‘Sentados la docena de apóstoles’, por Anisia Serendipia
Anisia Serendipia
_Muchas otras cosas hizo Jesús, que, si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros_ Ayer, Jueves Santo, me invitaron a la Cena de Pascua, al atardecer del día. Ahora es el momento, pensé. Porque siempre hay mucho lunático alterado por estas fechas de luna llena pero, en esta ocasión estarán todos en casa.
Aprovechándome de mi salvoconducto de trabajadora esencial acepte ir, quería conocerlo porque de niña, mi padre me contó que Jesús era un realidad una especie de chamán, un curandero que, al que se decía ciego porque tenía los ojos llenos de legañas, le hacía unas curas, días después ya podía ver y entonces decían que había obrado un milagro devolviéndole la vista.
Para no levantar sospechas de conciliábulo, fueron llegando de uno en uno. A quienes servían la mesa Jesús dijo que dispusiesen un asiento también para mí. Los amigos de Jesús: Pedro, Simeón, Juan, Judas Iscariote, Tomás… no parecían tan alegres.
El menú del festín de Pascua fue el siguiente:
-Pan ácimo (sin levadura)
-Cordero asado sin mancha a las siete hierbas amargas [que simbolizan cada una un acontecimiento en la salida de Egipto y el Éxodo]: – karpas, normalmente perejil, símbolo de vida, éste está sumergido en agua salada, símbolo de lágrimas. – El Maror, es rábano muy picante y picado para producir lágrimas.
-Jaroset es una mezcla dulce de manzanas y nueces picadas con miel, canela y un poquito de vino rosado por el color. Esta mezcla es símbolo del cemento que los judíos usaron para construir ladrillos en la tierra de Egipto.
_Sentados la docena de apóstoles, convencidos del cielo, haiga o no haiga_ Me sentaron al lado del discípulo amado. Puesto que no como cordero, siendo los apóstoles pescadores me había imaginado pescado para la cena, tuve que pasármela mojando pan en Tzir, una variación de la salsa fermentada de pescado romana llamada garum. Lo acompañaba de un sorbito de vino porque aquello no había quien se lo tragara. Para quien quiera saber lo que es el garum decirles que, tras varios intentos de producirlo en época reciente, en 2014 se pudo analizar garum original que se había “quedado” en una tienda de garum de Pompeya. Y a partir de este hallazgo se empezó a comercializar el producto, refinado y complementado con otros restos orgánicos hallados en Baelo Claudia, en la ensenada de Bolonia, al año siguiente.
Para la segunda copa yo ya no sabía si los Ieschua, Kepha, Shimëon, Iôhanan, Iehuda Ishsikarioth y Taôma de ahora eran los Jesus, Pedro, Simeón, Juan, Judas Iscariote o Tomás de antes o eran los apóstoles de Oteiza, total 14. Como hablaban entre ellos y yo me veía fuera de lugar, me fui enseguida, nada más escuchar la pregunta: Kepha, ¿tú me quieres?
Sabré después que, durante la Última Cena, Jesús y sus apóstoles tomaron cuatro copas, de vino.
_Al fondo de la historia, eres un crepúsculo clavado en un madero de dolor y gloria_ Hoy me he levantado, leo en MUGALARI que aquel festín terminó trágicamente:
Pasión y muerte. Vicente Huidobro (publicado originalmente en la primera página de La Nación. Santiago de Chile: 2 de abril de 1926, viernes santo)
«Señor, hoy es el aniversario de tu muerte. Hace mil novecientos veintiséis años tú estabas en una cruz sobre una colina llena de gente. Entre el cielo y la tierra tus ojos eran toda la luz. Gota a gota sangraste sobre la historia. Desde entonces un arroyo rojo atraviesa los siglos regando [ nuestra memoria ]. Las horas se pararon ante el umbral extrahumano. El tiempo quedó clavado con tus pies y tus manos. Señor, cuando doblaste tu cabeza sobre la eternidad las gentes no sabían si era de tus ojos que brotaba la obscuridad.[…]
Las estrellas se fueron una a una en silencio y la luna no hallaba cómo esconderse detrás de los cerros.[…]
En la historia del mundo ¿qué significas tú? Hace año y medio discutí este tema en un café de Moscú. Un sabio ruso no te daba mayor importancia.Yo decía haber creído en ti en mi infancia. Una bailarina célebre por su belleza decía que tú eres solamente un cuento de tristeza. Todos te negaron y ningún gallo cantó: Acaso Pedro oyéndonos lloró…”.
Hice bien en irme cuando oí que Jesús preguntaba a Kepha, Pedro, si le quería. Entonces, cuando aún me lo estaba pasando bien en la última cena.
Y a otro le parecerá otra cosa