‘De riguroso luto blanco’, por Mariano Martín
Mariano Martín
Escucha mente dormida
atiéndeme y despierta,
presta atención a la Vida
y dale la justa propuesta,
a quien en sangre y herida
ve la confianza ya muerta.
Nació con la frente lucida
y salió por una puerta,
con su presencia encendida
y esa sonrisa de abierta,
que fue por el bien recibida
con sublime y sutil preferencia.
Pasaron mil cosas nuestras
historias que son construidas,
en el camino y sus muestras
con el color y medidas,
que cada Hombre demuestra
según se pasión recibida.
Y el tiempo pasó entre aventuras
y fue lo contento esa puesta,
de explosión entre venturas
obteniendo las respuestas,
que a preguntas requeridas
nos regala quien nos alienta.
De repente… una oscuridad perdida
frente a frente se nos presenta,
y a la Luz encendida
con su amargor atenta,
queriendo arrebatar la Vida
del Hombre que la representa.
Hoy el llanto triste anida
en el Alma que asustada mira,
a un corazón sin cabida
para tanto dolor que se alza,
de pena, temor y que expira
en el pecho del calor donde descansa.
La carne de negro teñida
y con la santa mortaja sagrada,
en el Corazón clavada una espina
y el Alma vestida de blanca,
te entrego, Cariño, mi Vida
Amor, si me acoges, me encanta.
que vine de Ti cual nacida
Estrella que al Mundo realza,
Dios, que le ocurre a mi Vida
la Fe y la Esperanza no cantan,
si de abajo subir hacia arriba
es lo que quieres, me basta.
Señor, Rey del Cielo y de la Tierra
hoy me doy a Ti cual la primera
esencia de mi ser así quisiera…
y mi Espíritu que vela
esa vela que me asiste y me consuela
firma por Amor mi entrega
Orando tras la triste despedida.
De riguroso luto blanco
Dios, junto a Tu Estrella…
La Vida mas feliz, perfecta y bella
me espera con los Ángeles danzando…
haciendo eterna
mi Vida…
al lado del Espíritu
ya libre de los Santos.
De riguroso luto blanco
y con la Cruz de Vida…
por los muertos del espanto.