Grandes misterios veo y extraños
Anisia Serendipia
Antropía, exposición de Urtzi Canto en el Museo de Arte e Historia de Durango. Hasta el 1 de Mayo de 2016.
Antropía_Sería algo así como una capacidad de las personas de combatir la entropía. Una especie de juego de palabras formada por las voces entropía: medida de desorden de un sistema; y ántropos: hombre. En la idea de que todo el universo se ha conjugado no por azar, sino por un necesario impulso vital destinado a dar a luz a la raza humana, en la creencia de que el hombre es el encargado de revertir todo proceso de desorden y de destrucción que surja en el universo.
Se dice que el arte, en sus diversas manifestaciones, constituye la actividad con que el ser humano se opone más “energéticamente” a la entropía. A pesar de que se desintegra en el proceso, en su obra, detiene e incluso negativiza la entropía a la que tiende la naturaleza.
También, -antropia es un elemento sufijal que entra en la formación de palabras con el significado de «ser humano».
Para K Marx los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado. Así esta:
_Las estatuas volvieron a otro museo Si el niño Aylan, un niño como millones de niños, con su amor, con sus noches de estrellas, con sus mares azules, no se hubiese ahogado en el mar Egeo con sus zapatitos puestos, habría sentido lo mismo que yo al cruzar la entrada de la Acrópolis y toparme de pronto con una cariátide despedazada que sola, sostiene toda la pena de esa tierra a la que no llegó: LUZ.
Hay un poeta cretense llamado Odysseas Elytis, cuya familia procedía de Mitilene, en la isla de Lesbos. Ahora en su cementerio entierran a los refugiados que se ahogan en el mar. Su obra ha sido definida como poesía de la luz. “Los europeos y los occidentales hallan siempre el misterio en la oscuridad, en la noche, mientras que los griegos lo hallamos en la luz, que es para nosotros algo absoluto… El sol y el mar están indisolublemente ligados a la luz, la transparencia, la increíble hermosura de las islas griegas”, decía. Esa luminosidad va asociada al color en sus poemas, y como tono característico en sus versos está el glauco: un amarillo teñido de verde claro. El color de la infancia y de la inocencia: “Edad del Glauco Recuerdo”, escribía. Hay otro poeta griego, ambos fueron premios nobel, al que llaman el poeta del mar Egeo, Georges Seferis: El hombre en todas las edades es un niño: la ternura y la brutalidad de la cuna; a lo demás le pone límite la mar, como a la orilla, a nuestro abrazo y al eco de nuestra voz.
El nombre de este mar proviene del rey Egeo. Este rey ateniense, al creer que su hijo Teseo había sido devorado por el Minotauro en su laberinto porque de regreso a casa este se descuidó y no sustituyó por velas blancas las velas negras del barco que le devolvía a Creta, como habían convenido haría de regresar con vida, se arrojó a ese mar desde el Cabo Sunión, donde después lord Byron grabaría su nombre en una de las columnas del templo de Poseidón, el verdadero padre de Teseo según André Gidé.
Allí estaba Aylan, un pescadito en el suelo. Entre el frío del mármol de la Acrópolis y un mojado mar Egeo en incierto color glauco, el que le devolvió a una playa con su ímpetu furioso. No le ayudaron los delfines como a Teseo. Aylan Kurdi un niño como millones de niños.
–¿por qué digo los niños?– se preguntaba José Hierro
con sus remordimientos, con sus cuchillos de buscar
bajo la carne. Dónde, dónde la noche aquella,
dónde el mar… Qué ridículo todo: este momento detenido,
este disco que gira y gira en el silencio,
consumida su música…
_Esta columna tiene un agujero, ¿ves a Perséfone?_ No, tiene forma de hombre, es Telamón el argonauta. Uno de aquellos héroes que navegaron en busca del vellocino de oro. Y ahí, hacia el fondo contra otra columna del templo, unos trozos de la quilla de un naufragio. Si desde el promontorio miran a la izquierda verán desolación, los efectos de una bomba de neutrones.
Sobre el orden y el caos se afirma que en la sociedad total, el arte tiene que llevar caos al orden, más que el contrario, pues el orden ha llegado a ser caótico. Esta tensión entre orden y caos podría ser igualmente entendida como una tensión entre expresividad e inexpresividad, ser o no ser, pintar o no pintar, o fotografiar o no fotografiar…
Ayudadme a comprender lo que os digo, y os lo explicaré más despacio_yo me he ocupado de la tragedia en el mar Egeo. Me ha poseído. En el resto pongan ustedes, por favor, un poco de ANtropia. Aunque tengan presente que una obra de arte no busca significado, lo contiene.
Cuando nos enfrentamos con el caos, no podemos predecir, como el oráculo griego, qué ocurrirá después. A mí me hubiera gustado ver, al darme la vuelta para ver lo que dejaba atrás, que todas las cariátides del pórtico del Erecteion en la Acrópolis lloraban por toda esa tragedia que cruza los estrechos. Lo que soñaba para su muerte Ramón Gómez de la Serna con un fondo más prosaico.
Aunque fuera dicho hace cientos de años está bien recordarlo: los dioses aun no han abandonado la tierra.
Y a otro le parecerá otra cosa
14 de abril de 2016
* AnisiaSerendipia (Elorrio, 1962) es licenciada en Filología Hispánica, documentalista y atesora estudios de Comisariado y Coordinación de Exposiciones. Es autora del blog del que toma su nombre: