La desaparición de una docena de inmuebles en las últimas décadas resta identidad histórica a Durango
Un pueblo conserva su identidad en base a los edificios que han marcado el devenir de los siglos. En el caso de la villa vizcaina de Durango la pérdida de esa identidad propia es cada día más evidente.
En las últimas décadas, al menos una docena de inmuebles han desaparecido del panorama urbano e incluso monumentos únicos como el ídolo de Mikeldi, que aunque tanto la familia propietaria como el ayuntamiento de Durango lo requirieron a la Diputación de Bizkaia, a través del Museo Vasco, continúa a día de hoy en Bilbao.
Asimismo, la Adminitración local está tramitando si se debe hacer desaparecer o no la histórica presa de Arripausueta -elemento catalogado de interés cultural en el Consistorio- para la construcción de unas viviendas ya vendidas sobre suelo inundable. Curiosamente esta infraestructura era de la misma empresa eléctrica propietaria del ídolo de Mikeldi.
Según información aportada por el perfil de Facebook Kultura Kultura, la lista de inmuebles que se han demolido en las últimas décadas en el municipio es la siguiente:
En San Roke: Ziritzagoikoa
En San Agustinalde: El colegio San Vicente de Paúl.
En Tabira: Aldanatorre baserria (por la obras del TAV).
En Kurutziaga: La olleria Bizkarra Markiegi, Talleres de Durango Tadu, la casa de Azpitarte en la esquina de Kurutziaga con Juan Mari Altuna kalea.
En Ezkurdi: La estación del ferrocarril, así como el solar que ocupaba el cine Tabira, Batzoki y Goikolea.
En Larrasoloeta: Aixeder, Kurroren etxea y Arin, casa junto a Oñate Hermanos.
En Uribarri: Casa de Zapateria Berrio.