‘A las asociaciones humanitarias’, por Mariano Martín
Mariano Martín
De honroso es reconocer
y agradecer en sumo grado,
con el mayor interés
y el mejor de los cuidados,
a quien con dulce quehacer
y delicado tratado,
se entrega con todo su ser
al ser más necesitado.
Cocreados para ser
el asilo acreditado,
y amparados por el bien
son un cuerpo y son mil brazos,
sustentados por un pie
que alimenta sin relajo,
todo un Mundo que atender
con su fe y con su trabajo.
Cuerpo que cual árbol es
sólido, impertérrito, afianzado,
y rezuma dentro de su piel
la savia que va sembrando…
exprimiendo con su saber
lo que la savia raíz va insuflando,
a cada rama, hoja y plantel
el fruto que la flor va cosechando…
con generosa aptitud y placer
para seguir emanando,
esas razones que ven
lo que en la Vida se va desangrando…
por falta de amor y querer
cayendo, sufriendo, clamando.
Son muchas, con firma y haber
con su estigma y su grabado,
poniendo su ardor a crecer
para darlo con su abrazo.
Y mientras el Hombre de bien
une lazos con su hermano
el malo, que ostenta el poder
vive feliz y engordando.
Las dos caras del mismo deber
que tiempo tras tiempo minando,
unos satisfacen su mantel
y otros de rodillas mendigando.
Es el ciclo de la Vida, se
y el circulo se va agrandando
por el principio de nacer
y se va continuando…
más debo de entender
que de los dos roles fraguando,
su esencia a prevalecer
la del mal siempre está abajo,
y arriba la del bien.