Brexit · El cigarrillo euroescéptico
Amaia Santana
Basado en hechos reales
Mánchester, afueras de una archieconocida cadena de comida rápida y grasienta. Son las dos de la mañana del ‘Independence Day’ británico y las conversaciones espontáneas comienzan, como es habitual a estas horas, en torno a un cigarrillo prestado. Es joven, tiene la camiseta rasgada y parece sin rumbo. Con la excusa del cigarrillo, nos pregunta qué es lo que va a pasar ahora. No es necesario ni nombrar el temido concepto, Brexit. Pese a su flamante ebriedad, hace gala de una exquisita politeness inglesa, “perdón que os interrumpa”, “¿os importa si os pregunto de dónde sois?”, etc. Galicia y País Vasco, respectivamente. Asiente. “¿Y qué habéis votados vosotros?”. Ejem. “Esto ha sido cosa vuestra, nosotros no podíamos votar”, explicamos al pobre diablo. “Ah”. Una pausa. “Yo no he votado”. Well done, mate, you know that we ALL are fucked up now, right?
Su turbia mirada transmite cierto arrepentimiento, mezclado con un halo impracticable de ¿inocente? ignorancia. La apatía nos va a salir más cara que todas las pintas que llevamos ya entre pecho y camisa rasgada. “¿Y ahora que os va a pasar a vosotros?”, se interesa. “NOS va a pasar. Nos va a afectar a TODOS. ¿Sabes que la libra está por los suelos?”. “Los viejos nos han jodido”. “No ha sido un voto racional”. El pobre diablo despierta de su anestesia ebria y coincide exaltado: “¡Exacto! ¡No ha sido un voto racional!”. Empieza a atar cabos. “¿Habrá un segundo referéndum?”. “No lo sabemos… No lo creemos… Pero, por favor, si lo hubiera… VOTA”.
En ese momento, me mira semicompungido y me pregunta si me puede abrazar. No sé si llorar con él o enternecerme. Go ahead, mate, embrace the chaos.
*Amaia Santana (Santurtzi, 1984) es periodista