«Cuando salimos de fiesta buscamos ser libres, sin miedo», por Estela Reyes
Estela Reyes
30 de abril. Decido salir a fiestas de Matiena. El tiempo no acompaña pero la compañía sí. Me apetece hablar con mi amiga, siempre hablamos de cosas muy interesantes, de la vida.
También hemos pensado en ir de concierto. Tocan Kaotiko. La verdad es que no les conozco mucho, pero me tararea una canción y recuerdo mi juventud… «Se fueeee, se fueeeee, se fueeeee para no volver….»
Ahora los bares a los que íbamos a bailar han cerrado. Entro en uno de ahora: hay poca gente y veo a un hombre gigante y contento o borracho, mi amiga lo esquiva, a mí me pone la mano en el hombro y me mira y quiere que baile con él. Creo que mi mirada le ha atravesado y mi sonrisa de mala leche va diciendo NO me apetece y entonces hace que se vaya. ¡Ojalá fuera todo tan fácil!
Tengo 37 años y voy con 5 capas de ropa y aún no me he quitado la chaqueta abrochada hasta arriba. Él tiene 40 y muchos, me olvido un momento y me emociono bailando canciones de los 90. He salido a eso, a bailar con mi amiga, pero sigo pensando en por qué ha pensado que quería bailar con él si no le he insinuado nada.
Veo los carteles de ‘No es ligar’ y varias opciones. ¿Qué está pasando? ¿Cuándo alguien ha decidido que salir de fiesta es ligar? Vamos a peor.
Entro en otro bar y la luz a oscuras, el baño con cola, unas chicas jóvenes bailando una canción con letra muy sexualizada, los chicos detrás de mí no bailan solo miran pero no les veo bien los ojos, no me gusta y nos vamos.
Me voy a otro bar, este con todas las luces, otras chicas jóvenes entran, cola del baño larguísima también, recuerdo que antes meábamos detrás de los coches o en cualquier callejón, aunque nunca solas. Recuerdo en fiestas de Bilbao cuando un chico me dijo, tranquila yo te tapo, no tenía miedo, ahora pienso en sí volveré a ir igual de confiada. Nunca.
Las chicas van con los tobillos al aire y chaqueta de cuero años 80, están guapísimas y maquilladas. Un grupo hombres de mi edad las desnuda con la mirada. Ellas no se dan cuenta y me siento mal. Soy madre: ¿Así mirarán a mi hija? ¿Y sí es mi hijo quien mira? Quiero decirles a ellas algo, y a ellos pero solo me quedo mirando. Sintiendo.
Vamos al concierto de Kaotiko y me sorprende ver a tanta gente joven. Cantan, saltan, otros miran, muchas botellas en el suelo y paraguas en el cielo, vemos la luna llena y pedimos un deseo. Ahora deja de llover y cantan la canción que me sé y veo a los chicos y a las chicas. No veo miradas sucias, veo compañerismo y me gusta, ojalá los jóvenes sigan amando la música y llenando plazas de conciertos con letras que lleguen dentro y que nos hagan sentir lo que somos, somos personas. Todas, todos.
Me fui a casa con miedo, pero aprendí que lo que todos buscamos cuando salimos a la calle, de fiesta, es sentirnos libres. Todos, todas.
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