80 años de la muerte del corresponsal Steer que informó sobre los bombardeos de Gernika y Durango
IBAN GORRITI
El 25 de diciembre de 1944 murió George L. Steer, histórico corresponsal de guerra sudafricano que informó sobre los bombardeos de Gernika y, también, de Durango. Se cumplen exactos 80 años de una pérdida humana que aún a día de hoy aparece recogida de forma errónea en las investigaciones y en internet. En 2011 tuve la dicha de poder entrevistar juntos al hijo del periodista y al hijo del mítico lehendakari Aguirre, que falleció al poco. El diálogo quedó plasmado en 2022 en mi libro 31 vidas antifascistas vascas (Desacorde Ediciones) y aún a la venta. Reproducimos a continuación el capítulo entero del ensayo de aquella mañana de hace ya 13 años.
LA VILLA QUE FUE DECLARADA en 2007 capital mundial de la paz reunió en 2011 a dos hijos de padres ilustres. Gernika-Lumo -74 años después del bombardeo- fue el marco de un diálogo entre uno de los vástagos del corresponsal George Lowther Steer (Sudáfrica, 1909) y otro del lehendakari José Antonio Aguirre (Bilbao, 1904). Tuve la suerte de poder concertar una entrevista con los dos juntos en una cafetería de la villa y no quería que faltara en las páginas de esta publicación, a pesar de que la cita se centró más en la figura del británico nacido en el continente africano. Seis meses después de este encuentro, la organización nacional vasca Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anunció el cese definitivo de su actividad armada. Aconteció el 20 de octubre de 2011.
Joseba Agirre (París, 1938) y George Barton Steer (Londres, 1940) estrechan sus manos y se emocionan al compartir impresiones sobre los
fastos de conmemoración por el sangriento 26 de abril de 1937. Lamentan lo irracional de los nazis e italianos que lograron volatilizar la villa
simbólica de los vascos. Beben cada uno un botellín de agua durante la entrevista, como sus padres bebieron de una estrecha amistad en plena guerra militar de 1936. “Cada uno, luego, paga lo suyo”, consensuan y cumplen su palabra en la barra. El periodista, también.
¿Qué supone para usted, George, volver a visitar el busto que hay en Gernika en honor a su padre o la calle que tiene en su nombre en Atxuri, Bilbao?
George Barton Steer: Es muy emotivo para mí, porque nunca llegué a conocer a mi padre. El hecho de encontrar que sea recordado tan intensamente hoy en día lo encuentro maravilloso. Como decía, muy emotivo y muy importante por los valores que representa para mí, en los que él creía.
Joseba Agirre: Murió cuando él tenía tres años, en Birmania (en la actualidad Myanmar).
Disculpe, el biógrafo de George Lowther Steer -nuestro amigo el británico Nicholas Rankin- ha solicitado que se deje de decir que falleció
en Birmania, que fue en India, aunque libros editados en Euskadi o Wikipedia mantienen el dato erróneo.
J.A.: Ah, ¿sí?
G.B.S.: Sí. Mi padre murió en India, en Bengala.
Rankin lo localiza en Fagu.
G.B.S.: Así es. Murió cerca de Sikkim. Fue el día de Navidad de 1944, entre Nepal y Bután. Al sur de Sikkim está la zona en la que él, entonces militar británico, tenía su regimiento. Cuando falleció portaba un reloj que, años atrás, le había regalado el lehendakari Aguirre.
¿Cómo murió?
G.B.S.: Iba conduciendo un jeep. Él se dirigía del campo base a otro. Estaban a dos alturas, a modo de campos de té en las faldas del Himalaya. Iba al de arriba a desear a sus compañeros feliz Navidad. Mi padre era muy impaciente y condujo el vehículo demasiado rápido. Esa es mi opinión personal. Iban demasiados en el Jeep mientras conducía por un camino muy accidentado. En ese momento, el eje trasero se rompió y cuatro murieron, entre ellos mi padre. Condujo él porque el chófer ese día no estaba. Dieron vueltas y murió. Fue una locura, aunque estas cosas ocurren.
¿Le emociona que Bizkaia recuerde la figura de su padre? A juicio de Rankin, Steer en Gran Bretaña está olvidado.
G.B.S.: Murió el 25 de diciembre de 1944 y la guerra continuó hasta 1945. Ocurrieron sucesos tan importantes… Debemos recordar que el imperio tenía a tres millones de personas repartidas por todo el mundo. Fue un esfuerzo colosal. Muchas cosas de aquellas se olvidaron.
J.A.: Además, para los ingleses Gernika no representa nada. A pesar de que participó en numerosos escenarios bélicos internacionales…
J.A.: Pero murió…
George, ¿estima que la muerte le precipitó al olvido?
G.B.S.: Sí, estimo justo lo que dices. Si hubiera vivido, hubiera sido una persona muy activa. Fue enormemente respetado por sus contemporáneos. No siempre estaban de acuerdo con él, pero le respetaban.
¿La familia reivindica su figura en el Reino Unido?
G.B.S.: Yo no pertenezco a su mundo. En absoluto soy un hombre de relaciones públicas.
Al preparar la entrevista, me comunican que reside, como inversor, en Hong Kong.
G.B.S.: En China. Mi padre para los estudiantes ingleses que investigan la Guerra Civil española es un autor de consulta. Y de forma irónica diré que quienes lo conocen bien son los italianos, contra los que se posicionó. Ellos, después de la guerra en Abisinia, en la actualidad Etiopía, utilizaron un libro suyo, aunque no llevaba su firma, en la instrucción militar. Él es recordado en su especialidad.
Los prestigiosos historiadores Paul Preston y Nick Rankin sí ‘luchan’ con el fin de que los suyos lo recuerden.
G.B.S. Gracias a ellos su nombre ha resucitado.
Se ha publicado que su padre fue un espía en Gernika. ¿Qué opinan al respecto?
J.A.: (Aguirre se dirige a Steer) ¿Fue tu padre espía? (Le pregunta queriendo dar por concluida una polémica entre diferentes historiadores y
escritores surgida en aquel tiempo).
G.B.S.: No. No fue un espía, pero hay confusión. Fue soldado militar a partir de 1941. En su aspecto externo era un soldado de la Inteligencia
británica, lo que no significa que fuera espía. Era un servicio militar funcional y abierto. Estuvo, de hecho, trabajando en las Operaciones Especiales.
J.A.: ¡Pero eso no era espionaje! Si Steer hubiera sido un espía no hubiera tenido un expediente como el que tenía.
G.B.S.: Lo que se sabe es que mantuvo conversaciones con Thomson –miembro de los servicios secretos–. Ese sí hacía espionaje. Thomson lo
entrevistó, pero no para reclutarlo.
J.A.: Tú, que estás en el mundo de la información, si te viene un libio a preguntar algo, tú decides si le das la información o no, pero, ¿eso es
espionaje? ¡Hombre! ¡Por favor!
G.B.S.: Todos los servicios de espionaje hablan con periodistas. Normal. Y eso le ocurrió a mi padre en 1937. Luego, más tarde, entró en una
organización especial militar. En 1937 no existía esa organización militar. Se creó en la Segunda Guerra Mundial.
Aguirre, ¿animará a Steer hijo a apoyar la iniciativa de recogida de firmas para que el cuadro ‘Guernica’ recale en la villa foral?
J.A.: ¡Por supuesto! George, ¿se compromete a secundar la iniciativa?
J.A.: ¿Te comprometes? Se hace por Internet.
G.B.S.: Así lo haré. Lo apoyo.
George, ¿qué siente al pisar Euskal Herria?
G.B.S.: Felicidad. Venir es fantástico. Disfruto y estoy contento. También siento que su gente es extraordinaria y el lugar, porque se ha reconstruido a sí mismo. Solo deseo que esto continúe, aunque no sea fácil.
¿Comprende la idiosincrasia sociopolítica de Euskadi?
G.B.S.: Me siento confuso al respecto, porque hay demasiadas cosas que no entiendo. No obstante, las respeto. Mi deseo es que se siga construyendo la confianza. Que se lleve a cabo entre todos los miembros de la sociedad. Esta es la manera de conservar la combinación de libertad, identidad y progreso. Porque tenemos que estar abiertos al mundo, para vivir hoy en día. Son muchas las cosas que están cambiando a nuestro alrededor.
Es una época plena de cambios…
G.B.S.: Solo sobreviviremos y progresaremos si confiamos en nosotros mismos, resguardando los valores de justicia, respeto y tolerancia.
J.A.: Muchas gracias en nombre de los vascos, George. Él manda un mensaje para nosotros, los vascos…
G.B.S.: No, Joseba. Es tan solo mi opinión. Yo no tengo mensajes para los vascos, son los vascos los que tienen mensajes para mí.
J.A.: Te hago yo ahora la pregunta lógica: ¿Qué mensaje, George?
G.B.S.: El pueblo vasco me enseña lo que necesitáis para mantener una buena sociedad: fuera de la destrucción, el dolor y el sufrimiento para ser una sociedad buena y abierta.
¿Hace seguimiento desde su país al conflicto vasco?
(Steer reflexiona durante segundos y no responde).
¿Es optimista?
G.B.S.: Sí, aunque estoy indeciso. Es una línea muy delicada. Para amparar la paz se ha de ser fuerte. Yo no soy político, pero espero que vuestros líderes del futuro, con jóvenes como tú, preservéis la paz para las nuevas generaciones vascas. Se ha de ser fuerte y preservar fielmente la paz. Es un equilibrio delicado. La paz únicamente no es suficiente.
J.A.: Yo quiero añadir algo. Admiro a su padre, a Steer, porque se enfrentó a cinco regímenes totalitarios: al italiano, al español, al ruso, al alemán y al japonés. Fue un hombre que luchó por la libertad y contra los totalitarismos.
Joseba, ¿considera a George L. Steer más íntegro que a su padre, el lehendakari Aguirre?
J.A.: ¡Más! Yo siempre digo que mi padre por ser político, su integridad le venía en el salario. ¿No crees que tu padre era más íntegro?
G.B.S.: ¡Nooo! Y sabes que mi padre tenía un enorme respeto y cariño a tu padre.
J.A.: Lo mismo el mío por el tuyo.
G.B.S.: Pero tu padre tenía una responsabilidad por la nación vasca.