BÁSICA MENTE | Dolor emocional, dolor físico
Jon Fernández
Sabemos por los últimos estudios en neurología, que la misma parte del cerebro que procesa el dolor físico procesa también el emocional. Por eso decimos que nos “duele el corazón”.
| DIGAMOS QUE SE LLAMA ROSA | Rosa, en este camino que es la vida, se ha tenido que enfrentar a cosas duras. Como todos nosotros y nosotras, Rosa ha sufrido. Quizás un poco más que tú y que yo. Quizás no.
Rosa creció rodeada de personas que cuidaban de ella, sus necesidades materiales básicas siempre estuvieron cubiertas, pero las psicológicas no tanto. En algunos momentos clave, faltó calor, comprensión y aceptación. Faltaron abrazos. Cuando Rosa sufrió algunos reveses importantes, su dolor emocional no fue debidamente escuchado y se perdió como un grito en el desierto. Rosa creció rodeada de personas que no eran malas, que la querían, pero que tenían una “sordera” emocional que les impedía atender a sus necesidades internas.
Rosa empezó a tener dolores musculares y articulares muy fuertes hace unos años. Dolores realmente limitantes, de gran intensidad. Iban acompañados de sentimientos de tristeza, ansiedad y desesperanza. Estos dolores redujeron rápidamente su vida a cortos paseos.
Fue a terapia después de visitar todos los médicos imaginables. Tenía un historial de diagnósticos que abarcaban desde la depresión, hasta lesiones en las vértebras. También probó suerte con otras medicinas “alternativas” y remedios caseros de toda índole. Cuando finalmente recurrió a la terapia psicológica lo hizo como muchos otros y otras: rendida. Agotada.
| RESTOS ARQUEOLÓGICOS | Todos necesitamos que se escuchen nuestros dolores, darles un sentido, y entenderlos para poder aceptarlos. Y para eso tienen que ser compartidos. Una terapia psicológica es en gran parte esto mismo: el psicólogo conecta con el dolor que está a flor de piel y con el que está un poco más abajo, silenciado y enterrado en las profundidades de nosotros mismos. Como si fuera un resto arqueológico, se limpia con un pincel y se escava con mucho cuidado para no dañar nada. Cuando se puede, se saca de la tierra y se intenta entender a qué época pertenece, quién lo puso ahí y se le da un lugar en nuestra historia vital.
Cuando nuestro dolor psíquico o emocional no tiene respuesta, ya sea porque no lo podemos expresar o porque cuando lo hemos expresado no ha recibido la atención necesaria, aparece el físico en forma de jaquecas, dolores de tripa o dolores musculares crónico entre otro muchos. Es como activar el paracaídas de emergencia. Es una llamada de socorro, pero en un lenguaje que intuimos que va a ser mejor interpretado. Porque creemos que el dolor físico es más importante que el emocional, más real, más legítimo. Porque creemos que cuando las heridas están por dentro no necesitan los mismos cuidados y el mismo respeto.
* Jon Fernández (Iurreta, 1988 ) es psicólogo
Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com