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75 años sin Julián Ariño, el alcalde de Elorrio que hizo frente a la entrada de los franquistas

Iban Gorriti

Durante el año que hemos despedido con uvas se cumplieron 75 años del fallecimiento del alcalde nacionalista vasco de Elorrio, Julián Ariño que también fue un dentista bilbaíno, propagador de la higiene dental y autor de un curioso libro sobre las enfermedades de la boca, según un estudio del investigador Juan Gondra Rezola. De hecho, inventó una pasta de dientes que puso a la venta con su apellido como marca.

Ariño en el centro de la imagen junto al lehendakari Aguirre o Pedro de Basaldua. EUZKO DEYA

Ariño nació en 1889 y al estallar la Guerra Civil sumaba 47 años y constituyó en la villa el comité de defensa que hizo frente a los españoles sublevados. Represaliado tras la toma de Bizkaia por las tropas franquistas, fue privado de su consultorio que atendía en Elorrio y pasaría a estar domiciliado en Bilbao.

El periódico Euzko Deya recogió el fallecimiento de este ilustre vizcaino que el diario destacó en un antetítulo como “hombre de nuestro pueblo” que en momentos en los que los franquistas avanzaban hacia Elorrio, se reunió con el lehendakari Aguirre. El periódico jeltzale apostillaba que a aquella entrevista asistieron un jefe militar leal al pueblo, el que fue secretario particular suyo, el escritor Pedro de Basaldua, el periodista Jesús Garriz, corresponsal de guerra en aquellos días y en 1947 exiliado en México, donde actuaba como director precisamente de Euzko Deya en la república azteca.

La muerte pilló a Ariño el 29 de junio de aquel año a los 81 años, día de festividad católica de San Pedro y San Pablo. Falleció en “su amada villa de Elorrio”. El periódico ponía en valor su persona. “La desaparición de este benemérito hijo de Euzkadi, demás está decir, será lamentada hondamente en el seno de nuestra colectividad, dados los altos merecimientos que el extinto supo alcanzar a lo largo de su fecunda y ejemplar vida”, imprimían.

El cronista de la noticia firmaba como Jesús de Zabala y lamentaba el aciago periódico bélico que le tocó vivir siendo alcalde. “Con honda pena de su alma, viose obligado a exiliarse en el País Vasco-francés, ante el atropello brutal que sufrieron Bizkaia y Gipuzkoa por parte de las mercenarias hordas franquistas integradas por lascivos moros, flechas negras y falangistas, equipados por modernísimos armamentos”.

Ariño anhelaba vivir sus últimas horas de vida en Elorrio

En esta semblanza, el autor hacía un paralelismo entre Ariño y el obispo de la diócesis de Vitoria, Mateo Múgica, que, ambos, resolvieron regresar a su pueblo nativo, en el caso del alcalde al Elorrio que anhelaba –según Zabala- pasar las últimas horas de su vida tras su residencia en Bilbao. El religioso, también exiliado, por su parte, a Idiazabal, Gipuzkoa.

El periódico publicaba esta noticia desde Buenos Aires, Argentina y lo hacía un mes después de la muerte del reconocido regidor nacionalista. Desde Euzkadi les llegaba el siguiente texto: “Lo previsto acaba de suceder. Ariño, pleno de gracia y sin doblegarse ante los enemigos del pueblo vasco, entregó su alma a Dios, y momentos antes de expirar recomendó a los seres amados que se encontraban asistiéndolo que perseverasen en la defensa de los caros ideales que fueron parte integrante de su vida”.

El sepelio de Ariño llevó a que se reunieran “miles de ciudadanos libres, que no se someterán jamás al tirano”. El funeral lo presidieron siete sacerdotes, que acompañaron al cuerpo “hasta su última morada en el cementerio de San Roke, testimoniando así públicamente su cariño a tan distinguido hijo de Euzkadi”, concluía Zabala.

Intento municipal de quitar el nombre a la calle Julián Ariño

El callejero de Elorrio a día de hoy mantiene una calle llamada Julián Ariño, que sale hacia Elgeta. En 2010, hubo intento municipal de quitar el nombre a esta vía o la del diputado Nizeto Urkizu. Sin embargo, a día de hoy la calle mantiene la denominación de recuerdo al alcalde demócrata de la guerra.

El diputado en las Cortes ( 1977-1984) y parlamentario en Vitoria-Gasteiz (1984-1990) por el PNV, Iñigo Agirre, por su parte, recuerda que “el Elorrio actual no se comprende sin la figura de Julián Ariño. Con él, el Elorrio de los balnearios, motor de la economía municipal de junio a octubre, da paso a la primera instalación industrial con la creación, en 1915, de ‘Berrio-Otxoa Burdiñola (B.O.B)’, pionera de las industrias de fundición que irían surgiendo después y marcarían el futuro industrial del municipio”, pone en valor este elorriarra.

El historiador de la villa Igor Basterretxea Kerexeta, asimismo, aclara algunas cuestiones. Ariño vivió en el palacio Alzerreka, del siglo XVII, en la actualidad conocido por la sociedad cultura gastronómica y recreativa Alkartu. “Hay quien cree que en su casa hubo un batzoki, pero no fue así. Estaba en otro número de la misma calle, de Berrio-Otxoa. En ese edificio lleva desde año la sociedad Alkartu”.

Fachada de la casa de Ariño. DE PALACIO ‘ALZERREKA’ A SOCIEDAD CULTURAL GASTRONÓMICA Y RECREATIVA ‘ALKARTU’, de Igor Basterretxea Kerexeta

Según informaciones de Juan Gondra Rezola, el alcalde y odontólogo, en colaboración con Juan Cancela publicó dos obras, ambas en el año de 1897 y en Bilbao: El Dentista práctico y La boca humana y sus principales enfermedades. Consiste la primera en un tratado, recopilado de los mejores autores nacionales y extranjeros, destinado a los dentistas, en que se exponen las enfermedades buco-dentales más frecuentes y su resolución quirúrgica con variada iconografía. “Termina el libro, que destaca por su notable puesta al día, con un formulario farmacológico odontológico”, valora Gondra. Complemento de la anterior es la segunda, un atlas compuesto por 24 láminas a color en que aparecen representadas algunas enfermedades del territorio bucal junto a otras estructuras normales.

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