La capacidad de asombro
Sor Maria Olatz
· Monja clarisa zarauztarra afincada en Durango
En internet aparecen algunas definiciones que las transcribo:
1.- Ees una facultad innata al ser humano.
2.- Sin él no se llegará a ninguna parte y se estará dando palos de ciego, asumiendo como realidad lo que nos dicen, lo que nos trasmiten unos y otros relegándonos a un segundo plano.
3.- Es como la capacidad o la facultad de toda persona para sorprenderse de lo nuevo y así aprender de ello.
Estamos observando que muchas personas nos hemos adaptado a un entorno totalmente distinto con respecto a las expectativas que teníamos. Si no somos capaces de esa adaptación y de aprender de ello pasaremos lo que nos queda de vida añorando lo de antes, porque aseguraremos que todo lo de antes era mejor y todo lo de ahora es un desastre.
Los animales también son capaces de asombrarse, por lo menos controlan la situación para su propio beneficio. Lo vemos diariamente cómo se adaptan por ejemplo los perros y los gatos (animales domésticos) a las nuevas formas de vida y a las nuevas estructuras de las casas en donde viven dando y recibiendo cariño de las personas que han optado por vivir con ellos.
Yo de niña cuando era muy súper inocente contemplando el horizonte del mar sentía un deseo terrible de ir en una lancha remando con alguno más fuerte que yo, por supuesto, y poder tocar aquella línea recta que parecía que la habían trazado con un tiralíneas de los de tinta china, que estaba pegada al cielo azul; era toda mi ilusión. Hasta el asombro desaparece cuando aprendes más cosas.
También quería estar en una nube tocando felizmente el blanco algodón. Esto lo veía del balcón de mi casa mirando a Pagoeta cuando las nubes tapaban la cresta y la cruz del monte. En algunas ocasiones que teníamos salidas mañaneras a distintos montes me tocó andar entre la niebla y con poca visibilidad. Entonces aprendí, porque me explicaron, que estaba dentro de la nube.
Ahora me doy cuenta de que el asombro se da más en los niños y les ayuda a aprender porque los niños preguntan, imitan, reflexionan, observan, contemplan, etc. A veces cuando tienes un alumno/a que hace mil preguntas o que todo se cuestiona, a lo mejor te cansa porque quieres seguir adelante con el tema, pero una es consciente de que esa persona quiere aprender, no quiere quedarse con dudas y en el fondo piensas que llegará lejos si tiene suerte; por eso conviene no dejar a los niños con dudas para que vayan aprendiendo.
Así observamos la capacidad de asombro del niño por todo, todo le llama la atención, le resulta fascinante, es el modo de aprendizaje. A medida que vamos creciendo, haciéndonos mayores, vamos perdiendo dicha capacidad. Pienso que lo bueno es no perderla, sino todo lo contrario desarrollarla. Decía Rousseau, filósofo y pedagogo, que el hombre es bueno por naturaleza, que nace bueno si aprende cosas no correctas es debido a la evolución natural que recibe en contacto con la sociedad las personas le van enseñando a no ser tan bueno…
Dice el Nobel de Física F. Wilczek que debemos adquirir cada vez más conocimiento y esto lo haremos con mirar la naturaleza, fijarnos, observar, contemplar los fenómenos que tenemos delante, mantener la atención siempre despierta, porque es seguro que nos encontraremos con sorpresas.
Todo nos invita a estar despiertos para dar respuesta a tantas preguntas que nos hacemos ante lo que observamos. Para ello necesitamos tener capacidad de asombro para ir resolviendo correctamente y poniendo todas nuestras posibilidades de aprendizaje en función de lo que nos pide la sociedad globalizada de hoy.
La grandeza del cosmos nos puede inspirar a potenciar la dimensión espiritual, a desarrollar una gran emoción como cuando eres muy joven y no te duele el cuello por mucho que estés contemplando las estrellas en la playa. Esa contemplación te va llevando sin darte cuenta a momentos de sorpresa y de interrogación –“esa es la Vía Láctea y aquella la Osa Mayor, Casiopea, la estrella Polar…” y sin querer tu interior se dinamiza. También desde el arte, la literatura, la música, las matemáticas y tantas otras disciplinas y situaciones que las tenemos delante solo las tenemos que observar.
Una de las varias veces que he ido al Museo Guggenheim, debió ser la primera vez entonces, vi un cuadro de Picasso que me hizo sentir gran emoción, se me ocurrió decírselo a Sor Purita y cuando esta cuenta anécdotas dice que Olatz lloró de la emoción de ver un Picasso auténtico (en 6º de bachiller tuve que hacer un trabajo de este pintor y parece que le cogí simpatía y admiración).
Estoy muy de acuerdo con F. Wilczek porque en mi vida he disfrutado muchísimo impartiendo Matemáticas principalmente. Cantaba en la Coral de Zarautz y me emocionaba con las melodías de Guridi, Ave Verum de Mozart, y sobre todo con la Pasión según San Mateo de J. S. Bach. Era un fragmento y una letra que me llegaban muy dentro, por lo menos a mí.
Podemos seguir diciendo que asombro e ignorancia son como dos caras de la misma moneda. El asombro sería la puerta al conocimiento, además hoy en día ¿qué hacemos sin “aprender a aprender” como nos decía un profesor de la Universidad. Como dije en otra ocasión, es muy importante desarrollar todas nuestras capacidades. Nuestro conocimiento se va ampliando continuamente, sin darnos prácticamente cuenta. La persona que se siente realizada, es una persona útil y por lo tanto vive más feliz y en estos tiempos que corren tiene muchas más posibilidades de supervivencia.
Vivir la vida en plenitud es vivir asombrándonos. El asombro nos lleva a gustar de todo lo que está a nuestro alrededor, de todo lo que acontece. Significa que vivimos viendo, escuchando, despiertos y no envueltos únicamente en nuestros pensamientos que muchas veces no los vemos realizados por nuestro despiste.
Maravillarnos por todo lo pequeño, lo sencillo, la sonrisa de un niño, de un anciano, el intenso color de una pequeña flor, la transparencia de una gota de agua sobre un pétalo de rosa, la música, el arte, sencillos poemas… la luz del día, los ruidos cuando caminamos, los rostros de las personas con las que nos cruzamos, donde podemos percibir alegría, tristeza, incertidumbres… Asombrarnos por el misterio de la vida.
Una vida que se alimenta desde el asombro es una vida rica, llena de sorpresas algunas negativas, pero somos capaces de encontrar la forma de darle la vuelta a la situación no tan buena y convertirla en positiva porque nos hemos convertido en personas creativas y todo lo que hacemos es de forma tan positiva y tan llena de riqueza admiración y concentración que es difícil que nos salga mal.
Y si además regalamos al que vemos un poco triste una sonrisa amable le podemos hacer feliz para todo el día porque hemos hecho que se sienta alguien importante, todos estamos necesitados de ver caras agradables, sonrientes, amables, simpáticas, agradecidas, llenas de armonía, cariñosas y no son ñoñerías porque personas que viven así difícilmente tendrán estrés ni depresión.
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