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Un tren de la expedición vasca a Asturias comandada por Saseta partió de Durango

Iban Gorriti

Tras las derrotas republicanas en Bilbao y en Santander, el territorio leal a la República en la costa Cantábrica, popularmente denominado Frente del Norte por ambos bandos, quedó reducido a un enclave constituido por la casi totalidad de Asturias, a excepción de Oviedo y el corredor terrestre que conectaba esta ciudad con Galicia, territorio en poder de los militares golpistas desde octubre de 1936.

Retrato de Saseta coloreado con un un mapa dibujado a mano en la época. GOBIERNO PROVISIONAL DE EUZKADI

Es lo que se denominó ofensiva de Asturias, el ataque ejecutado en septiembre de 1937 contra el reducto republicano. En inferioridad numérica y atrapadas en una zona de reducida extensión, aunque de agrestes montañas, las fuerzas del Ejército Popular no pudieron resistir por mucho tiempo el avance franquista que disponía de mayores medios de combate en cuanto a artillería y aviación.

Aunque algunas fuentes documentales omiten la presencia y solidaridad vasca en aquella resistencia, se debe recordar que, tras un acuerdo con el Gobierno Republicano, el Gobierno Vasco trasladó a Asturias dos brigadas para avanzar sobre Oviedo.

Candido Saseta dirigía la expedición de la Segunda Brigada formada por los batallones vascos: Amayur, Eusko Indarra, Ariztimuño y Prieto. Pocas semanas antes, concretamente el 9 de febrero de 1937, por orden de la Presidencia del Gobierno Vasco, este militar de Hondarribia fue ascendido a comandante con 32 años de edad.

El Gobierno vasco conservó en el exilio de París una carpeta con mucha información sobre este apoyo a la República. Entre esos telegramas, cartas y otro tipo de notificaciones de radio pasadas a máquina de escribir o algún mapa hecho con bolígrafo, se detalla la orden particular para las fuerzas expedicionarias de Asturias. Todo ello se llevó a cabo en Igorre (Bizkaia) as las 12.00 horas del día 12 de febrero de 1937. Saseta moriría solo once días más tarde en primera línea de fuego, en el ya conocido como el Pradón de los vascos, por ser una fosa situadad en Las Regueras, Areces.

En esos documentos que cuentan con el membrete del Ejército del Norte, jefatura del Cuerpo del Ejército de Euzkadi, el jefe de operaciones vasco informa cuáles serán las brigadas y otras secciones que completen la expedición. El legajo categoriza que la División Vasca tendrá como mando máximo al Comandante de Infantería Vallejo y, a continuación, enumera la organización compuesta por dos brigadas, artillería, morteros, ametralladoras y transmisiones.

La primera brigada se constituyó con los batallones Rusia, Perezagua, CNT nº3. Las tres unidades estaría al mando del -en ese momento- teniente de Asalto Rehola. La segunda, encabezada por Saseta, tenía bajo su autoridad a los batallones Amayur, ANV nº2 y UGT nº2. Artillería contaría con dos baterías de 7,5 de montaña y una sección de dos cañones de 12,7.

El documento –inédito hasta la fecha- también contempla dos secciones de morteros de 81m/m. Las Ametralladoras de posición estaría al cargo de la primera compañía del batallón Ariztimuño. Transmisiones, sería una compañía mixta.

El jefe de operaciones del cuerpo del Ejército de Euzkadi pone, además, en conocimiento del Consejero de Defensa y al General encargado del Ejército del Norte que los jefes de las dos Brigadas de Infantería constituirían sus Planas Mayores con personal de los batallones de las suyas respectivas y el ajeno a las mismas que juzgaran convenientes, dando nueva cuenta a la jefatura del designado. Asimismo, que los jefes de las Brigadas y sus Planas Mayores se incorporarían con la mayor urgencia a Gijón.

El cuadro de transportes por ferrocarril de las unidades que iban a partir a Asturias tuvieron dos estaciones de embarque, según estos documentos que aún no han visto la luz: la mayoría saldría de Basurto y una desde la estación del ferrocarril de Durango. Esta última tendría como destino el día 13 de febrero de 1937 la ciudad de Santander y sería el regimiento de artillería, con dos baterías de montaña 7,5 y dos piezas 12,7 centímetros. La hora la fijaría Obras Públicas.

El primer batallón de la expedición vasca a Asturias fue el Perezagua el día 11 con 610 hombres. Saldría de Basurto a las 17.00 horas y llegaría a las cinco de la mañana del día siguiente a Noreña. El Rusia partió también en la misma jornada, pero en horario nocturno y con llegada a Llanes. El día 12 fue el turno de la compañía de ametralladoras del batallón Ariztimuño, las secciones de morteros y la de transmisiones hacia Santander. Horas más tarde el ANV 2, primero, y el Amayur, después. El día 13, los citados de Durango y desde Basurto, primero el CNT 3 y, a continuación, el UGT 2.

Una vez ubicados en Asturias llegó el cuerpo a cuerpo ante los facciosos y los partes de guerra con membrete del Gobierno Provisional de Euzkadi muestra curiosidades del fragor de la batalla. El comandante madrileño Francisco Ciutat saluda al lehendakari Aguirre y le comunica lo siguiente ante un enemigo multiplicado: “Tuve el honor de recibir la primera herida de esta batalla, simplemente un rasguño simbólico que no tiene otro valor que el anecdótico de lugar y tiempo”. En otro parte de la sección de radio, comunican que han dejado “60 moros muertos” en un campo.

El día 22 de febrero, el comandante Saseta, horas antes de morir asesinado por los franquistas informa de que “la situación es crítica”. En sus últimas comunicaciones el día 22, el militar “pregunta nuevamente por qué no se han movido los batallones. Que hay que salir, atacar, que se está haciendo demasiado lentamente”, enfatiza por la sección de radio de los batallones de las milicias vascas guipuzcoanas de la columna expedicionaria al frente de Asturias. Eran las 12.05 del mediodía. El Amayur comunica que el Euzko Indarra “se ha movido” y que esperan que lo haga el Prieto. Saseta lamenta que no se cumplen las órdenes que él da. “Está muy descontento”, a las 12.10. Por ello, se fue a otras posiciones y volvió ya de noche.

El fatídico día 23, comienza con ataques del Amayur. “Atacamos al enemigo sin consecuencias”. Los ataques son “durísimos” en Areces. A las 13.45 el comandante Lazkano “está visiblemente muy preocupado sobre la situación de Saseta”. Eusko Indarra no puede llegar al pueblo de Areces y confirma que el Amayur “ha recibido la orden de replegarse”.

Poco después, llega la calificada como “increíble” noticia de que “nuestro jefe, el comandante Saseta ha muerto luchando contra el enemigo. Nos faltan detalles, pero la noticia es oficial”. El Amayur recibe la orden de encontrarse con el Euzko Indarra y se juntan en Bercio bajo la orden de Lazkano”. “No hubo más comunicación”.

Como ya informó DEIA de forma inédita, un parte de guerra comunicó a presidencia cómo un enlace del batallón Eusko Indarra, de ANV, erróneamente “apellidado Lartitegi Arrazola” –no aporta el nombre, encontró en el fragor de la lucha a Saseta tendido en el suelo con una herida sangrante cerca del oído y, “asegurado de que era cadáver”, el compañero le tomó su pistola y se retiró a Premoñu, nombre hoy oficial de Premoño. Ni rastro en las comunicaciones de que el guipuzcoano gritara al morir Gora Euzkadi askatuta, como se ha narrado en alguna ocasión de forma épica.

Los documentos oficiales testimonian que segundos antes, mientras Saseta caía herido de bala le dijo al gudari Lartitegi –que realmente se apellidaba Latiegi, gracias a una investigación de Eduardo Renobales- en euskara “soatz”, en referencia al término “zoaz”: “Vete”. Ocurrió el 23 de febrero de 1937 y en plena retirada, cuando solo quedaban en aquellas eras –conocidas ya como El pradón de los vascos– aquel soldado y el malogrado guipuzcoano. El 12 de diciembre de 2024 se cumplirán 120 años del nacimiento de quien murió un 23F.

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