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Fallece Olabarria, zornotzarra director de Puertos, presidente del Consorcio de Aguas y exedil del Ayuntamiento de Bilbao

MUGA 10 AÑOS YA CONTIGO

De pocas palabras y hacedor, de quienes materializan lo que se proponen o anhela la ciudadanía. En una sola palabra: pragmático, y de indudable utilidad pública. Resolutivo. Así era, según valoran sus amistades, el vecino de Amoreebieta-Etxano Juan José Olabarria Intxaurbe, exconcejal de la “capital del mundo” a la que representó como concejal en la plaza Ernesto Erkoreka y con la vista de la escultura Variante ovoide, firma del histórico Oteiza, y a continuación la ría. De ascendientes de Orozko y residente en Amorebieta-Etxano, el finado debido a un cáncer de pulmón a los ya eternos 64 años fue edil por el PNV integrado en el equipo de gobierno del alcalde Josu Ortuondo. En el Consistorio, fue delegado adjunto de Seguridad Ciudadana. Ocupó la presidencia del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao, para lo que era condición ser concejal de Bilbao. “Eran tiempos de ampliación y el Consorcio pasó de llamarse del Gran Bilbao a Bilbao – Bizkaia, dando cabida a los 111 municipios de aquel momento y hoy a los 113”, ilustra el exsenador Iñaki Anasagasti.

María Esther Solabarrieta, Josu Bergara, Javier Ruiz y Juanjo Olabarria.

Olabarria fue asimismo director de Coordinación de las Policías Locales en el Gobierno vasco como, más adelante, también, director de Puertos, visitando Getaria, Zumaia, Orio, Hondarribia, Mundaka, Plentzia o Bermeo. Por si fuera poco, fue una de las hormigas trabajadoras que consiguieron hacer realidad el sueño de que Bilbao tuviera servicio de metro, inaugurado el 11 de noviembre de 1995.

Quien fuera Diputada de Medio Ambiente y Acción Territorial entre 1995 y 2003, María Esther Solabarrieta conoció bien a Olabarria y abrevia su talante como “de pocas palabras y grandes resultados”. Lo relata: “Coincidí con él en el Departamento de Transportes y Obras Públicas, dirigido por Josu Bergara. Él, Director de Puertos y yo de Aguas. Lo recuerdo metido en harina trabajando con los puertos deportivos, así como la ampliación del de Bermeo, la famosa Lonja de Ondarroa, el puerto de Hondarribia, Getaria, Plentzia, mejora de la entrada al de Mundaka…”.

PRESIDENTE DEL CONSORCIO DE AGUAS

Más adelante, Solabarrieta estima que tuvo la gran suerte de poder seguir trabajando con él. “Fue Presidente del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao y yo Diputada de Medio Ambiente y Acción Territorial. Conjuntamente trabajamos la modificación de los estatutos del CABB transformándolo en los del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia aprobados en 1997, contando así con un único Consorcio que nos ha permitido como está a la vista de todos y todas, avanzar en el abastecimiento y saneamiento de toda Bizkaia”.

El exconsejero de Transportes y Obras Públicas del Gobierno vasco en 1991 y más adelante, diputado general de Bizkaia entre 1995 y 2003, Josu Bergara, recuerda también al del caserío Legorburu de Orozko con evidente aprecio. “Olabarria valía para todo. Y aquello que se le indicaba lo resolvía. Tenía ideas creativas y muy trabajador. Para mí su fallecimiento ha sido un golpe muy duro, no solo de un colaborador como tal, sino el de todo un amigo”, despide a quien solicitó antes de fallecer que no se organizara ningún tipo de acto en su recuerdo, de ningún tipo. Pedía de algún modo descanso e irse en silencio, lo hacía quien “contaba los días para su jubilación, pero desgraciadamente no ha podido disfrutarla. Goian bego!”, transmite Solabarrieta.

Esta bióloga de formación académica bosqueja el carácter de quien también fue jefe de policías del Ayuntamiento de Bilbao. “Juanjo era una persona de pocas palabras, trabajador, euskaldun, jelkide y casi enigmático. Muchas veces no era capaz de saber si iba o venía, pero de grandes detalles como el que tuvo con los que habíamos trabajado juntos en aquel equipo de Josu Bergara, invitándonos a una magnífica comida en Boroa de la que no fui capaz de saber lo que celebrábamos”.

«SOY UN OPTIMISTA POR NATURALEZA»

Acudiendo a la hemeroteca, el propio Olabarria se veía así mismo en 2002 en la publicación ‘Bilbao’ como “un optimista por naturaleza” que compaginaba el cargo de director de Puertos con el de concejal en la capital bizkaitarra. Él narraba que en los años noventa fue cuando convencieron al escultor Oteiza para que les hiciera una escultura a instalar junto a la casa consistorial de Bilbao. “Fuimos María Esther y yo a comer a Rogelio con él. Casi le emborrachamos y allí mismo firmo su compromiso de escultura para Bilbao sobre un papel. A cambió le prometí que el museo Guggenheim promocionaría a artistas vascos”. De ese encuentro vendió la titulada por Oteiza como Variante ovoide creada en 1959 “como un ejercicio del vacío, concretamente del resultado de la desocupación de una esfera”. Fue instalada junto al ayuntamiento en 2002.

En aquel año, él tenía un sueño. “El futuro parque de la Mina del Morro será el más grande de Bilbao, supondrá un pulmón para la zona”, declaró a sus 42 años al periodista Gaizka Eguzkiza el entonces delegado de Seguridad Ciudadana y encargado de la portavocía del PNV-EA en el Ayuntamiento. “Yo he vivido mucho tiempo en Santutxu, barrio más poblado de la villa, y se construyó con falta de ocio y esparcimiento. Trabajamos con el Gobierno vasco crear un espacio lúdico maravilloso que contribuya a que Santutxu y la Peña estén mejor comunicados”.

Olabarria, seguro de sí mismo, contrariaba al propio alcalde Iñaki Azkuna –regidor entre 1999 y 2014- quien había declarado que vivían la peor legislatura de la democracia por gobernar en minoría. A su juicio, según el prisma con que se mirara. “Cada mandato tiene sus problemas, siempre quieres hacer más de los que haces porque ciertas circunstancias lo impiden. Hemos hecho cosas incluso impensables, por lo tanto, el balance no puede ser sino positivo”.

En materia de policía local y en euskara –lengua que amaba- recordaba a la prensa que hasta 1994, es decir, se cumplen ahora 30 redondos años desde que comenzaron a trabajar juntos los municipales y la Ertzaintza. A su juicio, la ciudadanía estaba bien cuidada, segura y la calificaba “de primera”. El cronista concluía preguntándole si pensaba que Bilbao es una capital segura. “Sí, las estadísticas lo dicen. Esto no quiere decir que sea segura al 100%, porque eso es imposible. A nivel estatal, han subido los delitos y aquí no. De hecho, los turistas que nos visitan se sorprenden de que a las once de la noche pueden dar una vuelta con total normalidad. Y eso no es poco, porque en otros territorios en ocasiones no se puede hacer. Bilbao es seguro”.

 

 

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