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Una familia de Toledo viaja a Durango para preguntar sobre el cuerpo desaparecido de una bebé en la cárcel de mujeres

Iban Gorriti

· Periodista que puso en contacto a la familia toledana con el Ayuntamiento de Durango 

La escena sucede en un cementerio. Es Durango. El domingo pasado. Un corazón operado bombea con ojos emocionados. Tiene nombre de Ángel. Busca y escudriña entre las tumbas infantiles el nombre de Ángeles: su hermana. Acontece 83 años después de que esa bebé supuestamente muriera en la cárcel de mujeres del municipio el 25 de abril de 1940. Las monjas carceleras, según explicaba la madre antes de fallecer, le arrebataron a la niña de su seno sin explicación alguna.

Marian Bilbatua, Mamen, Jorge Varela, Ima Garrastatxu, Óscar Lancha, Ángel Lancha y Ángel Lancha. IBAN GORRITI

Ángel ha viajado desde Toledo capital en busca de alguna pista, medio millar de kilómetros anhelando algún indicio, algún pálpito. Nada nuevo. Resoplido de impotencia tras la noche anterior al largo viaje en coche sin poder conciliar el sueño. Nunca había estado tan cerca de su hermana ni de donde los franquistas encarcelaron a su madre, también en Saturraran.

Nada. Ni la ayuda de este periódico. Ni la ayuda del exarchivero de Durango, José Ángel Orobio-Urrutia, que fue quien destapó la noticia a MUGA. Ni la ayuda del investigador de Durango 1936 Kultur Elkartea, Jimi Jiménez. Ni la del historiador ondarrutarra Fernando Aguirre. “Mi hermana esté o no esté aquí en el cementerio, se queda para siempre en Durango. Si sus restos hubieran aparecido cuando se hizo una prospección, lo mismo. Aunque nacida en Polán, Toledo, ella ya es de Durango desde entonces y por siempre. Y volveremos a visitarla”, habla con el corazón Ángel Lancha Carmena, a quien le gustaría tener una casa en un monte de la villa.

Bienvenida en el salón de plenos de Durango. AIUR GORRITI

Y lo hace al día siguiente de ser recibido junto a sus dos hijos y una nuera por la alcaldesa de Durango, Ima Garrastatxu, de EH Bildu, en su despacho consistorial y salón de pleno, y el concejal Jorge Varela, de Herriaren Eskubidea. Llegan con la edila soberanista Marian Bilbatua como hospitalaria cicerone. Ambos partidos políticos forman el equipo de gobierno local.

La familia agradece a la alcaldesa su recepción. AIUR GORRITI

En el Ayuntamiento, la regidora y los ediles citados conocen de voz de la familia el suceso que les ha llevado a viajar a Durango. Que corría el año 1940. Que la toledana Plácida Carmena Alonso fue dispersada al municipio vizcaino, con una condena «de 12 años y un día por auxilio a la rebelión». Su delito, lean: Llevar comida a su padre, preso por pertenecer a los comités de la República. Una mujer le denunció al salir del penal y fue detenida el 9 de diciembre de 1939, es decir. Le hicieron un consejo de guerra el 25 de enero de. «Mi abuela Plácida partió a Durango mi tía Angelita que acababa de nacer el 19 de mayo de 1939 en Polán», aporta Óscar Lancha.

Foto de la cárcel del Archivo Municipal de Durango y encima la original que conserva la familia.

Hace referencia a María Mercedes Lourdes Ángeles Lancha y Carmena. Los franquistas y las monjas del penal obligaron a su madre, a Plácida, a bautizar a la niña. Y ese imperativo se vuelve curioso en su favor en un matiz:  La bautizan el día de la República, el 14 de abril. Murió solamente nueves días después, con 11 meses de vida.

Se le dio sepultura con apellidos erróneos de Landa y Carmona, en vez de Lancha y Carmena «en la calle Santo Tomás, nº 16″ del camposanto. Según el Libro de inhumaciones del Cementerio de Santa Cruz de la Villa de Durango, 1918-1953 fallece en el “presidio”. La causa: “bronconomía” (sic), y se le da tierra sin su madre presente en “un féretro de pino”.

El hermano de aquella bebé, Ángel Lancha Carmena en la zona de entierros infantiles del cementerio de Durango. IBAN GORRITI

Al regresar al pueblo manchego de origen, tras «matarle» -califican- a una hija, «encima tienen que irse del pueblo para intentar rehacer su vida, pasar desapercibidos y que no los señalasen con el dedo para evitar represalias de posguerra”.

El archivero jubilado de Durango –servicio municipal hoy, de algún modo, encallado- aporta un detalle más a la familia. “Ángeles era hija de Claudio, jornalero, y Plácida Carmen -en vez del real Carmena- Alonso. Se le batea un mes después de su llegada como presa de Franco a la villa. Ese mismo día se bautiza a otros tres niños, dos de ellos nacidos en la misma cárcel y un tercero llamado Carmelo Manuel Navarro Lancha, natural también de Polán», detalla.

Visita al camposanto. IBAN GORRITI

La familia ha oído bien: en la cárcel de Durango había una mujer más de la familia y un niño. Habla Ángel: “Yo jugué mucho con ese niño, que era de la familia, pero claro nunca hablamos de todo esto y ahora ya no está vivo”, vuelve a emocionarse este hombre que, curiosamente, siempre ha sido seguidor del Athletic. “¡Vamos ganando 1-2 al Almería!”, dice en el en salón de plenos a dos niños presentes, mientras su otro hijo también llamado Ángel, en homenaje a su tía desaparecida, se seca las lágrimas. La alcaldesa les transmite que su familia también fue represaliada por los franquistas y cómo con el grupo al que pertenece, Kriskitin Dantza Taldea, hicieron un espectáculo basado en la cárcel de mujeres de Durango.

Cruzando el parque de Zuhatzola y el puente del Diablo. IBAN GORRITI

No querían irse sin conocer la Cruz de Kurutziaga. IBAN GORRITI

A continuación, la propia regidora los ediles acompañan a la familia hasta el lugar en el que estuvo la prisión de mujeres, superficie en la que se rigió el colegio Nevers. El edificio que fue almacén de mujeres vivas hacinadas no existe en la actualidad. Únicamente queda la puerta y verjas en las que se lee aún Villa María. Ángel vuelve a callar al ver una lona a modo de emotivo mural en el que reconoce a su madre y su hermana. No puede articular palabra. Su hijo Óscar les dice a los políticos que una placa allí colocada muestra los apellidos de la bebé confundidos. “¡Decidnos cuánto cuesta cambiarlo que nosotros lo pagamos!”, se ofrece Óscar, al lado de su mujer, Mamen, que graba en vídeo.

Ángel Lancha mira a su madre y hermana en un mural de Durango. IBAN GORRITI

La alcaldesa le responde de inmediato: “No os preocupéis, lo corregiremos y lo pagaremos desde el Ayuntamiento”, asiente Garrastatxu quien minutos antes les había asegurado en su despacho que “de la política, la gente se acuerda de los grandes proyectos, sin embargo, yo me quedo con los lazos humanos, con experiencias como esta de conoceros”, y vuelven a abrazarse.

En el balcón consistorial durangarra. IBAN GORRITI

El Archivo, según investigaciones de Orobio-Urrutia y Jiménez, registra once enterramientos de personas que estaban en la cárcel. Seis son “párvulos” y cinco, presas. “Volveremos aquí sin duda, y quizás y lo decimos en serio, con un autobús lleno. Todo ha sido perfecto: el trato, la vida que hay en el pueblo que nos ha coincidido con txaranga incluida, conocer al escritor Joseba Sarrionandia ‘Sarri’, al exjugador del Athletic Lasa, la cruz de Kurutziaga… ¡Gracias, Durango!”, se llevan la mano al corazón y suben al coche de vuelta a Toledo, a aquel lugar del que Angelita nunca debió salir por la fuerza.

 

La familia con el escritor Joseba Sarrionandia y el periodista autor de este reportaje. AIUR GORRITI

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