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Un cura de Lezo fusiló a un cura de Zaldibar en Amorebieta

Iban Gorriti

¿Los curas pueden matar incumpliendo el mandamiento que lo prohíbe a los creyentes? Uno de ellos, el guipuzcoano Luis Inchaurrandieta lo hizo. Fusiló al fraile Aita Roman, de Zaldibar en días de Guerra Civil.  “Los sacerdotes entre ellos se llaman hermanos, por lo tanto, si un cura fusiló a otro fue un brutal fraticidio”. Esta es la conclusión del historiador Alberto Santana cuando le consultamos al respecto. Pero, ¿qué religioso franquista dio muerte a uno republicano? Según el libro Getaria 1936 – 1945 y otros documentos, el pelotón de ejecución estuvo al mando del capellán del tercio Oriamendi de requetés: Luis Inchaurrandieta Arreche, nacido en el segundo piso del portal número 27 de la Calle Mayor de Lezo el 7 de noviembre de 1904 y quien tras la guerra sería párroco de Getaria en 1942. Era cura y, al mismo tiempo, poseía el grado militar de alférez. En mayo de 1937 era teniente del ‘Requeté 3º’, según documentos oficiales del Partido Popular.

Aita Roman.

La publicación Getaria 1936 – 1945 detalla el suceso ocurrido en Amorebieta-Etxano y el asesinato fue más cruel aún. Inchaurrandieta comenzó confesando al fraile carmelita Aita Roman Urtiaga, natural de la localidad vizcaína de Zaldibar. A renglón seguido fue cuando él mismo, obviando el mandamiento de “no matarás”, dio la voz de fuego. Por si todo esto fuera poco, con su propia pistola le propinó el tiro de gracia para rematar al sacerdote en el suelo como un torero le da la puntilla al animal en la que consideran fiesta nacional. Se estima que Aita Roman fue el “último sacerdote vasco fusilado durante la Guerra Civil”, en aquella supuesta denominación medieval de cruzada santa.

Rematado por el Padre Inchaurrandieta en la tapia del convento de El Carmen

Para que no se olvide aquel delito que consiste en matar a un hermano, como Caín lo hizo contra Abel, en las escrituras de las biblias que utilizaban tanto Urtiaga como Inchaurrandieta, el Ayuntamiento ya demócrata de Amorebieta-Etxano dio nombre a una de sus calles como Aita Roman. Lo hizo en el barrio de Larrea. “Es la que está justo antes del convento de Karmengo Ama y su iglesia de Juan Bautista”, informa el investigador Igor Leibar.

Este zornotzarra contextualiza la figura del sacerdote en el episodio bélico. Ilustra que, durante la Guerra Civil, los franquistas acabaron con los derechos humanos y libertades el 19 de mayo de 1937 en Amorebieta. Ocuparon el pueblo. Ese mismo día, el fraile fue detenido, y fusilado por el tercio de requetés. Llevaron a cabo el fusilamiento de su persona contra la tapia del convento Karmengo Ama en Larrea.

El capellán ejecutor, Luis Inchaurrandieta. PARTIDO POPULAR (PP)

Junto a Inchaurrandieta estaba el capitán franquista Serapio Altuna Goenaga, comandante de la tercera compañía del Tercio Oriamendi de Requetés. Más adelante, este falangista ocuparía el cargo de alcalde de Tolosa, como aparato oficial de FET y de las JONS. El fascista “tenía en su lista el nombre de Aita o Padre Roman de San José, cuyo nombre civil era León Urtiaga Elizburu antes de ser sacerdote”, apostilla Leibar. Y allí mismo, en la tapia del convento, extramuros, lo fusilaron “sin formación de causa”. Tenía 49 años.

Leibar estima que castigaron al hermano carmelita por editar una revista, “una pequeña hoja parroquial que se titulaba en euskara Karmengo Argia (Luz del Carmen)”. Precisamente, en ese convento se celebran cada año las fiestas de Amorebieta, que arrancan el próximo día 15, la víspera de su festividad, y que junto con las de Santanatxu se prolongan hasta el día 27.

La munición estaba preparada

Los requetés franquistas acabaron con la vida de Aita Roman el 19 de mayo de 1937. El reloj marcaba las 12.15 horas y la munición estaba preparada. La ejecución se materializó poco después de la segunda hora que se reza el Ángelus al día, costumbre de los creyentes católicos que se atribuye al rey francés Luis XI, que así los dispuso en 1472.

El historiador Alberto Santana, director y presentador del programa Historia de Vasconia de ETB, aporta que el convento de Larrea de Amorebieta se había convertido en un “objetivo simbólico clave para los requetés vascos, porque era un ejemplo de confraternización entre católicos de vida consagrada, nacionalistas vascos y republicanos de izquierda. De hecho, en Regards se veía un funeral con una ikurriña encima de un ataud”.

Regards. PARTIDO COMUNISTA DE FRANCIA

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Este historiador analiza que para los requetés “Aita Roman se merecía una ejecución ejemplar, por ser un traidor a Dios y un amigo de los rojos y separatistas”. Seguramente, a su juicio, en la decisión tuvo mucho que ver que en el número de febrero de 1937 de la revista Regards, del Partido Comunista de Francia, le hubieran dedicado la portada y una doble página ilustrada interior, con excelentes fotos del histórico David Seymour ‘Chim’ y texto del antifascista Josef Efimovitch Pouterman, a los carmelitas de Amorebieta confraternizando con los gudaris y milicianos de izquierda y leyendo la publicación Euzko Langile. “Todo un batallón estuvo alojado en Larrea, conviviendo amigablemente con los carmelitas y con pleno consentimiento de la comunidad hasta mayo de 1937. Supongo que la publicación de Karmengo Argia fue una cuestión menor, después de la resonancia internacional que había tenido la acción de propaganda comunista de Regards, que era bien conocida para los carlistas de Amorebieta y para sus correligionarios del requeté guipuzcoano, como el famoso capellán lezoarra ‘Txapo’, Luis Inchaurrandieta Arreche”.

Muerte de Inchaurrandieta insólita

El libro de la azkoitiarra Ione Zuloaga sobre la Guerra Civil en Getaria estudia la figura del cura que fusiló al carmelita. Al estallar la guerra tras un fallido golde Estado militar español, el sacerdote de Lezo tenía 31 años. Vivió en Getaria y durante la batalla luchó como cura requeté contra las fuerzas del gobierno legítimo de la Segunda República. El 10 de octubre de 1936, fue nombrado alférez de Tercio Oriamendi. Tras los servicios como alférez-capellán, Franco le destinó a la parroquia de Getaria en 1942. “Los republicanos mataron al padre y hermano de Inchaurrandieta. Se estima que murió tres o cuatro años después”, aporta Zuloaga en el libro. El final del cura ejecutor fue insólito: “Dicen que mientras arreglaba y adornaba la cruz de Iglesia de San Salvador, cayó sobre ella y murió”.

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