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El miliciano que combatió en Amorebieta y fue compañero de un chino en la Brigada Vasca

IBAN GORRITI

La letra manuscrita por el miliciano del batallón socialista Amuategui Luis Ariznabarreta Zubiaurre ‘Espilla’ (Soraluze 1915 – Gasteiz 2003) es un testimonio de indudables quilates. En el legado memorialista de este combatiente que luchó contra el fascismo en enclaves como Amorebieta y Etxano durante la Guerra Civil, da a conocer que un marino chino natural de la ciudad de Shanghái, de algún modo, formó parte de las milicias vascas que lucharon en Asturias en septiembre y octubre de 1937. Aquel asiático, según la opinión del soldado voluntario republicano, formó parte del Ejército vasco, aunque nunca pisó Euskadi sur ni Euskadi norte. Fue un hombre de mar de 24 años que la casualidad lo ubicó en Gijón en plena Guerra Civil.

Luis Ariznabarreta y una foto en la que se cree que es Aking Chang.

Tras titular Espilla sus palabras como Un chino en el Ejército vasco, Ariznabarreta argumenta que “esto, que parece una perogrullada, no lo es porque es un hecho real”, subtitulaba sobre una cartilla cuadriculada y con tinta de bolígrafo azul quien fue testigo del bombardeo fascista contra Gernika del 26 de abril de 1937.

El comienzo del texto contextualiza el momento histórico. “Después de la caída de Vizcaya, acaeció al poco la de Santander, el 26 de agosto de 1937”. A continuación, el guipuzcoano estima que, por circunstancias, pudo trasladarse por aquellas fechas desde Castro Urdiales a la hoy en día capital de Cantabria. “El espectáculo de la ciudad y puerto era impresionante”. Siempre según su versión escrita, miles de combatientes esperaban naves que les transportaran a zona leal, para proseguir la defensa de la legalidad y de la libertad, “en tierras que estando en nuestra misma situación no era la nuestra”, comparaba.

Luis pudo llegar a Asturias por mar, a bordo de un pesquero que los recogió. A pocos kilómetros, en Ceceda, una aldea del concejo de Nava, se organizó la llamada Brigada Vasca y que se componía “creo recordar de cuatro compañías”. Esta unidad tuvo una actuación corta en el tiempo, porque a finales de octubre de 1937 quedó copada en Trubia, “en la posición conocida como La Berruga”, en el concejo de Oviedo.

«ENROLARSE EN NUESTRA BRIGADA»

A continuación, el firmante de las memorias cita por primera vez al curioso amigo que hizo en Ceceda. “Cuando estábamos en fase de organización arribó allí un chino natural de Shanghái, en compañía de dos vascos”. El objeto de la llegada era “enrolarse en nuestra brigada”. “Fue destinado a mi escuadra y allí hizo toda nuestra campaña, corriendo nuestra suerte, pero… hay más”, creaba misterio en su testimonio. “Esta brigada se destacó por su coraje en muchos puntos asturianos y tuvo mención especial y una medalla colectiva por parte del Gobierno vasco”, enfatizaba Ariznabarreta, quien precisaba que tuvo conocimiento de estos méritos al leer años más tarde un texto escrito en el dirario DEIA por uno de sus compañeros de la guerra.

En su resumen del paso por Asturias, el miliciano del Amuategui continuaba aportando más información sobre su compañero del continente asiático y sintiéndolo de una forma muy inclusiva. “Así pues, este chino que cito luchó entre vascos y a quien llamábamos Shanghái, por ser lugar de su origen y procedencia. Fue un vasco más entre nosotros, lo mismo en combate que luego en prisión”.

A renglón seguido, Espilla –apodo por el nombre del caserío familiar de Soraluze-, confiesa que tras haber sido su compañero en la línea del frente, le quedó “la pena” de que, en 1941 fue internado en el mismo campo de concentración que Chang, en Miranda de Ebro. Tuvo “siempre la pena” de que no lo pudo ver, “pues ignoraba su estancia allí, estancia que debió ser bastante larga”. Por ello, le dedica como final de este primer texto unas tan bellas como emotivas palabras: “Amigo, Shanghái –el en todo momento lo escribe como ‘Shangai’-, desde este rincón de Gasteiz en Euzkadi, besarkada eta agur bero bat, biotzez zuri” (sic), y finaliza firmando como Koldaritz.

«CHANG ERA ATREVIDO»

En otro texto, como el anterior, hallado por la familia al vaciar un camarote, en plena pandemia del COVID-19 en 2020, Ariznabarreta pormenoriza cómo era la relación con aquel chino en la brigada y a quien él pone nombre por primera vez: “Le llamábamos Chan”, haciendo referencia a Chang y también le llamaban Chen. Cuando la investigadora taiwanesa sobre los brigadistas chinos en la Guerra Civil, Hwei-Ru Ni conoció los documentos del guipuzcoano redactó un artículo en un semanario chino en febrero de 2021 traducido como Reminiscencias en España y publicado en la web de la Fundación Sancho El Sabio en cinco idiomas. En él, la residente en Estados Unidos aseguraba que “Aking Chang era atrevido. Después de bajarse del barco en Gijón, pisó una tierra completamente desconocida, sin saber hablar el idioma local. ¿Dónde podría unirse al ejército para luchar? Es más, ¿cómo podría el ejército aceptar que se uniera un extraño chino? Al parecer, el cocinero vietnamita que le convenció de bajar tenía algunos contactos en tierra, lo que permitió al chino acercarse hasta Ceceda, 40 kilómetros al sur, para unirse a la Brigada Vasca.

Luis, en su texto, aportaba nuevos datos. “Se encontraba en Gijón como miembro de la tripulación de un barco inglés, que arribó con suministros a nuestra causa, pero cuando el navío zarpó, se quedó como el capitán Azaña en tierra, por hallarse entre las vaporosas emanaciones del dios Baco”, en referencia a haber tomado alcohol. Por ello, acabó formando parte de la brigada vasca. Se dirigían a él en euskara. El soraluzetarra lo detalla con sabiduría. “Para él, la lengua de Aitor o la de Cervantes eran la misma, por lo que siempre que le queríamos decir algo el idioma empleado era el euskera”, testimonia y ratifica que “fue condecorado con todos nosotros”. Fue Patxi Lecea –padre de la escritora Toti Martínez de Lezea- quien le informó “39 años después” que estaba leyendo un libro de Aguirre (“probablemente, De París a New York, pasando por Berlín”) en que el lehendakari cita la distinción concedida que ellos desconocían.

Como una curiosidad más, “en algunas tertulias en Euskadi y fuera de ella” se citaba que había habido una brigada rusa en Asturias. “Decían que había una brigada rusa, en la que había hasta un chino”. Es decir, los asturianos confundieron a los vascos con rusos por comunicarse en euskara. “Pero éramos totalmente vascos y luchamos en Peñas Blancas, Mazuco y El Fito”, entre Arriondas y Colunga.

COMBATIÓ EN AMOREBIETA Y ETXANO

En cuanto a Chang, su amigo Ariznabarreta estimaba que, si aquel asiático “que no entendía lo que decíamos, estoy seguro de que, si hoy viviera en Euzkadi, lucharía por su felicidad, hablaría euskera y estaría totalmente integrado en nuestro pueblo, a diferencia de otros, que, siendo hijos de aquí, tratan de llevar nuestros recursos a otra parte en detrimento de su propio lar y de sus propios hijos”, concluye firmando una vez más como Koldaritz, quien participó en la resistencia y defensa de la República contra el bando golpista en la toma de Donostia, Gabiria, Zumarraga, Legutio, Gorbeia, Amorebieta y Etxano, Lemoa o en Artxanda, continuando en Santander y en Asturias. Su fraternidad con aquel chino anidó en su ser para siempre hasta su fallecimiento en 2003.

De Chang, por su parte, se sabe que, tras ser capturado por los facciosos españoles junto al guipuzcoano en Trubia en octubre de 1937 en Mieres. Fueron internados en prisiones de Santander, pero separados. El marinero chino fue trasladado a campos de concentración en el antiguo monasterio de San Pedro de Cardeña, Belchite, Palencia y finalmente al de Miranda de Ebro. Estuvo preso seis años. Su amigo vasco, cuatro.  Los investigadores asiáticos creen que logró la libertad en Madrid y “después desapareció”. Sin embargo, Begoña una de las hijas de Luis Ariznabarreta, por las diferentes investigaciones que ha realizado tiene documentación que le envió el Archivo Militar de Ávila en 2021, en el que consta que fue puesto en libertad el 21 de septiembre de 1943 en Miranda de Ebro, siendo entregado a la representante de la Legación china Moncha Wei. La familia no tiene duda de que el cuerpo de Aking Chang está enterrado en París.

 

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