Despidos masivos en la industria de los videojuegos. ¿Qué está pasando?
JON VILLAFRUELA
2023 fue uno de los mejores años para la industria de los videojuegos. Tuvimos grandes entregas como “Spider-man 2”, “The Legend of Zelda” o “Super Mario”, consiguiendo así ser el año con más ventas de la historia, con hasta más de 183.900 millones de dólares. Esto está muy bien, hasta que vemos la otra cara de la moneda: más de 9.000 trabajadores han dejado sus puestos dentro de la industria, lo que implica 9 veces más que en 2022 (poco más de 1.000 trabajadores).
Para entender el por qué de esto, hay que remontarse a 2020. Debido a la pandemia, los videojuegos crecieron hasta ser el medio de entretenimiento más grande, por encima de la música y el cine juntos. Esto hizo que los inversores se interesaran por este mundo, haciendo así que las empresas más grandes compraran pequeños estudios para aumentar sus catálogos y ventas. Todo fue sobre ruedas hasta el año pasado, cuando los inversores vieron que no estaban generando mucho beneficio. Esto se debe a que, al contrario que en el cine, los videojuegos pueden tardar hasta más de 5 años en desarrollarse y publicarse. Esto ha hecho que, a la mayoría de las empresas, las apresuren, llegando a sacar a la venta juegos incompletos o cancelándolos directamente.
La decisión final que han tomado ha sido la de cerrar muchos de los estudios que compraron hace años. Por ejemplo, Microsoft, después de adquirir Activision Blizzard (69.000 millones de dólares), ha echado a más de 1.900 trabajadores, lo que supone un 8,6% del total de la empresa. Epic Games, conocida mayormente por su éxito “Fortnite”, ha tenido que despedir al 16% de sus empleados. Sony con PlayStation tampoco se libra, ya que ha tenido que hacer lo mismo con el 8% de su plantilla global, sin incluir el reciente cierre de su estudio en Londres.
Este año la cosa va a peor, ya se ha superado el récord de despidos otra vez y, si todo sigue igual, cada vez se van a ver menos juegos hechos con aprecio y muchos más con tan solo interés económico.