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80 años del paso del elorriano Alejandro Goicoechea al bando faccioso

I. Gorriti

El lunes 27 de febrero se cumplirán 80 años del paso de Alejandro Goicoechea Omar del bando republicano al sublevado contra la legítima Segunda República, en días de Guerra civil. El nacido en Elorrio y más adelante inventor del tren Talgo, ya tenía pactado con los golpistas su llegada ese día a las posiciones de la IV Brigada de Navarra.

Retrato de Alejandro Goicoechea

Alejandro Goicoechea Omar. · PHOTO · Ministerio de España

Según tiene constancia un investigador vizcaino, la traición se llevó a cabo de noche en Ventabarri -grafía de la época- en el puerto de Arlaban, entre las provincias limítrofes de Araba, Gipuzkoa, anejas a Bizkaia. Junto a él dieron el paso otras personas. Una de ellas fue el también natural de Elorrio Jaime Unceta, hijo del Marqués de Casa Jara.

Goicoechea llevó consigo los planos del Cinturón de Hierro, sistema de fortificación de resistencia ante el avance de los militares golpistas y sus aliados. Este sistema de trincheras, abrigos, nidos de ametralladoras de hormigón y otras fortificaciones -nunca búnkeres o túneles, que es terminología de la Segunda Guerra Mundial- fue  diseñada por el comandante Alberto Montaud y Noguerol. Lo llevaron del papel al terreno los capitanes Alejandro Goicoechea y Pablo Murga -fusilado-. Cuando estos dos últimos faltaron, se hizo cargo de él Vicente Aguirre, ingeniero de caminos de la Diputación de Bizkaia.

Como curiosidad, el Gobierno Provisional de Euzkadi le concedió a Goicoechea ese mismo día el grado de capitán que había alcanzado en el Ejército español y que el vizcaino había abandonado en Madrid para trabajar en el ferrocarril La Robla en Balmaseda. Un año después, el bando faccioso también lo hizo. Casi cuatro meses después del aquel 27 de febrero los golpistas y sus aliados ocuparon la villa de Bilbao el 19 de junio de 1937.

Sello Goicoechea

Sello de España. · PHOTO · Correos

· Estudios · Alejandro Goicoechea Omar nació en Elorrio el 23 de marzo de 1895 y falleció el 30 de enero de 1984 en Madrid. Cursó estudios de bachillerato en el colegio de los padres jesuitas de Orduña. Este hijo de un farmacéutico vizcaino ingresó en la Escuela de Ingenieros del Ejército, en Guadalajara. Al terminar los estudios, con el rango de teniente, fue destinado al regimiento de ferrocarriles de Madrid.

A los 25 años de edad se apartó del Ejército con el grado de capitán e ingresó en la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla a Balmaseda, donde trabajó durante dos décadas. En la villa vizcaina estuvo a punto de ser concejal por el Partido Monárquico en las elecciones del 12 de abril de 1931. El Ayuntamiento de Balmaseda han cotejado la información a Mugalari y confirman que en las actas municipales no hay constancia de su presencia. Goicoechea abandonó este municipio para residir en Bilbao tras las siguientes elecciones en las que ya no participó.

Llegó la Guerra civil y tras trabajar en el Cinturón de Hierro se pasó al bando golpista el 27 de febrero de 1937. Un año después, Goicoechea presentó sus teorías en el Congreso de Ciencias de Santander de 1938. Más adelante desarrolló sus investigaciones en Madrid, con la ayuda financiera de José Luis Oriol, con quién fundó en 1942 la compañía Patentes Talgo S.A. Este modelo de tren nunca circuló por Euskadi.

· Otro giro de 180 grados · Goicoechea volvió a dar un giro de 180 grados y se desvinculó de la compañía, antes incluso de que se produjera la inauguración oficial de la primera unidad de aquel tren construido en Estados Unidos. Realizó su primer recorrido el 14 de julio de 1950 a lo largo de la línea Madrid-Hendaia. Fue presentado como «el más alto exponente de la tecnología española».

Otros proyectos del elorriano no vieron la luz: ejemplo de un Tren Vertebrado de Gran Canaria o un plan que cruzara el estrecho de Gibraltar. En una entrevista concedida a RTVE Alejandro Goicoechea se autodefinía pocos años antes de morir en la capital española como «enemigo de la guerras» y como persona que no se dejaba mandar.

Otra curiosidad sobre el Talgo que inventó es que hubo un intento en Euskadi de construir uno de vía métrica, según informa Juanjo Olaizola, del Museo de Ferrocarril Vasco. Su origen se remonta a los propios inicios de esta propuesta tecnológica, cuando todavía se estaban efectuando en la red de Renfe las pruebas con el primer prototipo, el denominado Talgo I. «Fue en el otoño de 1943 cuando los responsables de la recientemente constituida Patentes Talgo S.A .contactaron con los responsables de la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados para proponer la explotación de sus trenes en la importante línea de vía métrica de Bilbao a Donostia».

El proyectó acabó abandonado y, como matiza Olaizola, «pese a los años transcurridos, jamás ha circulado un tren Talgo sobre vías de ancho métrico».

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