen de manera negativa en el proceso de maduración cerebral o en el desarrollo cognitivo de los niños.
Hoy es el Día Mundial del ictus, un día como cualquier otro para poder reflexionar sobre lo que la contaminación puede ocasionar en la salud de las personas.
A día de hoy las estimaciones calculan que los accidentes cerebrovasculares afectarán a 1 de cada 6 personas a lo largo de su vida. La Fundació Ictus advierte que el 90% de los ictus están relacionados con factores de riesgo modificables, por lo que ha propuesto un decálogo basado en la evidencia científica y los estándares de la organización europea Stroke Alliance for Europe (SAFE), para disminuir y prevenir el riesgo de sufrir un ictus.
La SEN subraya que cada año se producen más de nueve millones de muertes en el mundo atribuibles al aire contaminado, así como más de tres millones de muertes prematuras anuales “estamos respirando aire con niveles muy superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Además nos aclaran que “los efectos de la contaminación no se reducen únicamente a la salud pulmonar, sino que ya hay evidencias científicas sobre cómo la contaminación del aire afecta a nuestro cerebro y cómo está dañando la salud neurológica de la población”. Y añaden que “las partículas contaminantes que entran en nuestro cuerpo, principalmente a través del sistema respiratorio y digestivo, llegan al cerebro a través del torrente sanguíneo y la lista de efectos negativos que pueden generar en nuestra salud neurológica es amplia: desde diversos problemas vasculares que afectan a nuestro cerebro hasta estrés oxidativo, respuestas inflamatorias, deterioro de los mecanismos de protección de la barrera hematoencefálica o daños en las células cerebrales o en el material genético, que no solo producen enfermedades neurológicas sino que también envejecen nuestro cerebro”.
Jesús Porta Etesam, Director de la Fundación del Cerebro, destaca que “en los últimos años cada vez son más las sospechas de la comunidad científica sobre el papel que la contaminación del aire desempeña en un gran número de síndromes y enfermedades neurológicas. Llevar a cabo estrategias efectivas de política ambiental y de salud dirigidas a reducir la contaminación del aire podría ayudar a prevenir numerosos trastornos neurológicos graves y comunes”, además añade que “actualmente ya se sabe que el aire contaminado es un factor de riesgo importante para las enfermedades cerebrovasculares así como para los trastornos neurodegenerativos. Teniendo en cuenta, que son las principales causas de mortalidad en nuestro país y que en España cada año aumenta el número de personas afectadas por una enfermedad neurológica creemos que es urgente realizar cambios que eviten que la población se vea tan expuesta a la contaminación”.
Al hilo de esta reflexión, el Dr. Portilla añade “y las consecuencias pueden ser muy graves: la exposición a pesticidas se asocia a un mayor riesgo de padecer Parkinson y Alzheimer; los disolventes pueden ocasionar síntomas neuropsiquiátricos o incluso daño neuronal; se ha descrito parkinsonismo por alta exposición al manganeso y al plomo; y la exposición a metales participa en la formación de placas seniles y en la muerte neuronal”.
Un estudio revela que el aumento del carbón negro en el medio ambiente afecta al sistema circulatorio cerebral. La contaminación de los motores diésel tiene una relación directa con el riesgo de sufrir un ictus aterotrombótico, provocado por el desprendimiento de las placas de ateroma, que están formadas por colesterol, calcio y otras sustancias que se acumulan en las arterias y provocan la oclusión del vaso. Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista Enviromental Research gracias al trabajo de investigación realizado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), el Hospital del Mar y el en Institut de Salut Global Barcelona (ISGlobal). Estudios anteriores ya habían demostrado el incremento de la mortalidad por ictus a largo plazo a causa de la contaminación atmosférica y la relación entre los altos niveles de hollín en la atmósfera y las muertes por patologías cardiovasculares. Rosa María Vivanco aclara que «se trata de casos de personas que, de forma subyacente, ya sufren la enfermedad ateroesclerótica, en las cuales la contaminación funciona como un desencadenante, es decir, la contaminación desencadena una serie de reacciones inflamatorias en el cuerpo que pueden acabar provocando el desprendimiento de la placa de ateroma que lleva a la oclusión de un vaso cerebral, y por lo tanto, aumentar el riesgo de sufrir un ictus”.
Seguro que las conclusiones que nos lanza la comunidad científica nos hará reflexionar.
Quizás tú también te has preguntado por qué cada vez se sufren más ictus