‘El canto de los petirrojos’, por Txile Aconcangua
Txile Aconcagua
Busca el cielo en lo profundo de sus ojos
como buscaría tesoros un arqueólogo.
Tan peligrosos como los de un lobo.
Son la obra maestra de un coreógrafo
jugando a ser del amor un filósofo.
En ellos, baila el diablo seductora danza.
Dibujando con sus pasos un prólogo.
Haciéndole esclavo de todos sus antojos.
Donde demuestra su gran maestranza.
Hasta llegar como broche final al epílogo.
Bebiendo de sus seductores labios rojos
tan bellos como el canto de los petirrojos.