PRIMER MUSEO DE CIENCIAS DE BIZKAIA | Enrike Huerta despierta su sueño de 30 años con la inauguración de Hontza Museoa en Mañaria
Iban Gorriti
| El único museo de ciencias naturales de Bizkaia, Hontza Museoa, abrirá sus puertas antes de fin de mes en Mañaria
| Está ubicado en la casa en la que vivió y falleció el ilustre escritor ‘Kirikiño’, del que el día 26 se cumplirán 128 años de su nacimiento
| Enrike Huerta (Durango, 1948) es impulsor y presidente de Hontza Museoa Fundazioa
| La directora del centro es Leire Huerta
Vista de microscopio. Tacto de alfiler. Olor a nuevo en Hontza Museoa. Gusto por la utopía realizable. Oído atento. Son los cinco sentidos de Enrike Huerta (Durango, 1948), un chavalote que cuando asomaba 14 primaveras ya soñó con ser el impulsor de un museo de ciencias naturales.
Hace 30 años presentó el primero de sus incontables proyectos realizables al entonces concejal de cultura de Durango, Juan José Ziarrusta. 1985. A pesar de que cada iniciativa caía como fichas de dominó, el nacido en la histórica casa duranguesa El Arca de Noé siguió catalogando su colección de ejemplares de los cinco continentes. Hoy ya suma 36.300 ejemplares registrados. Y lo que es aún más importante: tiene ya entre sus manos y los de su familia más cercana un museo a inaugurar en escasos días. Hontza Museoa es una realidad. Una utopía, para algunos en su día; una sincera apuesta tangible.
Soñó Durango y ‘despertó’ en Mañaria, anteiglesia que le ha acogido con las canteras abiertas, con los brazos abiertos. El museo ya funcionó en este municipio en una casona de Aldebarrena durante tres años y medio. De junio de 1986 al 31 de diciembre de 1990. Un centenar y medio de colegios y otras personas lo visitaron. En Durango, Huerta sacó adelante diferentes exposiciones temporales entre 1993 y 1995.
En unos días, personas, asociaciones, colegios,… podrán visitar Hontza Museoa en un edificio singular. En el inmueble, palacio Zumelaga, vivió y murió el ilustre escritor Ebaristo Bustintza ‘Kirikiño’ (26 de octubre de 1886 – 31 de enero de 1929).
Es más, el centro de ciencias naturales está ubicado en la calle que lleva el nombre del autor de ‘Abarrak, idatziriko irakurgaitxuak’ (1918), vía principal de Mañaria.
El museo abrirá, en un principio, en su planta baja. Solo quedan algunos flecos burocráticos para su inminente apertura. Lo visitable ya está preparado y es una maravilla. Huerta ha seleccionado 450 ejemplares dividido en 15 apartados: Moluscos, cnidarios, crustáceos, anfibios y reptiles, aves, mamíferos, peces marinos, peces de agua dulce, equinodermos y poríferos, en un espacio. La segunda sala está dedicada a la botánica, geología, paleontología, antrópodos no crustáceos y gusanos.
Cada interesante vitrina -sin baldas- y en la que los ejemplares se muestran a diferentes alturas es de un color. «Me paso las veinticuatro horas del día soñando con el Museo», sonríe contento Enrike, quien explica que proyecta una segunda fases en la primera planta, donde pasará a estar la exposición; mientras en la baja pase a ubicarse las muestras temporales y el despacho del presidente de Hontza Museoa Fundazioa. La directora es Leire Huerta.
|52 AÑOS DE DEDICACIÓN | Reconforta verle sonreír, reír. «Llevo 52 años dedicado a esto», aporta. Lo que le ha enriquecido, engrandecido, debilitado… y llegar a hoy como primer museo abierto al público de ciencias naturales en el territorio histórico de Bizkaia. Es decir, Huerta exhibe, almacena, recibe material de donaciones y trabaja en el laboratorio, otra dependencia de la planta baja, en la que también hay baños. Habrá, además, una vitrina de venta de material del Museo. «Creo que el abanico que poseo, desde protozoos y pasando por todos los grupos hasta la hominización, seguro que no existe en Euskadi», valora Huerta. La verdad, es que hay ejemplares que despertarán la curiosidad de los visitantes a este museo privado con entrada.
Así, por ejemplo, se puede ver un oso ‘ursus spelaeus’ encontrado en la famosa cueva de Askondo, de Mañaria. La especie desapareció hace 15.000 años y se supone que el que se muestra en Hontza es de hace 24.000 años. «Sería uno de los que convivió con las personas que vivían en la cueva y que hicieron las pinturas existentes en ella», ilustra Huerta.
El centro cuenta además con piezas del siglo XIX, algunas de ellas «se han vaciado y rehecho. Ahora están mejor. En algunas etiquetas se leían años de 1800», agrega quien fue profesor de San Jose Maristak durante décadas y con estudios de Eletrónica. «He visitado innumerables museos y no quería esos que son todo blancos con numerosas baldas… Son tristes. Yo he querido hacer un museo de color, con luz caliente propia para cada espacio… un museo alegre, vivo». Como está Enrike Huerta: vivo, alegre.