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Como hombre me avergüenzo de mi género y pido disculpas

 

Jon Basaguren

Jon Basaguren 

· Jon Basaguren es psicólogo

Hoy se celebra el día de NO a la violencia hacia las mujeres. Es una jornada de reflexión sobre un tema que con el tiempo -seguro que nuestros abuelos y abuelas este tema ni se lo planteaban- va recibiendo más calado social.

Aun así, en esta era del postureo, temo que muchas veces se quede solo en la imagen de una sociedad en la que todos somos “antimachistas”. Porque a pesar de que el debate está en la calle y muchas personas alardean de estar a favor de la igualdad, está demostrado que cada vez hay más casos de agresiones entre la juventud.

Partiendo de que el machismo, racismo, xenofobia son actitudes y perjuicios aprendidos, ¿cómo puede ser que en una sociedad “antimachista”, se den más casos entre jóvenes? ¿Qué valores transmitimos? Y si todo lo que se aprende se puede desaprender, ya es hora de desaprender y de concienciar a la nuevas generaciones que somos una raza: la raza humana y que debe prevaler la igualdad entre todas las personas.

Este año, ha sido otro año más en el que las agresiones hacia mujeres a manos de hombres ha sido alto. Y una vez más, mi género me ha dejado en vergüenza, teniendo que pedir disculpas a todas esas mujeres que en fiestas, en el trabajo, en pareja, en la calle, en casa… han sido agredidas por hombres.

Y no solo eso, siento vergüenza de mi género, porque aun no siendo actores principales, tras enterarnos de diferentes agresiones, enseguida tendemos a defendernos. Argumentos que me llaman la atención al salir de personas de mi generación y mas jóvenes -a una persona de 80 años ya se le disculpa todo-. Como por ejemplo, tras casos publicados en medios de comunicación y con repercusión social muchos de los comentarios que oían: “ Ya por cualquier cosa te pueden denunciar”, “ahora son unas guarras, mean en la calle”, “pronto ni se les va a poder mirar”, “ denuncias falsas”, ”seguro que hay hombres maltratados”, “feminazis”, “ahora hay más que antes”, “se están pasando”, “antes hacías y no pasaba nada”, “qué hace yendo sola a casa”, “yo a mi novia no le dejo”… y un sinfín de argumentos que las personas defienden férreamente como si fueran verdades absolutas.

Por supuesto todo va camuflado por un postureo alardeando de  “yo no soy machista, pero…» Y todo esto me avergüenza. Porque, bajo mi punto de vista, sin darnos cuenta somos parte de ese porcentaje de uno de cada cuatro europeos justifica la agresión en algunas situaciones. “Seguro que le calentó”, “era una provocadora”, “iba enseñando”, “ella tonteó”, “es mía”… y miles de mensajes más que se transmiten a nuevas generaciones, que ven cómo sus mayores dicen una cosa, pero practican otra. Como cuando un padre le dice a un hijo con la copa de vino en la mano “beber es malo”.

Poco se habla del papel otorgado del machismo a nuestra figura masculina.  El macho alfa, que todo se lo tiene que follar; el que nunca llora; el dominante; que debe defender y proteger al otro género; tener trabajo;… De esto los hombres hablamos poco. Nos centramos más en la lucha de poder y en degradar al género femenino como si esto fuera una guerra. Y, yo me pregunto: ¿Qué beneficio nos supone a nosotros el machismo?  Nada bueno.

Por último, quiero reivindicarme y dar una opinión que puede suscitar diferencias de opinión. Pero, ¡vale ya de esconder al agresor! Porque, si me da vergüenza mi género cuando agrede quiero que se identifiquen a las personas que me han dejado en ridículo. Vale de anonimatos en medios de comunicación, de iniciales, de caras difuminadas.

Si agredes a una mujer todos sabremos que lo has hecho. Quién eres y te señalaremos, porque nos avergüenzas.  Y sé que esto puede crear ampollas por el tema de anonimato, familia,… Pero hasta ahora se ha hecho al revés, victimizando a las mujeres, justificando agresiones, e incluso señalándolas a ellas, siguen siendo ellas las que llevan guardaespaldas.

Terminaré diciendo que he de reconocer que soy machista, racista e incluso xenófobo y que lo peor de todo me avergüenzo de mi género. Todas las mañanas, tengo que proponerme a mí mismo, trabajar por olvidar todos estos perjuicios aprendidos y que han calado en mi inconsciente. Tengo un objetivo por el que pelear, es conseguir la igualdad entre géneros y razas y deshacerme de todos esos roles que nos impone el machismo y la sociedad del miedo  que me avergüenzan.

Quiero proponer a todas esas personas que dicen “yo no soy machista, pero…”, “yo no soy racista, pero…” “yo no soy xenófobo, pero…”, “yo creo en la igualdad, pero…”, que dejen los “peros» a un lado. Que basta ya de postureo, que hagamos un ejercicio de autocritica y que nos unamos a los “machistas”, “racistas”, «xenófobos” que queremos trabajar por un mundo mejor y más igualitario donde lo importante sea la raza humana. Y sobre todo, no hay ningún ‘pero’ que justifique una agresión.

Yo soy feminista.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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