Las tres fuentes monumentales de Durango se instalaron entre una fuerte polémica ciudadana en 1882
Iban Gorriti
Durango cuenta en su callejero con tres fuentes monumentales del siglo XIX. Se cumplen seis años de cuando la de Ezkurdi volvió a manar agua después de décadas sin funcionamiento y delicadas obras de rehabilitación. La ciudadanía desconoce que la puesta en marcha de estas tres fuentes a ubicar ya en 1862 en Kurutziaga, Pinondo y Ezkurdi se vivió entre una fuerte polémica en la villa. Las tuberías procedían de Amberes, Bélgica. Es decir, tienen más de 160 años.
El libro Noticias históricas de la Noble y Leal Villa de Tavira de Durango (1868) de Fausto Antonio de Beitia y Ramón de Echezarreta recoge el «desaguisado», ya que una parte de la ciudadanía quería que las tuberías fueran por unas calles, pero la mayoría de la Corporación del pleno consiguió que se diseñara y planeara de otro modo.
De Amberes
Todo el tramado de tuberías llegó a Durango procedente de la ciudad belga de Amberes en 1861 y dio comienzo su colocación el 5 de agosto del mismo año acabando las obras el mismo mes. El 7 de septiembre se colocó una fuente provisional junto a la pared de la conocida entonces como huerta de Abarrategi, hasta que concluyen las obras de las fuentes del pueblo.
La ubicación de Kurutziaga, Pinondo y Ermodo tampoco gustó, según las crónicas de la época. «Se ubicaron en con la opinión contraria de mucha parte de la ciudadanía», informaban Beitia y Echezarreta.
En la primavera de 1862 ya estaban manando agua estas fuentes monumentales y «los llamados caños de vecindad que se pusieron en el extremo inferior de Kalebarria, al sur y oeste del pórtico de Santa María de Uribarri, Fuente Vieja, Tres Cantones, plazuela de Santa Ana e Intxaurrondo, o tres chorros en la matadería y un juego de aguas en la pescadería».
Posteriormente se pusieron tres casos de vecindad: uno en Kurutziaga, junto al camino de Landako y dos en Ermodo. Uno de ellos en el camino de Adoberretea y otro junto al cementerio.
A juicio de los autores del libro, si en vez de estas obras se hubiese puesto cuatro o cinco fuentes y una sola monumental en diferentes puntos de la villa, hubieran costado menos, se hubiera evitado poner caños de vecindario y las reposiciones que ocurriesen en ellas jamás hubieran sido de gran consideración».
A 7 pies de profundidad
Y continuaban con su explicación diciendo que del modo que se han erigido por las calles a 7 pies de profundidad, además de haber «trastornado el hermoso embaldosado de las mismas, la más pequeña avería tiene que costar muchísimo, pues no sabiéndose fijamente en qué punto de entre dos registros está la avería se tendrá que ir soltando las baldosas y cavando en la misma profundidad hasta dar con ella y además del cotes, es una gran incomodidad para la villa.
«Los que han opinado y conseguido que estas fuentes pasen por las calle, se fundan en que las bocas de incendios son muy útiles (la prueba ha tenido resultados contrarios) en que el plano fue aprobado así por la autoridad superior y en documentos que convencerán acaso a los que estén en los antecedentes; pero siempre tendrán en contra de su opinión a mucha parte del pueblo que ha visto su ejecución, y ha clamado en vanos para que se hiciesen de otro modo».