Para los grandes retos hacen falta enormes corazones

Mikel Garitaonandia

· El durangués Mikel Garitaonandia es entrenador del Zornotza Saskibaloi Taldea

A principios de la temporada más cruel de la historia del Zornotza Saskibaloi Taldea nos impusimos el reto más grande. Tras rozar el ascenso a LEB Oro con las yemas de los dedos, la mano se volvió negra para robarnos nuestra plaza en LEB Plata. Y en septiembre, con los ojos rojos, el alma rota y un equipo en liga EBA las cuatro mentes retorcidas que gestionan esto nos hicimos la misma pregunta. La única que nos cabía. ¿Ascendemos, no? Ascendamos pues.

Con las manos encallecidas, tiritas en el corazón y un bozal en la boca para no ladrar iniciamos un camino que finalizó el domingo 20 de mayo. No hemos conseguido el ascenso. Un puñado mísero de puntos nos alejaban, después de 35 partidos y sólo tres derrotas, de nuestro sitio.

Y otra vez las lágrimas. Un río de ellas en varias decenas de pares de ojos que creyeron en los cuatro locos que se hicieron en septiembre aquella loca pregunta. Y varios centenares de ojos más en Amorebieta-Etxano. Las de tristeza duraron poco y dejaron su lugar a las de orgullo. El orgullo por tener que conformarnos con ser GRANDES. El orgullo de una gente por ver a su equipo luchar y sentirse bien representados en la pista. El de un entrenador (éste que escribe) y su cuerpo técnico por sus jugadores que han dado lecciones tanto de juego como de respeto, de esfuerzo y de deportividad. De todos estos chicos por los primeros, por cómo se han sentido espoleados, empujados, felicitados y consolados. Y el de todos estos por nosotros mismos, por sentir la admiración de la gente de Menorca este año y por la de Valladolid, Granad… en años anteriores.

Y ahora toca descansar, llegados a este punto incluso la palabra más apropiada sea desintoxicar, hasta que llegue la próxima pregunta loca que esconda el siguiente gran reto para estos enormes corazones que, en mayo y con las flores, siempre acaban tiñéndose de verde.

Eskerrik asko, Zornotza ST!

Eskerrik asko, Mugalari, por ser altavoz.