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LUIS A. BAÑERES: «En ‘Ahí te queda el muerto’, un personaje es la suma de otros tantos que conozco»

«Una gamberrada». De este modo, resume el autor Luis A. Bañeres (Durango, 1965) su nueva novela Ahí te queda el muerto. Pero no nos hagamos una idea incorrecta. El humor, y aunque suene a tópico, es un objetivo muy serio. Es un buen regalo de última hora para el Día de Reyes que puedes comprar desde cualquier punto del mundo clicando aquí. 

Luis A. Bañeres en un bonito rincón de Durango. ¡Era broma!

¿Quiénes son Eusebio Malaxetxebarria y Antxon Tototikaguena?

Son dos personajes que caricaturizan a dos solterones típicos de esta tierra, con agenda etílica, de jamada fácil, apostadores natos y, eso sí, hombres de palabra.

¿Qué campeonato ganan?

Un campeonato de tope carnero, con la particularidad de que uno de los contrincantes ha sido sustituido por un morrosko con unos cuantos pacharanes encima, para perplejidad y desgracia de los ovinos.

Me ha remitido a las ahari-topeka históricas de Iurreta. ¿Las recuerda? 

Efectivamente, allí mismo ha estado este autor presenciando el espectáculo, sin entender muy bien cuál es la finalidad, ya que uno de los carneros se retira o muere y el otro queda más limitado de lo que ya era. Supongo que responde, cómo no, a apuestas a pie de barra, en las que, evidentemente, no participa el carnero.

¿Alguna anécdota al respecto?

Como anécdota, recuerdo que en una de esas fiestas con deportes vascos, participó Perurena, que llegó en un coche con remolque, donde transportaba las piedras. Me hizo gracia que fuera una mujer quien las descargara. Creo que era pariente, emulando a la hermana de Urtain, que mató a una mula de un mamporro y que saltaba la barra del bar a pies juntillas, sin que en el relato de estos hechos medie la mano de este autor en lo más mínimo.

Hace reír ya solo con sus comentarios…

Por cierto, yo no quisiera morirme sin tener un remolque como el de Perurena, ni una batería como la sonda Voyager 1, activa desde el 77. Puedo prescindir, no obstante, de una hermana así.

Como premio, a estos xélebres les toca un crucero relacionado con el Athletic. ¿Cómo se come eso?

A campeonato original, premio original. Y como por aquí no miramos un duro, se fleta un barco “de fundamento” para celebrar una hipotética victoria del Athletic, huérfano de trofeos desde San Clemente. Total, si no ganan, se hace como con la gabarra, a la que pone txukun desde el primer partido de la eliminatoria, y se le reseca la pintura sin haber abandonado el dique del Museo Marítimo. Pobre, con lo bonita que es.

Sale la risa solo de pensar que Totori le pide a Malaje que si algo ocurriera a bordo, se ocupe de llevar su cuerpo a tierras vascas y darle discreta sepultura sin avisar a su familia…

Claro, porque responde a otra apuesta típica en la que media, cómo no, dinero a espuertas. Y en asuntos de dineros, los vascos somos manirrotos, pero si hay que defender un céntimo por honor…

Sin hacer spoiler, Totori muere y con un problema añadido: “Con una erección permanente por sobredosis de Viagra”.

Sí, no parece que fuera muy dado a leer prospectos y con tanto alcohol trasegado, quizás juzga que una no es suficiente. Mejor me tomo todas y así cumplo seguro.

Con sus novelas uno no se aburre…

Las novelas de humor tienen el problema de que este, el humor, no es universal. Por tanto, un objetivo razonable es entretener. Y hay que hacerlo desde el principio, porque si no, con tanta oferta, es fácil que el libro pase a equilibrar una mesilla. El título puede dejarte indiferente y la portada ha de refrendarlo con contundencia. No puedes defraudar al lector; ha de engancharse en las primeras páginas y, a ser posible, en el prólogo.

Portada de ‘Ahí te queda el muerto’.

Tira mano del humor negro para hacer una realista caricatura de la sociedad que todos protagonizamos. Incluso, hace preguntarnos: “¿Qué haría yo en esa situación?”.

En mis novelas, someto a los personajes a situaciones críticas y esperpénticas, que no dejan de ser caricatura de lo que es realmente esta sociedad. El lector, desde fuera, siente cierta satisfacción cuando los problemas son de otros, aunque sea durante el rato de la lectura. Para edulcorar un poco este sentimiento, se introduce el componente cómico. Siempre tengo un libro a mano y me gusta dormirme pensando “¿Qué haría yo en esa situación?”.

Es ingeniero técnico industrial. ¿En qué momento se fusionaron en su persona las ciencias con las letras?

Las letras siempre me han acompañado. Recuerdo que aita deslizó mis primeros libros en la mesilla de noche cuando aún escondía los dientes caídos bajo la almohada. Pero vivimos en un período de la historia en que los jóvenes no saben quiénes fueron Unamuno o Lauaxeta, y sin embargo conocen todos los realities a nivel de cátedra. Las carreras de ciencias son más seguras para el sustento, aunque no ocupen top five en mi lista de pasiones. Las letras, sí.

Pertenece a la Asociación de Escritores de Euskadi. ¿Qué momento vive este colectivo?

Yo suelo decir que es como Alcohólicos Anónimos. Juntos como grupo, nos sentimos mejor. Hola, soy Luis y este es mi primer libro. Bienvenido, Luis. La Asociación, que cuenta con ilustres y notables, suma para ganar visibilidad y alguna ventajas promocionales y servicios a los asociados.

¿Vive el sector editorial una crisis como siempre se queja el cine?

El sector editorial lleva mucho tiempo en crisis. En el Estado solo unos pocos viven como escritores de libros. Además, la oferta se ha incrementado enormemente; en parte por efecto del confinamiento durante la pandemia, donde muchos han decidido probar. Existen infinidad de editoriales, muchas de ellas de autoedición, que facilitan salir del anonimato al espontáneo, que recibe cajas de libros y se pasa por las bibliotecas municipales tratando de hacer amigos. El sector ya pintaba feo dos Papas atrás, así que mejor nos asociamos, ¿no?

Es de Durango. ¿Qué echa en falta de su pueblo de toda la vida?

Que me saluden los jóvenes. Eso, sobre todo. El pequeño comercio, los colmados, la cercanía de la gente, en general. Antes éramos cuatro y el toro. A muchos les he perdido la pista, con tanto crecimiento radial. Juro que no hace mucho me perdí en la enésima rotonda y llegué a casa de mis aitas con ayuda del GPS. Imagínate si hubiese tenido que preguntar…

¿Da, por lo tanto, Durango para una surrealista comedia como Ahí te queda el muerto?

Claro. Un personaje es la suma de otros tantos que el autor ha conocido realmente, ya sea en Durango, en decenas de países o incluso en el Bilbobus (que da mucho juego).

¿Qué tipo de libros le gusta leer?

Género negro, policiaco, historia, comedia y cualquier otro que sea de un género convencional pero que aporte originalidad. Soy muy selectivo. Les doy, como he adelantado en esta entrevista, unas páginas de confianza. Si no me seducen, van a la balda.

Antes de acabar, me parece interesante que al comienzo de cada capítulo aporta una cita, sea histórica o no.

Es la marca personal que llevan todos mis libros. Tiendo a separar los capítulos, que intento que sean cortos, con ese dicho, refrán o eslogan, que están relacionados con la historia que se narra, pero no necesariamente con el capítulo que encabezan; como metas volantes. Algunos provienen de la sabiduría popular. Otros son propios.

Insiste en los epitafios: ¿Cuál desearía que fuera el suyo?

Bueno, la verdad es que, para cerrar esta entrevista, podría contestar “Ahí os queda el muerto”, pero como quedaría feo de cara a familiares, amigos e incluso vecinos de tierra, y caería en el auto-plagio, tendría que buscar algo más motivador, como, por ejemplo, “El último en salir paga las birras” o “He dejado un millón de euros escondidos en…”.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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