Exactos cuarenta años de un 1 de noviembre nada común en Durangaldea

Natxo Zabálburu Bilbao

¿Qué ocurría en Durangaldea el 1 de noviembre de 1980? ¿Celebraban Halloween? ¿La ‘Arimen gaua’? Tirando de hemeroteca, hoy  hace justo 40 años, era más que Día de todos los Santos, día de muertos en todos los aspectos y no hablamos de la fiesta carnavalesca de México. Así, por ejemplo, La Gaceta del Norte llevaba a portada el siguiente titular: «ETA-pm asesina a otro dirigente de la UCD vasca». A su lado otro encabezado rezaba: «Asesinado un abogado donostiarra». 

En su interior, diferentes informaciones sobre la noble y leal comarca del Duranguesado. «La Cruz de Kurutziaga será reparada en Durango», con un antetítulo cuya leyenda fue: «El Ministerio de Cultura ha dejado vía libre». Y la noticia viene a recordar «aquel criminal atentado» con detonación de bomba contra el crucero del «pasado 16 de mayo». Y fue más allá: «Todo el pueblo vasco se sensibilizó al perder una de sus grandes joyas arquitectónicas».

Según el relato, el Ayuntamiento de Durango se opuso «drásticamente» a que el Ministerio del Gobierno central se llevara el monumento histórico a Madrid. Y abogaron por que «el Señor Legorburu», que «conocía bien la pieza», se hiciese cargo de los trabajos. Y quedaba la duda sobre la conveniencia de un nuevo emplazamiento. A juicio del redactor Manuel Biescas la Delegación Provincial de Cultura comunicó a la corporación local que el crucero «continuará enclavado entre las calles Kurutziaga y Astarloa», no dando una.

De lo que no informaba el periódico era que el atentado contra la cruz de Kurutziaga fue vil obra del Batallón Vasco Español, cuando se trató de hacer creer que había sido ETA. Los ultras lo argumentarían más adelante con el siguiente fin político: “Para castigar a la ultraizquierdista villa de Durango”. Literal.

La feria de Durango se iba a celebrar el 1 de noviembre

Y en la página cinco del tabloide, aseguraban que «La feria del  Libro y Discos Vascos, de Durango, a primeros de diciembre».  Hablaban de la decimoquinta edición. Y aunque la información suene normal a día de hoy, no lo fue tal. ¿Por qué? Porque según notifica La Gaceta del Norte, ese año la actual Durangoko Azoka se iba a celebrar precisamente «el 1 de noviembre y fechas próximas». El argumento del cambio fue que el Día de todos los santos -disculpen que no pongamos santos con mayúscula- era laborable y se consideró «cambiar las fechas a fin de que pueda ser visitado por mayor número de público».

Y, una noticia más. En un breve, aviso de la desaparición de un perro en Durango. Uno de raza pastor alemán cruzado con lobo y que atendía al nombre de Curro. Y aportaban un teléfono para quien pudiera encontrar al ejemplar. Con todo, un día de perros.