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Hoy se cumplen 87 años del sádico bombardeo de los pilotos fascistas Salas Larrazábal y Muñoz Jiménez contra Otxandio

Iban Gorriti OTXANDIO

Hoy, sábado, se cumplen 87 años del sádico bombardeo ejecutado por los pilotos Salas Larrazabal y Muñoz Jiménez contra la ciudadanía de Otxandio. Esta mañana de fiestas de la localidad, MUGA hemos visitado la plaza de Andikona donde murieron, al menos, 61 personas. Estas fotografías muestran el lugar y sus alrededores. Una ikurriña con crespón negro muestra el dolor de la población que no olvida. 

Plaza de Andikona hoy, día de la efeméride. IBAN GORRITI

Un mural en la plaza Andikona. IBAN GORRITI

Fragmento de mural. IBAN GORRITI

Pero, ¿qué ocurrió aquel día? La radio sintonizaba ya cuatro días de fracasado golpe de Estado, de sublevación militar contra la legítima Segunda República, y de imparable Guerra Civil. Las ondas y los periódicos llegaban, como podían, a Otxandio. En la localidad vizcaina limítrofe con Araba, un reloj de muñeca de un miliciano daba las nueve de la mañana en la plaza Andikona. Era miércoles.

Las fiestas de Santa Marina (Santa Maña) habían atraído a numerosas personas a la villa. Asimismo, los veraneantes “de pantalón blanco” –les distinguían los locales– ya disfrutaban del periodo estival. Dos aviones se acercaban al municipio.

La torre de la parroquia estaba a punto de repiquetear que ya eran las 09.30 horas. En la pequeña plaza de Andikona, además de milicianos y soldados del cuartel bilbaino de Garellano, jugaban niños en torno a la fuente toscana, rematada en cruz moderna de 1899 y un canal de molino que antaño cruzaba la plazoleta y donde algunas mujeres lavaban ropa.

Cuadro del otxandioarra Santi Capanaga pintado en 1964 que evoca el bombardeo. FOTO: OTXANDIOKO UDALA (Gracias a Enrike Alaña)

 

 

Los soldados cocinaban allí el rancho porque la fuente de Vulcano junto al Ayuntamiento “es furrigenosa, no válida para cocinar”, según mantiene el historiador iurretarra, Jon Irazabal Agirre. A juicio de testigos de aquella mañana, un piloto con una avioneta dio una primera vuelta “saludando, cosa que también le respondían algunos presentes”.

Un testigo, firma como R. de G., la calificó en el diario Euzkadi en 1978 como “aeroplano pequeño de sport”. Irazabal ha constatado en archivos que fueron dos avionetas las que masacraron el municipio. Vecinos de Otxandio aseguran que “al saludar y sonreír, se pensó que los objetos que echó eran papeles, caramelos… ¡Hojas!” Sin embargo, segundos después, aquello que brillaba eran bombas asesinas; artefactos de los sublevados militares españoles y arrojados por Ángel Salas Larrazábal, de Orduña.

Terroristas condecorados

El otro bombardero fue José Muñoz Jiménez. A ambos terroristas les felicitó por la “brava acción”, el general golpista Mola. Un total de 55 años después, en 1991, el entonces rey español Juan Carlos I reconoció al asesino Salas con el grado de capitán general.

Habían consumado el primer Gernika europeo (los fascistas italianos un año antes ya utilizaron a la población abisinia para probar este tipo de terroríficos ataques  que continúan a día de hoy). Mataron a 61 personas, en su mayoría niños y mujeres. Los soldados y milicianos fueron una minoría. La Guerra Civil plasmó de pronto una de sus primeras imágenes más denunciables: muertos, heridos, mutilados, cuerpos destrozados, llantos, evacuaciones improvisadas a Durango o Bilbao…

El terrorista Ángel Salas Larrazabal, de Orduña.

«Ni Gernika, ni Durango, ni Coventry, ni Nagasaki pueden compararse en asesinato con lo que ocurrió en Otxandio”, valoraba la firma R. en la publicación Euzkadi. En 1986, en esta misma mancheta Luis Mari Bengoa aseguraba entonces que “50 años no han secado las lágrimas de Otxandio por el primer bombardeo franquista en Euskadi”. A su juicio, el humo de la cocina de los soldados guio a los bombarderos de “ciego odio”.

> Como dato a recordar sobre el nombre del municipio, Otxandio dejó de llamarse de forma oficial Ochandiano en 1984. Fue publicado en el BOE en 1989.

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