Seguiremos… aprendiendo a vivir
Susana del Amo
A estas horas hace un año estábamos junto a ti, Ekaitz, siendo conscientes de que no queríamos esto para un guerrero.
Antes de meternos a la cama contigo por última vez te hablamos claro. Como siempre. Como tú te merecías. Siempre lo hacíamos así cuando te tenías que enfrentar a algo serio y nuevo para que no tuvieras miedo, porque aita y yo, eso sí, que no íbamos a permitir, que tuvieras miedo.
Te dijimos todo lo orgullosos que estábamos de ti. Lo bien que lo habías hecho. Que no te preocupases de nosotros. Que siempre te íbamos a tener presente. Que no queríamos verte en una cama con dolor sin poder vivir como a ti te gustaba. ¡Dolor Cero!
Que no tuvieses miedo a marchar con tus amigos. Que ibas a estar con parte de ‘la cuadri del hospi’: que ibas a estar bien. Y como siempre, nos lo hiciste fácil. A las 5 de la madrugada del 22 de octubre volaste… Pudimos animarte a no mirar atrás. Te fuiste como tú me pediste una semana antes viendo una película: «Ama, yo quiero morirme en tus brazos».
Y yo te prometí que como tú quisieras. Que eso estaba hecho. Estuviste en brazos de aita y ama, un inmenso placer darte tranquilidad, seguridad y amor en tu partida.
Este año sin ti, ha sido el año de aprendizaje para nosotros. Cada día un reto, pero fuimos buenos alumnos a tu lado. Durante dos años de durísima enfermedad. Cada día fue un reto para ti. Y sabemos cómo lo hiciste, por eso te imitamos.
La gente hoy, un año después, habla más de la donación de médula, hablamos más claro de cáncer infantil, pero por favor, no podemos pensar que todos los cánceres son tan listos que ganan la batalla. No, a veces el cáncer pierde, y tenemos muchos ejemplos también de ello.
Nosotros formamos parte de una cuadrilla que parte de sus miembros están en una súper-galaxia pero otra parte sigue dando caña aquí. Y vendrán otros nuevos por desgracia y la única manera de ganar al cáncer es con investigación. Por eso creemos que tenemos que seguir haciendo lo que hacemos.
Quiero dar las gracias a todos: compañeros de planta, familia, amigos, colegios, compañeros de trabajo, músicos, medios de comunicación, personal sanitario (lo pongo genérico porque vosotros sabéis vuestros nombres) por haber sido parte de su vida y habernos acompañado en nuestro primer año sin Ekaitz.
Como él contestaba cuando le preguntaba a ver cuánto me quería: «Hasta el infinito y más allá». Por ello, a todos gracias desde el infinito y más allá.
Donemos médula. Compartamos lo más grande de nuestra vida. Involucrémonos hasta la médula.
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