Y el Tour de Francia ha pasado por el corazón de estos tres durangarras

Iban Gorriti

MUGA EN POSITIVO

Cada persona vive el paso del Tour de Francia a su modo. Yo suelo tratar de ir más allá, en este caso, de lo deportivo, de la industria que lo mueve, del paisaje turístico, de lo político, de lo publicitario, del postureo…  con mis ojos. Hoy me quedo con estos tres niños durangarras. Cómo han llegado a su lugar elegido, han desplegado la ikurriña que traían de casa, la han sujetado cada uno con las yemas de sus dedos y con el corazón de la ilusión por bandera.

Tres niños sujetas una ikurriña ante el paso del Tour. IBAN GORRITI

Llegaban con ojos abiertos al infinito, con la inocencia de querer aportar, de ser hospitalarios con aquello que son y tienen, con las ganas de que le cayera -nunca mejor dicho- algún regalo publicitario de los vehículos que iban llegando a Durango.

Pero, pronto se han dado cuenta de algo: si le ponían tanto corazón, solo corazón; el resto -sin bandera- cogía regalos al aire de los vehículos que forman parte de la caravana del Tour y ellos no. Y han decidido seguir con la ikurriña como podían, a pesar de los pesares.

Conmovedores.

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