MUERE PACO DE LUCÍA | Aquellos días acordes a su vida en ‘Eche-Zuría’ de Durango
Iban Gorriti | Durango
|| ¿Paco de Lucía compuso alguna canción en Durango? ¿Quizás la titulada ‘Casilda’ o ‘Mi niño Curro’? La villa del sureste vizcaino fue enclave de días de sosiego, así como de morada tras veladas de conciertos suyos dados en las cercanías de este municipio. El guitarrista nacido el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras se casó en 1977 con la duranguesa Casilda Varela Ampuero, cuya familia poseía diferentes propiedades en este pueblo y aún mantiene con vida la mansión Eche-Zuría, términos que traducidos del euskera al castellano significan casa blanca. La correcta escritura sería Etxe Zuria. No hace mucho la conocida en Durango como ‘Casildita’ visitó este edificio ubicado en el antiguo arrabal de Pinondo, vía que primeros del siglo XX pintó el famoso Darío de Regoyos. El músico internacional que ha muerto hace escasas horas en México de infarto también visitaba a menudo los municipios de Izurtza y Elorrio. Su corazón payo de alma gitana se ha detenido a los 66 años.
La pareja formada por el músico y la burguesa provenía de mundos muy diferentes. Paco de Lucía se llamaba Francisco Sánchez Gómez y era una estrella del arte de las seis cuerdas. El considerado mejor del flamenco. El sobrenombre se lo pusieron en el barrio de La Bajadilla por ser «Paco, el de la Lúzia», de madre portuguesa.
‘Casildita’ Varela Ampuero -para diferenciarla de su madre Casilda Ampuero- nació en Bilbao en 1945. Era hija de uno de los militares fascistas que dieron el golpe de Estado contra la Segunda República en julio de 1936, lo que provocó la última guerra civil. Es decir, su padre fue el General Varela (San Fernando, Cádiz), famoso por ser quien culminó la toma de Madrid por los a la postre franquistas. Fue Ministro del Ejército durante el régimen totalitario de Franco. Fue imputado por la Audiencia Nacional en el sumario de Baltasar Garzón por delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la Guerra Civil y en los primeros años del régimen. El suegro del finado hoy no fue procesado porque falleció.
El abuelo materno de la primera mujer de Paco de Lucía -el guitarrista se casó en segundas nupcias con Gabriela Carrasco- fue un «ilustre» carlista sensibilizado con el euskera y las tradiciones vascas. Las enciclopedias recuerdan al vascoparlante y escritor en euskera José María Ampuero Jáuregui. Falleció en su hogar, la recién pintada, Eche-Zuría, en 1917. Las crónicas de la época narran que Ampuero presidió las «solemnes» Fiestas Eúscaras (‘Jaialdi Euskeraskuak’) de 1885 de Durango. Ocupó cargos en el gobierno foral del señorío de Bizkaia. «Fue también alcalde foral de Durango y diputado provincial a Cortes por el mismo distrito y más tarde senador por Gipuzkoa en varias legislaturas. A su iniciativa se deben las Fiestas Eúscaras celebradas en Durango en 1885», ilustra Carmen Castells en Auñamendi Enziklopedia. Un siglo después, l a familia organizó en el mismo inmueble una comida en el que se sirvió el mismo menú de aquellos fastos históricos.
Ese solar ubicado en la hoy calle San Agustinalde fue lugar de ocio de Paco de Lucía junto a su mujer y los tres hijos que tuvieron en común: Casilda (1978), Lucía (1979) y Curro (1983). La conexión de Paco de Lucía y la villa durante el tiempo que el primer matrimonio del andaluz y la vizcaina funcionó fue de pasar sin hacer ruido. De talante, «tímido», aseguran personas que le conocieron.
Hoy, al difundirse la noticia del fallecimiento del autor de ‘Entre dos aguas’ causado por un infarto en el México caribeño, son muchas las personas que le han recordado. «Era el único que vestía con capa en Durango», explica uno. Otra recuerda que «solía ver nuestros entrenamiento del Tabirako en la plaza. Cuando llegaba, decíamos, ¡mira Paco de Lucía!».
Al gaditano le gustaba el ambiente de bares que se crea en la calle Goienkalea. «Yo le recuerdo en el Arkarazo, aunque supongo que también visitaría otros», apunta otro vecino de la villa. También hay quien evoca su visita a la librería Hitz, con dirección en Artekalea. «Iba muy a menudo. Tengo entendido que le gustaba ir a comprar revistas», agregan. El andaluz era también un enamorado de ir a hacer compras a la plaza del mercado de Durango y «los regalos de navidad para sus hijos en la tienda de Basoa», del casco viejo.
Como referencia de la guitarra flamenca en todo el mundo, compartió escenario con colegas de profesión de primer orden como John McLaughlin y Chick Corea. El primero solía declarar que viajaba a Euskadi a jugar a pelota mano con el de Algeciras en ocasiones y ponía como ejemplo cuando compartieron tablado en Gasteiz en 1984. Como curiosidad, la casa de su mujer en Durango cuenta con un frontón particular.ç
|| INTENTO DE CONCIERTO || Que la ciudadanía recuerde, Paco de Lucía no llegó a actuar en Durango. No obstante, sí tocó la guitarra en sobremesas de celebraciones gastronómicas en el txoko Kili Kolo. «En una ocasión, dijo uno de la sociedad, ¿qué hace Paco en la tele? Era hace mucho tiempo», relatan. Sin embargo, sí hubo un intento de organización de un concierto en la villa que no llegó a fraguar. El fraile Nicolás Alzola Gerediaga ‘Bitaño’ (Izurtza, 1922) ofreció a Gerediaga Elkartea la posibilidad de que el virtuoso actuara con motivo de una edición de la Euskal Liburu eta Disko Azoka. Su buena relación de amistad con la familia Ampuero lo propiciaba. Sin embargo, los representantes de la sociedad de amigos decidieron que en aquellos tiempos no era conveniente.
Otro vecino de la villa recuerda cómo la boda de Paco de Lucía con Casilda Varela Ampuero en Holanda fue causa de enfrentamiento entre las familias, tras ocho años de noviazgo. «Imagina al ministro franquista viendo cómo se casa su hija, rica, con el artista Paco de Lucía», valora. El andaluz, además, un año antes de la boda sufrió un ataque fascista. Ocurrió en Madrid meses después de que muriera el dictador Franco, amigo del que iba a ser su inminente suegro.
Un día que Paco de Lucía caminaba por la Gran Vía de la capital española, miembros de un grupo de ultraderecha le tiraron al suelo y le pisaron aquello que era su herramienta física de trabajo: sus dedos. Al parecer, los fascistas respondieron con este ataque a unas declaraciones que el flamenco difundió por televisión y en las que dijo: “La mano izquierda es la que busca, la inteligente; y la derecha, la que ejecuta”.