CRÓNICA · Danzad, malditos, danzad que la esperanza es la vida defendiéndose

Dantzaz retornó en la tarde de ayer a Durango. Lo hizo con una amable propuesta doble y con la bailarina de casa, la siempre profesional y atenta Elene Carreto, colaboradora de este periódico cultural. La compañía que nació como catapulta de figuras emergentes de la danza llegó al frontón de Kurutziaga Ikastola con una empresa nada fácil: ofrecer una hora de propuesta contemporánea sin repetirse. 

La duranguesa Elene Carreto en un momento de Basoa. © Iban Gorriti

Primero, dieron forma a UNE, un entremés de media hora, que se paseó con gusto por los paladares de las personas neófitas en este arte escénico.  Tanto en el primer plato como en el segundo la música fue exquisita, una selección tan jugosa que se pegaba a la piel de los oídos como al gusto.

Y en Basoa, la detonación de expresión, de plasticidad, de banda sonora compuesta para la ocasión y para recordar a las personas que huían de la mal llamada Guerra Civil -fue militar- en el Estado y que fueron primero refugiadas en Gurs (Francia) y a continuación represaliadas como campo de concentración.

Danzad. © Iban Gorriti

Los diez bailarines se esforzaron en ser grupo, sin atisbo alguno de querer destacar y, de este modo, destacaron todas, todos. Los textos que se amplificaron ya tenían mayor dificultad de comprensión, pero no hay como dejarse llevar entre las bellas palabras utilizadas en tres idiomas: euskara, francés y castellano. Y una frase que en Mugalari.info no queremos dejar sin publicar: «La esperanza es la vida defendiéndose».