‘Tiragomas’, el héroe de Arrazola que partició en la liberación de París de los nazis
I.Gorriti
| Se cumplen este mes 47 años de la muerte este gudari de Atxondo en el año que se conmemora el 70º aniversario de la liberación de la capital gala de los nazis
| Libros como ‘La Segunda Guerra Mundial y los vascos’ le ensalzan como «el vasco que más valor demostró en la liberación de París»
Las crónicas recogen a Tiragomas (Arrazola, 1909) como el vasco que más valor demostró en la liberación de París contra los nazis en agosto de 1944. Con estas palabras lo definió José Miguel Romaña Arteaga en su libro ‘La Segunda Guerra Mundial y los vascos’ (Bilbao, 1988).
Conocido históricamente con el sobrenombre de Tiragomas, él era Emeterio Soto Campesino. Luchó primero contra el fascismo español que acabó llamándose franquismo y más adelante contra el nazismo en Francia, enrollado en las FFI (Fuerza Francesas de Interior) dedicadas a iniciativas de resistencia clandestinas. Por su aportación a este grupo condecorado como «héroe» en el país galo. Así por ejemplo, «durante el ataque a la Cámara de los Diputados, dio pruebas de un gran espíritu combativo matando a seis alemanes y apoderándose del armamento», aporta Romaña Arteaga.
El ‘acta de nacimiento’ de Tiragomas al que ha tenido acceso el apasionado de hechos históricos vasco Juan Luis García da a conocer su llegada al mundo en el valle de Atxondo. Nació 3 de marzo de 1909 como Emeterio Soto Campesino en Arrazola. Hijo de Robustiano Soto (30 años), jornalero llegado a Arrazola de un pueblo de Palencia casado con María Nieves Campesino (23 años). Euskaldun desde niño residió años más tarde en Santurtzi y falleció el 6 de octubre de 1967, por lo que se cumplen este mes 47 años.
Durante la Guerra Civil en Euskadi, Emeterio Soto Campesino fue gudari del batallón Arana Goiri, de la compañía Kortabarria. Además, en la Sabino Arana Fundazioa cuentan con una nómina de junio de 1937 a su nombre del Batallón Rebelión de la Sal, compañía Urtusaustegi, la cuarta del citado grupo. El libro de Romaña Arteaga señala que Emeterio Soto era un «ferviente abertzale» que se alistó en 1936 a las filas del batallón Arana Goiri, «donde dio sobradas pruebas de su arrojo. Era un vasco de hierro, indomable como Lezo de Urreztieta, alto, fuerte y muy bragado», según testimonio de Juan José Arriola Ugalde.
Guillermo Tabernilla, de Sancho de Beurko, aporta, por su parte, datos que contextualizan la presencia en la Resistencia de Tiragomas en Francia. Así, explica que cuando el Consejo Nacional de Euzkadi firmó el pacto con la Francia Libre de Charles De Gaulle para incorporar voluntarios vascos a una unidad de combate en mayo de 1941, «quizás ni se imaginasen las dificultades que ello supondría» -valora-; unas de orden político, la negativa del gobierno británico por las presiones de las autoridades franquistas, y otras de orden práctico, pues fue muy difícil la recluta de hombres para esa nueva unidad y tuvo que recurrirse en gran medida a sudamericanos -soldados de fortuna y aventureros, no necesariamente de origen vasco-, frustrándose lo que podía haber sido una realidad: el 3º Batallón de Fusileros Marinos Vascos, que no pasó de la fase de organización al ser disuelto en 1942.
Tabernilla precisa que dos años antes, De Gaulle ya había experimentado «la enorme dificultad» de crear un ejército que combatiese a los nazis al margen de la Francia del armisticio, y se tuvo que conformar con poco más de 1.200 voluntarios, de los que la mitad eran antiguos republicanos españoles que combatían en la 13º Demi Brigade de la Legión Extranjera. Tras la que califica como «durísima» Guerra Civil, con los miembros del Ejército de Euzkadi «en la cárcel o en vías de ser liberados, no pocos de los mejores muertos y todos ellos sometidos a feroces represalias, el vasco se había desmovilizado psicológicamente y ya no tenía mentalidad de combatir en una guerra lejana, aunque fuese contra un enemigo común, salvo aquellos más irreductibles e indomables, gran parte procedentes de la izquierda, que estaban repartidos por todo el mundo, no pocos de ellos mal viviendo en la Francia ocupada y otros en las filas de la Legión Extranjera. Tiragomas era uno de esos irreductibles».
|FEROCES COMBATES | El secretario de Sancho de Beurko adjetiva a Emerio ‘Tiragomas’ como un «nacionalista vasco, gudari voluntario que luchó en los más feroces combates» de la campaña de Bizkaia formando parte de la compañía Kortabarria del batallón Arana Goiri. Superviviente del Saibigain. «Su recuerdo -agrega Tabernilla- nos ha llegado a pinceladas y, en mi caso, a través de su compañero, el gudari de Trapagaran Juanito Bilbao Yarto, que siempre me habló con admiración de su valentía. Ese es el gran mérito de Tiragomas, formar parte de ese núcleo de irreductibles que no se rindieron nunca. Si el Consejo Nacional de Euzkadi hubiese contado con ellos en 1941 quizás la historia hubiese sido diferente -nunca se sabe-, pues tuvieron que pasar casi cuatro largos años hasta que se hiciese realidad el batallón Gernika. Lo que sí estaba claro es que a gudaris como Tiragomas no los paraba nadie».
En el libro ‘La Segunda Guerra Mundial y los vascos’ de José Miguel Romaña Arteaga se cita un testimonio aportado por Juan José Arriola Ugalde, gudari y compañero de este guerrillero en la compañía Kortabarria del Arana Goiri de Felipe Bediaga. «Tiragomas fue el máximo exponente del heroísmo vasco en la conquista de la capital francesa, fue un tipo irrepetible: Era un valiente y un buen compañero, muy apreciado por todos».
El 25 de agosto de 1944, día de la liberación de París, Tiragomas estaba allí, «un curtido gudari que se batió como un león». Pons Prades escribió en su libro ‘Republicanos españoles en la II Guerra Mundial’: «En los combates de Luxemburgo, fuertemente fortificado por los alemanes, luchan codo con codo hombres de ‘Fabien’, entre los que se encuentran los españoles Huet, Pachón, Zafón y Tiragomas, y soldados de la Novena». El vizcaino ayudó a poner en libertad a guerrilleros españoles presos de los nazis en la Ópera y en la entrada a la Cámara de los diputados, en el cuerpo a cuerpo, dio muerte a seis alemanes. «Y se apoderó de su armamento», agregan. Falleció en 1967 en Santurtzi.