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¿Sabías que el coro de Santa María está considerado como «el más bello ejemplar del estilo Reyes Católicos en Bizkaia»?

Iñaki Madariaga

· Diputación de Bizkaia

La iglesia de Santa María es una de las obras más monumentales de Euskadi, con una tipología formal registrada en la arquitectura clasicista y barroca. Respeta un trazado antiguo, de finales del gótico, espíritu que no abandona del todo al recurrir al abovedamiento original. De la primera época conserva elementos tan significativos como el coro, el más bello ejemplar del estilo Reyes Católicos en Bizkaia.

Basílica de Santa María de Uribarri. OFICINA DE TURISMO DE DURANGO

Se trata de un edificio singular en muchos aspectos, entre otros, el predominio de la nave mayor sobre las laterales o la originalidad de las capillas abiertas en el ábside entre contrafuertes. Sin embargo, es el pórtico lo que más sobresale, por el dominio de la grafoestática elemental que tenían sus autores.

Por su lenguaje constructivo se deduce que el coro se realizó entre 1490 y 1510, fecha que se corresponde bien con la del cuerpo inferior de la torre, mientras que el superior es obra de la primera mitad del siglo XVI. En la reconstrucción del templo, durante todo el siglo XVII,
intervinieron arquitectos tan reconocidos como San Juan de Urizarzabala o Juan de Ansola. El pórtico, por su parte, se realizó entre 1679-1680 bajo trazas de los maestros Baraincua y Gabiria.

El edificio situado en el interior del casco antiguo de la localidad no tiene una lectura fácil, pues en su fábrica refleja, cuando menos, dos etapas constructivas distintas: una primera gótico-renacentista, de fechas cercanas al año 1500 y otra, clasicista-barroca, del siglo XVII.
El templo, aparejado en sillería, sobresale por sus dimensiones. Su ordenación espacial se plantea sobre la primitiva iglesia, que debió ser un edificio de una amplia nave con capillas hornacinadas, que en la nueva fábrica se sustituyeron por las naves laterales.

La cabecera, con ábside poligonal, y las primeras capillas de las naves bajas se respetaron casi en su totalidad, siendo testigos algunos vanos, el propio aparejo de sillarejo, etc. Al interior apoya en pilares clasicistas, frenteados por pilastras compuestas, enlazados en alto por arcos de medios punto. Sobre éstos, un ándito descubierto, con antepecho de forja recorre el templo. Por el exterior se estriba por grandes contrafuertes talúdicos, mientras que a los pies esta función queda asumida por el porche. Las naves se abovedan con crucería, más compleja en la mayor.

El coro, dineñado en amplio arco escarzano, presenta abundantes elementos decorativos: enjutas tachonadas de estrellas, imaginería y bóveda de crucería, con claves labradas. No pertenece a la iglesia reconstruída, sino a la anterior, en su última fase. Santa María de Uribarri presenta dos portadas. La del pórtico del mediodía se ordena en dos registros. El acceso principal se abre a los pies del templo formando parte de una compleja portada-retablo de corte clasicista, muy austera; un gran porche con elegante friso de triglifos y metopas cobija el conjunto de la portada.

La torre se escalona en tres cuerpos, coronándose con pináculos y tracería. Posee además un husillo poligonal a modo de segunda torre, cubierto con espadaña. Elemento esencial del conjunto es el pórtico del mediodía, excelente obra de carpintería popular, sostenido por once
gruesas pilas, nueve pilastras y los propios muros del templo.

En el interior destaca el amueblamiento general, y muy especialmente, el soberbio retablo mayor romanista, de finales del siglo XVI, obra de maese Martín Ruíz de Zubiate, uno de los mejores artífices de ese movimiento en todo Euskadi. Aparte del retablo mayor, la iglesia aparece excelentemente amueblada de retablos colaterales, imágenes, púlpitos, etc. Igualmente destaca la cajonería de la sacristía, de estilo rococó.

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