Los piques por Piqué (y la libertad de expresión)
Josune Aranguren
Flipante. Cierto futbolista llamado Piqué parece que no tiene derecho a manifestar sus opiniones políticas. Eso declaran las personas que han sido encuestadas en la calle en un programa televisivo. La razón, también flipante. No hay que mezclar (¿contaminar?) el deporte «con esas cosas». Casualmente la opinión de este futbolista es favorable a la independencia catalana.
¿Qué es eso de contaminar? También suele argumentarse lo mismo cuando se utilizan los espacios o actos festivos para la reivindicación. ¡Ya están mezclando! En fin, la búsqueda de la pureza nos preocupa más que la del grial. Las fiestas son ocasiones en que las personas socializan más y donde, por tanto, las reivindicaciones adquieren más visibilidad. También yo estoy en contra de que se haga a lo guarro (con esprays que manchan el patrimonio, por ejemplo), dicho quede de paso. ¿Cuál es su propuesta? ¿Relegar la crítica a las cuevas?
Lo de contaminar el deporte me ha encantado. Algo tan puro. Tan neutro. ¿Cachondeo? Otra vez la pureza. A estas alturas no vamos a explicar el negocio del deporte. Nec-ocio, negación del ocio. La etimología es lo que tiene.
Si las personas somos algo, somos opinión. Doxa. Somos seres políticos, que es lo mismo que decir seres sociales. Quienes manifiestan la opción de retirar a las demás su derecho a expresarse, están, sin embargo, más cerca del dogma. No sé por qué veo el dogma cerquita del ataque a la libertad de expresión. Quizá si buscáramos ejemplos, encontraríamos algunos. También cerquita.
La política no es más que lo que hemos inventado para posibilitar la convivencia. Por eso está tan cerquita de la ética. Tema distinto es el partidismo, al que pienso que algunas opiniones se refieren cuando nombran la «política».
Por cierto. A los pocos día,s cierto actor expresó una opinión idéntica a la del futbolista y no se planteó ningún revuelo. ¿Con algunos somos más condescendientes? O será que como los artistas son más rojillos tradicionalmente, esa contaminación no nos huele tanto.
Encantador también el enfoque del programa televisivo en cuestión, puesto que centró el debate en si a Piqué le silbaban los anti-independentistas cuando juega en la selección española o si le silban los madridistas cuando juega no-se-dónde. No se planteó en ningún momento si el pobre futbolista tendría derecho a expresarse si encontrara una cueva donde no le oyera nadie.