Sobre la antigua estación del tren de Durango
Jon Irazabal
· El iurretarra Jon Irazabal Agirre es investigador de la sociedad de amigos Gerediaga Elkartea
He oído estos días en boca de técnicos (arquitectos principalmente) de Patrimonio que dictaminan hoy sobre un caserío, mañana una calzada medieval y pasado mañana una iglesia, y de políticos, aún con menos conocimientos en patrimonio, que la estación no tiene-tenía valor, que era un bodrio.
También he leído la opinión del Doctor en Historia contemporánea Juanjo Olaizola, impulsor, alma máter y director, desde 1982, del Museo Vasco del Ferrocarril sito en Azpeitia, y actualmente máximo conocedor de nuestro pasado ferroviario, desgranando los valores de la estación y su apuesta en pro de conservar el mismo.
Tras las lecturas me surge una gran duda:
¿Alguien en el ayuntamiento de Durango -políticos y técnicos- sabe quién es Juanjo Olaizola, autor de más de 34 libros entre ellos seis referentes al tren en Durango?
¿Por qué la administración no hace uso [gratis] de los conocimientos de un empleado suyo y toma en consideración la opinión de una persona con prestigio a nivel europeo en el mundo de la investigación ferroviaria y si a la de un técnico generalista?
¿Un técnico generalista no debería atender los casos rutinarios, y como en medicina derivar a especialistas cuando requieren análisis específicos?
Y no es cuestión de dinero… casi todos estos técnicos son empleados de la administración pública.
Y un dato más aportaré para la reflexión: ¿Saben ustedes que la antigua estación a derribar tiene-tenía 900 metros cuadrados de planta y que el plan tiene previsto en toda la zona construir una iglesia nueva, un equipamiento religioso, de mil metros cuadrados? Piénsenlo.