‘Miedo’, por Txenas

Txenas & Olar

Dice el refrán que después de la tempestad llega la calma. Ese día en el que levantaremos la persiana y pequeños halos de esperanza e ilusión penetrarán por las rendijas de nuestras habitación se está haciendo de rogar, pero a su vez se va vislumbrando en el horizonte.

Txenas.

La sociedad está viviendo una situación inimaginable hace bien poco, excepcional, anómala, incierta, inquietante, incluso en muchos casos terrible. Todos y cada uno de nosotros y nosotras estamos escribiendo el guion de nuestra particular película, pero el final de la misma está cerca.

Ese final, conlleva recuperar nuestras vidas, esas situaciones cotidianas y rutinarias que solíamos encontrarnos a diario. Hoy parece imposible, no lo concebimos como una posibilidad a corto plazo, es más una quimera, una utopía. Pero ese día más pronto que tarde llegará a nuestras vidas de nuevo y debemos asumirlo.

¿Saludaré a un amigo con efusividad o mantendré las distancias?

¿Dejaré jugar a mi hijo con otros niños o dibujare un círculo impenetrable para evitar contactos?

¿Tendré valentía para entrar en un bar sin medir la distancia con el de al lado?

Son preguntas que rondan nuestra mente a diario. Es una realidad que debemos vivir en el presente, sin perder de vista el pasado, pero encarando con optimismo el futuro. Este es incierto pero cercano, y debemos preparar nuestro cuerpo y mente para ello.

Es un ejercicio de reflexión y de conciencia, personal y social. Esta vorágine de acontecimientos nos está derivando a situaciones de miedo, angustia, de duda. Pensamos en el hoy, ¿pero en el mañana?

Dibujo · Txenas

¿Sabremos discernir entre lo que está bien y mal? Un paseo en familia, un parque con niños o una comida de amigos son situaciones que entre todos deberemos devolverlas a la senda de la normalidad. De lo contrario, correremos un grave riesgo de fractura entre nosotros mismos y permitir a ese enemigo de entre todos los mortales que no salga de nuestras vidas.

Sí amigos, ese enemigo se llama «miedo», y todos y cada uno de nosotros soportamos una mochila cargada de letras que conforman la dichosa palabra, pero es un sentimiento natural, puro y de autodefensa, y con el que debemos aprender a convivir como un miembro más de nuestras vidas.

Desgraciadamente no dispongo de una bola de cristal para interpretar lo que el futuro nos depara, pero sí tengo la certeza de que deberemos hacer un esfuerzo adicional mayor, titánico incluso, para que ese virus pandémico no nos impida recuperar nuestras vidas.

Ánimo.