Y habrá un sonido semejante a las tonterías que disparan las trompetas de niños
Anisia Serendipia
Observo y Experimento, exposición de Alberto Palomera en el Museo de Arte e Historia de Durango. Hasta el 29 de mayo.
MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_La cabeza se puede llenar de muchas cosas: árboles imaginados, estrellas marinas, palacios, campos de futbol, trenes exóticos, países enemigos a los que somos enviados como espías para cumplir una misión difícil… Darwin la de solucionar el misterio entre la orquídea estrella de Madagascar y su supuesto polinizador, la polilla lengualarga. Alberto la de volver a la infancia. Mi objetivo en la vida es volver a la infancia. Y le quiero contar lo que dijo mi poeta Raúl Gonzalez Tuñón, aunque resulta evidente que lo sabe: que en cada acto adulto la infancia nos vigila. Que el niño es el primer surrealista.
Porque el niño conserva todos los libres bríos
de la invención, baraja sus monstruos increíbles
y sus enloquecidos ángeles.
La bárbara inocencia sin prejuicios de la primera pureza
y el espléndido caos, el delirio de la razón, la fantasía.
El niño es el primer surrealista y un gabinete de maravillas. Y que además es difícil encontrar mejor compañía.
Darwin, para cumplir su misión difícil, apuntaba en la dirección de lo que hoy denominan coevolución: que a través de un proceso de evolución una especie respondía a los cambios en la otra. Se podría decir que aprendieron a ser pareja. Alberto nos ofrece Soluciones imaginarias, esas que estudiaba la patafísica. Donde militaban nuestros amigos Boris Vian, Jean Genet, Jacques Prévert, Ionesco …
Era el poeta Luis García Montero en su libro LeCCioNEs De PoEsíA PaRa NiÑoS InQUieToS quien decía que la cabeza se puede llenar de muchas cosas pero que hay que seguir ciertos consejos. Uno de los más importantes es aprender a mirar: porque la poesía siempre nace de una mirada y un poema es una forma especial de ver el mundo. Vale para la pintura. Porque miramos y no vemos, decía el profesor Pranznover en una velada de Cabaret Voltaire, aquel espacio de variedades que era el programa de Etb El club de los sentidos, donde Alberto Palomera, emulando al falso siquiatra del cuadro de El Bosco “Maestro, quítame pronto esta piedra [de la locura], mi nombre es Lubbert Das”, con su embudo en la cabeza pintaba en un cuadro la magia que captaba, la que transmitía el devenir del programa. Atrapar la magia. Y he pensado en el pobre arrancacorazones, aquel psiquiatra de la novela de Boris Vian que buscaba clientes de los que aprender y asimilar sentimientos dada su imposibilidad de poseerlos. De aprehender su magia. Eso que extrae Bosco, porque el falso doctor no saca la piedra de la locura sino una flor, un tulipán de lago. Un crocus, el de Hugo Ball. O una orquídea o un nenúfar, como aquel que Vian puso a Chloé en la maravillosa espuma de los días. Pide culto a los sentidos el profesor. Primero al de la vista: miras mucho y no ves nada.
Observo y Experimento
Mi objetivo en la vida es volver a la infancia; que las obras de arte sean objetos encantados… me atrevo a hacer un cadáver exquisito con los textos de su catálogo
“La fecundación de la orquídea de Darwin
observo: captación de datos.
Estrella de Madagascar
has venido a verme
como tantas veces has venido
-caprichos patafisicos-
Observo
búsqueda y captación de datos “in nature”: Aristóteles fue el primero.
Observo y experimento
Llega un grillo cantando, es Jacques prevert, uno de mis poetas y recuerdo su Canción para dos caracoles que van a un entierro, al entierro de una hoja seca.
Buen viaje
(todos estamos) en la batalla. Quedó atrás la edad de piedra.
Primer acto: que las obras de arte sean objetos encantados”
Podría firmarlo Albër D’Arbbin, Franznover, André Bretón o Tristán Tzara. O Anisia Serendipia, con pluma del pájaro, en el ángulo de un cuadro.
El poema se parecerá a usted decían los dadaístas. Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo.
Somos una conversación, dice García Montero, porque todo depende de las costumbres, nos vamos educando según lo que vemos, según lo que hablamos por el camino, con los demás y con el mundo que nos rodea. Como los antiguos naturalistas, como Alberto. Imaginar significa hacernos responsables de la realidad, corregirla, entretenernos con ella, sacarle partido a los ojos del pensamiento. El pensamiento también tiene ojos, y cuando aprendemos a mirar con ellos empezamos a ver las cosas que solo viven en las ciudades de la imaginación.
_Pero en tus ojos entreabiertos han quedado dos pequeñas olas, demonios y maravillas, vientos y mareas. Dos pequeñas olas para ahogarme_Dice el artista que “Observo y Experimento” es un homenaje a los libros, al conocimiento, a los viajeros y naturalistas de miradas abiertas y está construida y pintada con el método patafísico.
¿Qué nos propone entonces? Eso, que las obras de arte sean objetos encantados.
El embudo del revés que luce el profesor Franznover me ha recordado el poema del poeta alemán citado arriba, que declamaba poesía dadaísta con un enorme sombrero cilíndrico que despedía destellos dorados en el Cabaret Voltaire de Zúrich justo hace un siglo, en 1916. Como para dar una paseo con el, por ese cuarto de curiosidades que nos muestra Alberto Palomera en el Museo de Durango:
Entre mis párpados avanza un carrito de niño.
Entre mis párpados va un hombre con un caniche.
Un grupo de árboles se torna un fajo de serpientes y silba por el cielo.
Una piedra sostiene una charla. Árboles en fuego verde. Islas flotantes.
Temblor y tintineo de conchas y cabeza de pescado como en el fondo del mar.
Mis piernas se extienden hasta el horizonte. Cruje una carroza
Muy a lo lejos. Mis botas sobresalen por encima el horizonte como torres
De una ciudad que se hunde. Soy el gigante Goliat. Queso de cabra digiero.
Soy un ternerito de mamut. Me olfatean los verdes erizos de pasto.
La hierba tiende sables y puentes y arcoíris verdes sobre mi barriga.
Mis orejas son conchas gigantes rosadas, bien abiertas. Mi cuerpo se hincha
Con los ruidos que quedaron presos adentro.
Escucho los balidos
Del inmenso Pan. Escucho la música bermeja del sol. Él permanece arriba
A la izquierda. Bermellón caen sus rasgones hacia la noche del mundo.
Cuando desciende aplasta la ciudad y las torres de la iglesia
Y todos los jardines colmados de crocus y jacintos, y habrá un sonido semejante
a las tonterías que disparan las trompetas de niños.
Pero hay en el aire un ventarrón de púrpura, yema de amarillo
y verde botella. Bamboleos, que un puño naranja aferra en largos hilos,
y un cantar de cuellos de ave que retozan por las ramas.
Un andamiaje muy tierno de banderas infantiles.
Mañana el sol será cargado en un vehículo de ruedas enormes
Y conducido a la galería de arte Caspari. Un negro cabeza de toro
Con la nuca abultada, nariz chata y paso amplio, llevará cincuenta
Asnos blancos y chispeantes, que tiran del carro en la construcción de las pirámides.
Se agolparán muchos países de colores sanguíneos.
Nanas y nodrizas,
Enfermos en ascensores, una grulla con zancos, dos bailarinas de San Vito.
Un señor con corbata de moño de seda y un guardia de rojos olores.
No puedo sostenerme: estoy lleno de dicha. Los marcos de las ventanas
Revientan. Cuelga una niñera de una ventana hasta el ombligo.
No puedo ayudarme: los domos se revientan con fugas de los órganos. Quiero
crear un nuevo sol. Quiero chocar los dos uno con otro
cual cimbales y alcanzarle la mano a mi dama. Nos esfumaremos
en una litera violeta sobre los techos de nuestra ciudad solamarilla
cual pantallas de papel de seda en la ventisca.
De título EL SOL.
No se la pueden perder. Y lleven a los niños. A mí me ha hecho feliz oír cantar al pájaro.
Quedo atrás la edad de piedra. Hay magia, y es de todos.
y a otro le parecerá otra cosa.
- AnisiaSerendipia (Elorrio, 1962) es licenciada en Filología Hispánica, documentalista y atesora estudios de Comisariado y Coordinación de Exposiciones. Es autora del blog del que toma su nombre:
http://serendip-anisia.blogspot.com.es/