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Fallece Robert Egby, escritor de libros premiados en Nueva York sobre el bombardeo contra Durango

IBAN GORRITI

Es de ley que tanto el pueblo de Durango como otros ayuntamientos vascos, caso de Elgeta, Ainhoa, Donostia o Abadiño no olviden la figura del encantador escritor británico Robert Egby. Digo esto porque acabamos de recibir por parte de su hijo Rod, la triste noticia de su fallecimiento en la localidad estadounidense de Bellingham, Washington.

Robert Egby con el libro El chico de Urkiola en Estados Unidos. BETTY LOU KISHLEY

Se mudó a aquel destino tras perder a su compañera de vida, Betty Lou Kishler, hace tan solo cinco meses en su hogar de Pemberton. La pareja visitó en dos ocasiones Euskal Herria con el objeto de que Egby cumpliera un sueño: escribir una novela sobre un bombardeo que contar al mundo como lo hicieron en 1937 otros colegas suyos corresponsales de guerra como el sudafricano George L. Steer, el australiano Noel Monks, el ruso Mikhail Koltsov, el polaco Ksawery Pruszynski, el estadounidense Edgard Knoblaugh, el nacido en Birmania Christopher Colmes, el francés Paul Vaillant Coutourier, el británico Christopher Holme, el belga Mathieu Corman o de casa Cecilia G. Guilarte, Esteban Urkiaga ‘Lauaxeta’, Ibone de Unda, Alicia López Salas, Aurora Pérez Ricart o Juana Mir.

El literato inglés logró su meta y ubicó a Durango en el mundo no solo en una primera novela Por el amor de Rose –versión en castellano-, sino que en una segunda también El chico de Urkiola, portada en la que tuve la dicha de ser el modelo que la protagoniza ataviado como gudari y fotografiado por Sergio Quero en el monte Saibi dos días antes, tan solo, del estricto confinamiento mundial por el coronavirus.

El simpático Egby fue periodista, editor, novelista, locutor en Oriente Medio o fotógrafo corresponsal de guerra en Suez en 1956 y, por todo ello, ganador de múltiples premios, de hecho, los dos libros que tienen Euskadi como escenario de fondo han cosechado galardones en Nueva York en los últimos años, como otros tomos de temática espiritual. Como una curiosidad más, tenía tres nacionalidades: Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.

El escritor británico documentándose en Elgeta. BETTY LOU K.

Su hijo Rod valora que el amigo del pueblo vasco, “fue un hombre notable que tocó la vida de tantos con su bondad, sabiduría y amor. Mientras navegamos por este momento difícil, encuentro consuelo en los recuerdos que compartimos y las lecciones que él me enseñó. Su espíritu siempre será parte de lo que soy, y espero honrar su legado llevando adelante sus valores de compasión y fuerza”, resume y muestra su agradecimiento a quienes les han hecho llegar sus condolencias. “Gracias por vuestro apoyo y amor durante este tiempo. Significa mucho para mí y mi familia”.

Robert –a quien no le gustaba que yo lo llamara Bob, pero acabó aceptándolo con humor- labró desde joven su curiosidad acerca de la naturaleza de la existencia, la conciencia y la experiencia humana. “Ese interés probablemente sentó los cimientos para su trabajo posterior en espiritualidad y desarrollo personal”, estima su hijo ya que a lo largo de su trayectoria vital su padre exploró prácticas espirituales y filosóficas. Sus experiencias lo llevaron a estudiar curación a través de la energía y metafísica, que se convirtieron en temas centrales en sus escritos. “Pasó a la escritura y la enseñanza, compartiendo sus ideas a través de libros, talleres y seminarios. Sus obras tienen como objetivo empoderar a los individuos ayudándoles a entender su propia energía y potencial espiritual”, concluye su vástago. De hecho, junto a su inseparable Betty Lou, siempre investigó sobre la curación. Hizo hincapié en técnicas que promueven la curación a nivel físico, emocional y espiritual. “Contribuyó –apostilla su hijo- a la comunidad espiritual más amplia proporcionando recursos y orientación a aquellos que buscan crecimiento y comprensión personal”.

Este apasionado de Durangaldea y sus gentes, sobre todo, del Parque Natural de Urkiola y sus montañas, era, además, zahorí. En una ocasión, le acompañamos al cementerio de la villa donde practicó radiestesia con sus varillas y un péndulo que regaló en esa jornada a un investigador también presente. En jornadas como esa, uno cae en la cuenta de que todo lo relacionado con su persona y su pareja era de algún modo, mágico, histórico, ternura y vitalidad desbordante y continua.

Egby en el cementerio de Durango. IBAN GORRITI

En Elgeta, volvimos a quedar, cuando impartió una charla compartida junto a Nick Rankin, biógrafo del corresponsal de guerra George L. Steer y exempleado de la cadena de televisión BBC. Tras su segundo viaje, la pareja casi nonagenaria pasó dos años estudiando castellano vía Skype con una profesora residente en Eslovaquia y con un pequeño Fiat recorrían Durango, Urkiola, Elgeta, Donostia, Ainhoa… con el objeto de informarse lo mejor posible para sus libros, aunque fuera como colchón de una historia de ficción.

La vida del amigo Egby fue de historia mayúscula. Con 16 años, el inglés reunió a unos amigos e hizo su primera comedia muda que llegó a los periódicos. Para entonces ya había conseguido un trabajo de mensajero para un estudio de animación. “Aprenderás mucho”, le dijo David Hand, tomen nota, era el productor de Walt Disney de películas como la histórica Bambi.

Aprendió a dibujar, pintar, escribir y fotografía. Diez años después, siendo corresponsal de guerra en Chipre, fue agasajado con una mención especial por una foto que fue portada de casi todos los diarios británicos. Corría 1956. Egby pasó 13 años en la guerra de Oriente Medio. “Tres años en Egipto con United Press y para el Financial Times, luego en el Canal de Suez, Israel, Jordania, Líbano, Chipre, y de allí fui a trabajar a Alemania, Canadá y por último a Estados Unidos donde vivimos”, taquigrafiaba quien con Betty Lou y sus chihuahuas, Satchmo y Bubba, residían en Pemberton, Nueva Jersey y Chaumont, norte de Nueva York, donde realizaban talleres sobre la conciencia superior, radiestesia y energías de la Tierra.

Betty Lou y Robert. BEN KISHLEY

Entre sus incontables anécdotas, Egby evocaba cómo estuvo presente en el rodaje de la famosa película Exodus, de Otto Preminger. “En el set reconocí a un antiguo terrorista greco-chipriota que hacía el papel de soldado británico. Cuando la imagen llegó a los periódicos de Londres, fue un escándalo. El rodaje se suspendió dos días mientras Preminger solucionaba las cosas. Le dije que lo lamentaba. Me respondió: No te preocupes, solo hacías tu trabajo”, sonreía con esa picardía de niño eterno.

Tomó parte en la jornada Erresistentzia con recreación de la batalla de Elgeta, acto organizado por Intxorta 1937. “Durango, Elgeta y todo Euskadi tiene un lugar en nuestros corazones. Vinimos tras el rastro de una guerra y llegamos al País Vasco a investigar cómo fue. En el proceso de aprendizaje de su historia hemos llegado a amar y apreciar la cultura vasca. Gora Euskadi!”, enfatizaba quien aportaba pinceladas de la trama de Urkiola que arrancaba en Kurutziaga kalea, de Durango, con una niña muerta por el bombardeo y un joven protagonista llamado Mikel junto a ella y exiliado al Reino Unido. Allí la Inteligencia Británica lanzó una operación para asesinar a Franco durante una visita a Euskadi y tenía en sus filas a “Mikel Zabaleta, oficial de 22 años, francotirador que hablaba euskara, castellano, un poco de árabe e inglés. Mediante hipnosis recordó lo que ocurrió en el bombardeo, él hijo de un propagandista del lehendakari José Antonio Aguirre”, amplificaba el nacido el 14 de febrero de 1932 en Maidenhead, Windsor.

Envío tras recibir el libro ’31 vidas’. BETTY LOU KISHLEY

Agradecía la comunicación y la pareja ha fallecido con la espina clavada de no haber vuelto a Euskadi. La maldita pandemia lo imposibilitó cuando habían alcanzado un buen nivel de castellano. Y el pasado mayo falleció la buena de Betty Lou. Entonces, me escribió un correo electrónico dando cuenta de su pérdida. En él concluía con la siguiente frase: “Estoy orgulloso de haber compartido 22 años de mi vida junto a ella”. Ahora, sabemos que no habrá más mensajes agradecidos, más visitas, que el viernes 20 de septiembre 2024 falleció y que su familia le sitúa a día de hoy “en el cosmos”. Ejemplo de vitalidad.

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