¿Hay que derribar la estación del tren como en el siglo XIX el Ayuntamiento de Durango quiso demoler el arco de Santa Ana y el pórtico de Santa María?
Mugalari
· Una recogida de firmas echó al traste en 1881 la decisión apoyada por el arquitecto municipal, Kasto Zabala
Los ayuntamientos en ocasiones se equivocan con sus decisiones. Hay un debate en Durango y la patata caliente en el tejado del casa consistorial y, sobre todo, en el de ETS (Euskal Trenbide Sarea), es decir, el Gobierno vasco. ¿Se debe derribar la histórica estación del tren de Durango? Aquella sobre la que escribió el literato Joseba Sarrionandia en Estazioko Begiradak, la que fue origen de tantos viajes, de vidas cruzadas, «lugar de acopio de piedras para enfrentarse a los grises en los 70» -rememoran otros-, así como «lugar de espiritismo y drogas en los 80», y vestigios -recuerden- supervivientes del bombardeo fascista de la tarde del 31 de marzo de 1937 que arrasó con parte de este lugar.
Los ayuntamientos en ocasiones se equivocan con sus decisiones. Echemos la vista atrás, al siglo XIX. ¿Sabías tú que lees esto que el pórtico de Santa María –Andra Mariako Elexpea, en su toponimia correcta en euskara-, catalogado como monumento artístico en la actualidad, estuvo en peligro de desaparecer en el año 1881? Y no solo solo él, marca identitaria del Durango y orgullo de su ciudadanía a día de hoy, también el arco de Santa Ana, rehabilitado por el Ayuntamiento de la villa semanas atrás.
Siguiendo la moda de alineación de calles de la época, el arquitecto del Ayuntamiento de Durango, Kasto Zabala, utilizó la siguiente argumentación con el fin de demolerlo. Sorpréndase: «El calificativo de monumento en el orden artístico es impropio, pues tanto el estilo como la construcción no representan ni a la belleza ni a la solidez necesaria a esta clase de recintos».
Volvamos al siglo XXI. Más de mil firmas han pedido tanto a ETS como al Ayuntamiento -institución en la que los grupos políticos Herriaren Eskubidea y EH Bildu mantienen su postura de que la estación no se derribe- que cesen en su voluntad férrea de acabar con ella. Debe saber el pueblo de Durango, el Ayuntamiento y ETS que dos siglos atrás también se recogieron firmas que, en aquel caso, echaron al traste la intención del citado arquitecto de demoler el Arco de Santa Ana y el pórtico de Santa María.