El Txupa: el último txiko azelerado de Matiena
David Vila ‘Buke’
Aún recuerdo aquel pabellón de Iurreta en el que ensayábamos entre botes de pintura, plásticos y madera. El tío de Xabi, guitarrista, nos había ofrecido un lugar donde ensayar y gracias a eso emprendimos los primeros pasos de lo que luego vino a llamarse Mala Hierba. Allí estábamos Xabi, Javivi, Zana y yo. Guitarras, bajo, batería y unos diminutos amplificadores. El mío concretamente era utilizado tanto para mi guitarra como para mi voz. La verdad sea dicha, no me oía una puta mierda. Quizá fuese precisamente por eso que siempre desafinaba como un animal en celo.
Un buen día se nos acercó el Txupa -Jon Peli Larruskain- para interesarse por la banda. Le comentamos el problema que teníamos con el sonido. Acto seguido ofreció dejarnos el equipo que él tenía y que, según decía, nunca usaba. Aceptamos de manera inmediata y en unos días fuimos con él allí a montarlo todo. Aquello era una maravilla, por primera vez oía mi voz y podía cantar sin dejarme la garganta en ello. En un momento dado de ese primer ensayo en el que ya se me podía oír, el Txupa se apoderó del micrófono y nos pidió, o mejor dicho, exigió—así punkimente como él era—que tocásemos “Historia Triste” de Eskorbuto. Y lo hicimos. Él cantó como si la vida le fuera en ello. Bueno, quien dice cantó, dice gritó, vomitó, escupió. Ya sabéis como es esto del punk.
Ahora, en el año 2016, escribo estas líneas desde Nashville, TN, en los Estados Unidos, donde trabajo investigando la influencia del punk en el Estado español como elemento constructor de conciencias políticas anti-sistema. Antes de esto pasé por hacer una licenciatura en música en Londres. Cada fin de semana toco un concierto con esta o la otra banda. Ya sea rock, blues, country, bachata, salsa…
Mi vida carecería totalmente de sentido si no fuera por la música. Y en estos momentos uno sólo puede preguntarse si todo esto hubiese ocurrido si el Txupa no nos hubiese dejado aquel equipo de voces que tanta falta nos hacía.
Gracias.
No quiero, sin embargo, cerrar este texto en una nota amarga. Quiero ponerme mi chupa de cuero y pantalones rotos para intentar activar a los jóvenes de Matiena. Hace casi 10 años que estoy en el extranjero y cada vez que volvía a Matiena el Txupa siempre me saludaba diciendo: “menos mal que ha vuelto el rokanrol a Matiena, aquí ya no hay ni rock ni hostias, ¿cuándo vuelves?”
Me gustaría pedir algo al ayuntamiento de Abadiño, y sobre todo a la gente de Matiena para que se lo exija al ayuntamiento—tal y como haría el Txupa. Querría pedir que en las fiestas de San Prudentzio, una de esas noches que siempre se llama simplemente “concierto de rock”, la llamemos a partir de ahora y para siempre “Festival Txupapunk” o algo por el estilo. Aunque el concierto no sea de punk. Que quede grabada la impronta de Txupa en el desarrollo de las fiestas de Matiena ahora y para siempre.
Y ahora ya sí, gracias por todo al último txiko acelerado de Matiena.
* David Vila Diéguez ‘Buke’, (Matiena, 1985) es un punk, músico e investigador cultural.