PATRIMONIO · La casa de lujo de Izurtza de Juan Ramón de Arana, caballero de la Orden de Carlos III, cumple 170 años
José Ángel Barrio Loza
· Diputación de Bizkaia
MUGA PATRIMONIO
Situado a pocos metros de la iglesia de San Nicolás de Bari de Izurtza se alza el palacio que Juan Ramón de Arana edificara en 1852. El conjunto ha llamado la atención desde siempre; de hecho la Guía Delmás ya le dedicaba un párrafo en 1864.
Las diferencias del palacio respecto a cualquier otro edificio urbano o rural del Señorío son evidentes. Entre otras razones habría que citar los exóticos aspectos formales del palacio y la destacada dimensión residencial del conjunto. En un texto transcrito de un documento inédito encontramos una cita: “Grandiosa posesión que Arana había hecho construir con las mayores comodidades para su recreo y el de su familia, en la que pasaba largas temporadas en verano y buenas estaciones…,” que basta para atribuir a Arana la dimensión de villa campestre a la manera italiana del Renacimiento. Evidentemente no es el único caso, ni tampoco el primero de Bizkaia, pero sí uno de los más importantes.
Juan Ramón de Arana, caballero de la Orden de Carlos III, comenzó la obra al fallecer su primera esposa, Cornelia de Ampuero. A su muerte en 1860, su primogénito, Tomás José de Arana Ampuero, adquirió la casa solar, indemnizando con 2.500 reales de renta anual a los demás herederos. La tasación y el peritaje corrió a cargo de Antonio de Goycoechea, de Bermeo, el mejor arquitecto del momento en Bizkaia. A él acaso haya que atribuir esta mansión de Izurtza, considerada como Casa de campo de lujo y finca de recreo.
Lo que más llama la atención del palacio es su lenguaje culto, de un neoclasicismo ya decadente y distinto al habitual en Bizkaia. Diferente, por ejemplo, del de la casa de labranza con bodega que el propio Arana mandó construir en 1846 en otro paraje de Izurza. El lenguaje evoca más el estilo II Imperio francés (buhardilla con cierto sentido de mansarda ) que el isabelino español, si bien la fórmula del portal-balcón estaba muy instalada aquí desde comienzos del siglo XVII, en estilo clasicista.
El edificio está fechado en una cartela fundida en hierro situada sobre el eje de la puerta: Reedificado por Juan Ramón de Arana / Año 1852. La fachada de Arana se extiende hacia Levante, al amor del sol naciente, y se modula en cinco ejes de vanos y tres plantas claramente jerarquizadas, resultando más noble la intermedia. Aquí, las ventanas son adinteladas, muy proporcionadas y vaciadas en un muro de esmerada sillería arenisca. En realidad son más bien balconcillos enrasados con bajo antepecho de hierro fundido y cubiertos con cortos frontones horizontales.
El piso bajo y caballerizas
El piso bajo tiene ventanas ligeramente apaisadas y el alto, bien diferenciado por cornisa de molduras rectas, ofrece ventanas bajas escarzanas, cubiertas por frontones que rematan en la base en graciosas volutas hacia arriba. La línea de cornisa bajo el alero, formada por secuencias de cuatro rosetas de cinco lóbulos, aporta carácter a la zona. El acceso principal aparece centrado y recoge una forma sencilla adintelada, pero luego se engrandece con una modulación de porche-balcón en base a dos columnas toscanas exentas que sostienen una repisa de un metro o poco más de salida para el balcón. Las caballerizas están en un edificio aparte, mucho más modesto, junto a la puerta de servicio del palacio, en la parte trasera del mismo. Tiene acceso directo desde la calle por puerta y carrejo independientes que conducen a un portalón practicable para carruajes.
En el jardín, que define una verja muro de mampuesto y barrotes de hierro, aún puede identificarse la pesquera, un estanque que a la manera de las anteparas de las ferrerías servía de recreo, así como una senda arbolada y otros complementos. Hace años el palacio Arana se reconvirtió en casa de labranza, hecho que no ha favorecido en nada la conservación de los encantos de la finca.