ZORNOTZA EZAGUTU · Conozcamos las 17 ermitas de Amorebieta-Etxano
Existe un catálogo de 17 ermitas y a juicio del Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano hay un interesante grupo de los años del cambio de siglo XV-XVI, más o menos coetáneos a la iglesia de Etxano y con características comunes: no se abovedan, son de aparejo pobre pero conservan ingresos de medio punto o apuntados que nos ayudan a clasificarlas dentro de los estilos históricos.
Destacan las de San Miguel de Dudea, San Pedro de Boroa –ambas cabezas de sendas cofradías administradoras de las ermitas que de ellas dependen–, San Antonio de Elgezabal, San Vicente de Arkotxa-Bediaga, y la hoy muy deteriorada ermita de San Juan de Ofrendo, en manos privadas. La mayoría de las ermitas de Amorebieta-Etxano ha sufrido una importante y necesaria renovación los últimos años gracias a las dinámicas de “auzolan” llevadas a cabo por diversos vecindarios con la ayuda económica del consistiorio zornotzarra en el aporte de materiales.
El Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano recomienda en su trabajo titulado Zornotza ezagutu (Conoce Zornotza) cuatro rutas que recorren estas ermitas. En el día de hoy en mugakultura.eus recogemos la primera, y en jornadas posteriores iremos publicando las otras tres. Daremos comienzo de la primera ruta en la fuente Ur Gozo del parque Zelaieta y visitamos la iglesia de Andra Mari. A continuación partiremos a conocer el nevero de Belatxikieta y la ermita del mismo barrio. El próximo destino ser´la casa torre de Bernagoitia y la iglesia de este mismo distrito zornotzarra. Continuaremos a la ermita de San Vicente de Arkotxa-Bediaga y concluiremos en la ermita de San Antonio.
Dentro de la arquitectura residencial culta, da la impresión de que, fuera de Zubiaur y su entorno más cercano, apenas se levantaron edificios de estilo –poco o nada queda de las casas armeras y palacios del casco urbano que desaparecieron producto de la expansión del XX–. Aún así se mantienen en pie la torre de Berna y la “casa fuerte” de Bernagoitia como construcciones más destacables. Resulta sorprendente la abundancia de caseríos de verdadera calidad histórica y arquitectónica. La casa de labranza vasca, tronco del pasado de Amorebieta-Etxano y resto vivo que mejor nos permite remontarnos en el tiempo, no fue producto de la inspiración casual o de la genialidad de un solo artista. Maestros canteros con nombres y apellidos crearon grandes caseríos de arcadas, resultado de un largo proceso de cinco siglos de adaptación al medio ecológico, a los recursos técnicos y económicos y, también, al vaivén de las modas estéticas.