Según información recabada por la asociación memorialista Berriz 1936 Gogoratzen, Urtiaga nació el 6 de junio de 1882 en Berriz. Fue el mayor de siete hijos que el matrimonio formado por Ascensión Eguren y Patxi Urtiaga dio al mundo. Felipe, el hijo mayor, estudió en Comillas (Cantabria) y con los años sacó adelante los estudios de capitán de marina mercante. Contrajo matrimonio con Celestina Arginzoniz y el matrimonio tuvo tres hijas: Pilar, María Luisa y Niceta. La vida en la mar le separaba de su familia y por ello decidió junto a un socio abrir la fábrica de limonadas The Soda Water.
Este precisamente es un punto que baila en las diferentes informaciones publicadas sobre su afiliación. En diferentes reportajes se cita a Felipe Urtiaga Eguren como un hombre militante del PNV y se le califica, por lo tanto, como jeltzale. El devenir de los años ha creado un halo misterioso al respecto aunque quienes han estudiado su figura coinciden en señalar que no hay duda, que las credenciales dicen que era de Izquierda Republicana.
Con el estallido de la guerra militar de julio de 1936, Urtiaga se vio en la tesitura de tener que organizar los Comités de Defensa de la localidad, hasta que el Gobierno de Euskadi nombró la zona de guerra de Berriz. En noviembre de 1936 terminó sus funciones como alcalde, pero hasta la entrada de los sublevados fue concejal y miembro de la Comisión de Investigación. El 15 de febrero de 1937 Ramón Aldasoro, Consejero de Comercio y Abastecimiento, lo nombró miembro de la Comisión de Compra y Distribución de carne. En aquellos días, tuvo que exiliarse a Bilbao. Acabaría fusilado.
Del mismo modo que asesinaron a Urtiaga, también acabaron con la vida del guardia municipal berriztarra del PSOE, José Agirre López. La sangre de los dos cuerpos se enfrió en los muros del cementerio de Derio.
«Te juro que muero inocente»
Aquellos aferrados a la ideología nacida del odio y la supuesta supremacía también mataron en otras jornadas al foral Gregorio Urkijo Alberdi, al trabajador del Hospital de Salud Mental de Zaldibar Agustín Milikua Garitagoitia y a Fermín Aranguren Alberdi. De aquellos a quienes los franquistas dieron lo que ellos calificaban con sarcasmo «el pase», se conservan manuscritos de horas antes de que toparan con la muerte deseapodría ser dictado por los sublevados. «Te juro que muero inocente», escribía en su despedida José Agirre a su mujer, María Zabala. El alcalde, Felipe Urtiaga, redactaba 75 años atrás: «Mi conciencia está tranquila pero mi carne se resiste a que sea eliminado de este mundo (…). En su día tendrán que dar cuenta de su actuación», apuntaba el republicano, quien concluía: «Espero y no tengo la menor duda de que ganará el Gobierno legítimo y se implantará el Gobierno de Euskadi», concluía el alcalde.
Agustín Milikua, por su parte, deseaba recibir fotos de sus hijos. «De buena gana les daré unos abrazos», anhelaba. El doctor en medicina y forense Manuel Fontán Lorenzo certificó el asesinato del regidor con las siguientes palabras: «Felipe Urtiaga Eguren resulta haber fallecido como resultado de las lesiones producidas por arma de fuego. A 11 de septiembre de 1937, segundo año triunfal», se puede leer en un documento que atesora 1936 Berriz Gogoratzen para la memoria colectiva.
A todos ellos se les recuerda hoy en Berriz. El acto de conmemoración dará comienzo a las seis de la tarde en la plaza que lleva el nombre del histórico alcalde.
Berrizek frankismoaren biktimak gogoratuko ditu astelehenean