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90 años de la muerte de Evaristo de Bustinza ‘Kirikiño’, escritor mañariarra defensor del euskara

AUTORES · Rerordamos hoy a Evaristo de Bustinza Lasuen Kirikiño, vizcaino que murió el 31 de enero de 1929, es decir, hace 90 años.  Tenía 63 años. Según texto de Miren Billelabeitia publicado en Auñamendia, el autor del histórico libro Abarrak «junto con Orixe, es posiblemente el escritor que más produjo en euskara, y, tras Txomin Agirre el más popular y afamado».

Kirikiño copia

POR Miren Billelabeitia Bengoa (Auñamendi)

Ebaristo Bustinza, Kirikiño, nació en Mañaria, en la casa Etxanoa el 26 de octubre de 1866, pero a los siete años la familia se trasladó a Zumelaga, inmueble de la misma localidad que en los años venideros habría de ser lugar de reposo y sostén de multitud de escritos.

Tras los primeros años escolares, continuó su educación en Durango, y en 1878, con motivo del traslado de la familia a Almansa (Albacete) finalizó el Bachillerato en dicha localidad. Con diecisiete años lo encontramos en Madrid, con intención de convertirse en ingeniero de caminos, compartiendo hospedaje con un grupo de estudiantes entre los que se encontraban M. Primo de Rivera y Marcelo Torrontegi, pero pronto desechó la idea inicial y culminó sus estudios de Física y Matemáticas en la Facultad de Ciencias. Las tertulias con Marcelo Torrontegi fueron determinantes en el inicio de su interés por el mundo euskaldun.

Recién licenciado, se dedicó a la enseñanza de las matemáticas en Sigüenza (Guadalajara), hasta que en 1899 regresó a Bilbao. Resurrección María de Azkue lo tomó como colaborador de la revista Euskalzale donde se publicó su primer trabajo Zerutar bat. Compaginó su actividad en periódicos y revistas, trabajos en euskara y como profesor de euskara con el cargo que desempeñaba en la «Sociedad Minera de San Antonio de Montellano» situada en la Gran Vía. Se casó con su sobrina Basilia y permaneció en Bilbao hasta que en 1928 se retiró a Mañaria. Murió un año después en Zumelaga, el 31 de enero de 1929.

Kirikiño

Kirikiño. PHOTO. Euzkadi

Purismo lingüístico

El comienzo del siglo XX fue una época de renovación, sobre todo en Bizkaia. Junto a los cambios políticos surgió el nacionalismo y la renovación en la lengua y la literatura, lo que limitó el uso y disfrute de la literatura a un círculo reducido de euskaldunes a causa de la dificultad de los textos publicados continuadores del purismo lingüístico. Bustinza se vio en el centro de estos cambios desde el comienzo. Con frecuencia se ha dicho que es prácticamente la única salvedad a esta corriente «purista» de la lengua, que escribió teniendo en mente el saber popular, pero hay otras corrientes de opinión (Laka, 1986, 27) que aducen la intención de atraerse a un tipo concreto de lector como motivo de esta tendencia estilística «popular» del autor.

Crítico con Euskaltzaindia

En el desarrollo de su lenguaje literario puede percibirse la influencia de Resurrección María de. Azkue en una primera época, y de la escuela de Sabino Arana posteriormente. Precisamente, en 1919, recién creada la Academia de la Lengua «Euskaltzaindia«, se inició una polémica en el periódico Euzkadi con motivo de la publicación de los artículos de J.M. Oyarbide y Gregorio Muxika ensalzando la institución y manifestando que las decisiones tomadas en torno a la lengua serían de obligado cumplimiento. La respuesta de Bustinza fue contundente, afirmando que se guiaba por sus propias opiniones y criterios, y reclamando el derecho a mostrarse crítico con las decisiones de Euskaltzaindia. En 1920 rechazó la oferta que la institución le hizo a través de Azkue de ser nombrado miembro de esta, pues, a su parecer, la academia no era lo suficientemente purista ni apegada a los criterios sabinianos.

El interés de R.M. Azkue por atraer a Kirikiño a Bilbao es evidente. Le consiguió algunos trabajos y le nombró colaborador en la revista Euskalzale. El ideario de esta, como puede verse por las enseñanzas de las primeras páginas de cada número, era ampliar el modelo lingüístico de Azkue, y siendo una publicación dirigida al vasco de «a pie», lograr una lengua de mayor purismo y corrección. En los años 1902 y 1903, por orden de Azkue, Bustinza se dedicó a dirigir el recién creado semanario Ibaizabal. Al parecer, el ideario de la publicación era introducir un nuevo modelo lingüístico, pero paulatinamente y sin distanciarse en exceso de la ortografía y estilo literario que los euskaldunes de la época acostumbraban. Puede decirse que esta era la intención del autor, atraer al lectorado euskaldun no demasiado acostumbrado a leer en euskara, mediante relatos sencillos y humorísticos. La Diputación de Vizcaya organizó en esa época una escuela de euskara donde Bustinza impartió clase, como sustituto de Azkue en un principio, y de forma autónoma posteriormente, durante veinticuatro años.

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Portada del Euzkadi. PHOTO. Euzkadi

Corrector de otros autores

Pero su mayor dedicación fue dirigir desde el comienzo la sección «Euskal Atala» del periódico Euzkadi unido a la ideología del Partido Nacionalista Vasco y que comenzó a publicarse en 1913. Publicó sus escritos a diario hasta que abandonó la sección en 1928 y ejerció de corrector de otros muchos autores. El seudónimo que eligió para ello fue «Kirikiño», dejando de lado otros como «Mañari», «Bloa» o «Boldro».

Pero, a pesar de su gran producción, no publicó ningún libro. La mayoría de sus artículos y relatos aparecieron en periódicos, y los cuentos, aunque fragmentados a veces, en periódicos y revistas. Por ello, aunque fue muy alabado, también ha resultado un desconocido en cierta medida. Euskaltzaindia publicó cinco de sus cuentos en vizcaíno y guipuzcoano en 1956 en Donostia. Xabier Perea reunió en dieciséis tomos los escritos publicados a diario en Euzkadi desde 1913 hasta 1928, algunos de los cuales se han publicado en Bilbao en los tres tomos editados por Labayru Ikastegia. Pero las publicaciones más conocidas son Abarrak (Bilbao, 1918), Bigarrengo Abarrak (Zornotza 1930) y Abarrak…eta abar (Bilbao, 1966).

Los veintiún relatos publicados en Abarrak (1918) vieron la luz con anterioridad en las páginas de Ibaizabal, Euskalzale y Euzkadi. Esta fue la única edición publicada en vida del autor, y puede decirse que tuvo un gran éxito, cumpliendo las expectativas que el autor declaró desde un principio en la introducción: fomentar la afición por leer en euskara -«euzkeraz irakurteko zaletasuna»-. La mayoría de los cuentos, tanto los humorísticos como los que ofrecen un consejo o frase de cierre como colofón a una situación hilarante, dejan clara su finalidad pedagógica. No se trata de narraciones cortas «de situación», sino que la acción y el ímpetu son patentes.

En este aspecto no se debe obviar el valor del diálogo como elemento dinamizador. Al comienzo de la edición el autor menciona que en su opinión los relatos eran de «escaso fondo» -«barru gitxikoak»-, y es cierto que el escritor no es aficionado a reflexiones largas y profundas en sus escritos. Tenía muy claro que su finalidad era servir de lectura y entretenimiento a la gente del pueblo, y esta no estaba habituada a extensas lecturas en euskara. No deseaba desesperar a los lectores; las situaciones, los lugares, la descripción de los personajes se mencionan muy de pasada, conformando comienzos neutros y bastante inconcretos. El contenido, la personalidad real de los personajes, el bosquejo de su psicología, los cambios de situación, se manifiestan por medio del diálogo. Los personajes, por tanto se hacen cercanos al lector, gente humilde, puesto que se presentan situaciones y personajes que se perciben como conocidos.

En este sentido el humor es una muestra de la familiaridad que el autor quiere llegar a conseguir con sus lectores mostrando la caricatura de los personajes y recurriendo al factor sorpresa. A pesar de ello, los hay que buscan la enseñanza del proceder humano. Este es sin duda, según Itziar Laka (1986:29), el intento más trabajado del autor, acercando el relato al modelo del folletín del siglo XIX.

Bigarrengo Abarrak (Zornotza, 1930), editado en la imprenta de Jaungoikozale tras la muerte del autor, incluye cuarenta y tres cuentos y tres poemas. Los cuentos son continuadores del estilo de la recopilación anterior; cortos humorísticos o basados en anécdotas en su mayoría. Abarrak… eta abar (Bilbao, 1966), editado por Aita Santi Onaindia, recoge las dos publicaciones anteriores y los relatos publicados en Euskalzale e Ibaizabal. En 1980, y de nuevo bajo la responsabilidad de Santi Onaindia, Geu Argitaldariak publica Abarrak, una edición homenaje a Kirikiño encargo del pueblo de Mañaria. Pero, a pesar del título, se trata de Bigarrengo abarrak, tal y como se detalla en el título de la primera página.

La edición Egunekoa (Bilbao, 1981) recopila los artículos que bajo el mismo título publicó diariamente E. Bustinza en el periódico Euzkadi durante largos años. Los temas son variados: temas de polémica cotidiana que incluían la política y el euskara, temas festivos, hechos históricos de Euskal Herria, sucedidos varios… Los escritos del ejemplar Edo geuk edo inork ez. Euskeraren alde (Bilbao, 1984), se extrajeron también del citado diario en torno a la nación y al euskara.

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Funeral de Kirikiño.

Temas de profundidad y ajenos

Aunque es opinión generalizada que Bustinza escogió temas ligeros y humorísticos, esto no es totalmente cierto. Desarrolló también temas de profundidad y ajenos a Euskal Herria; evidencia de ello es Guda nagusia (1914.1918) (Bilbao, 1989). Como muestra su título, la esencia de la antología la componen crónicas de la primera guerra mundial.

Aunque el género más publicado por Bustinza fue sin duda la narración, hizo sus intentos con el teatro y la poesía. En Bigarrengo Abarrak se incluyen tres poemas y muchas de las canciones publicadas en el libro de cantos Euskaltzale-Bazkunak son suyas: «Ene aberri polit ederra», «Jagi, jagi», coplas a Santa Ágeda… Algunos de sus poemas fueron premiados: «Fides» en 1901en los juegos florales de Bilbao, siendo miembro del jurado Miguel de Unamuno, y en 1924 en el premio de coplas organizado por Gure Herria recibió una mención de honor por «Nai dan lez… Aal dan lez!». En cuanto al teatro, el monólogo Anton Berakatz se representó en 1914. Tradujo al euskara Lelo de Alfredo Etxabe y puso en versión vizcaína la comedia Txomin Arraio de José Elizondo así como Meza Barriya de Avelino Barriola.

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Hemos observado algunas de las razones principales de la buena fama obtenida por sus relatos: la publicación en periódicos y revistas, la fama del autor entre los lectores gracias a sus publicaciones periodísticas y su deseo de fomentar la lectura, el hecho de que los textos presenten situaciones cercanas, ligeras y de tono humorístico… Pero todos estos recursos hubieran sido vanos si el lenguaje utilizado fuera cerrado e ininteligible. En cierto modo Kirikiño es un purista, pero no de los que mantiene el purismo de modo estricto, sino que teniendo en cuenta las humildes capacidades del lector, muestra un purismo suavizado con mucha inteligencia. No quiere desligarse del lector modesto, ni asustarlo a la primera oportunidad, lo que desea en realidad es despertar la curiosidad y el deseo de aprender además de intentar cambiar tendencias no del todo correctas en la utilización del lenguaje. Su lenguaje por tanto, se mueve en esos parámetros, intentando mantener el equilibrio. Influido por Sabino Arana, se pueden encontrar abundantes neologismos en lugar de los préstamos castellanos. En esta línea hace observaciones dirigidas a los lectores para dilucidar la utilización de algunos vocablos dificultosos o verbos simples. Puede observarse, por ejemplo, que el uso de estos últimos es más abundante en los relatos de los últimos años, como si siguiera una progresión y se viera seguro de lo asimilado por los lectores.

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Colocación de placa de Kirikiño en la casa Zumelaga, en 1931.

Prolífico productor de euskara

Este deseo de educar a los lectores no irá, sin embargo, en menoscabo de la viveza y cercanía de su lenguaje. La preocupación primordial era que los lectores comprendieran sus escritos, sin embargo, entre los seguidores a ultranza del purismo, este era el problema principal: producir literatura para un lectorado minoritario. Kirikiño manifiesta claramente que escribe para sus allegados; ese fue su mayor empeño. Aunque los relatos son cortos y en apariencia superficiales, en tanto en cuanto son también una mezcla de fantasía y de hechos reales, se han convertido en pequeñas obras maestras gracias a la inspiración y los recursos utilizados por el autor al componer sus narraciones.

Vemos entre ellos gran variedad de temas, pero los preferidos de su autor son los relacionados con el euskara y Euskal Herria; hay un lugar especial para el euskara y los euskaldunes. Muchos entendidos han admitido que E. Bustinza, él solo, atrajo más lectores en su tiempo que todos los seguidores de la moda purista. Junto con «Orixe», es posiblemente el escritor que más produjo en euskara, y, tras Txomin Agirre el más popular y afamado. Su influencia fue notable en la sociedad de su tiempo. Como profesor euskaldunizó y aficionó a la cultura euskaldun a sus alumnos. Sumaron un gran número los bilbaínos que durante 24 años pasaron por sus aulas. Además de impulsar a leer a sus alumnos, creó un ambiente favorecedor en la sociedad; siendo director de la sección de euskara en el diario Euzkadi revisaba todos los trabajos antes de ser publicados y animó a abandonar su inicial timidez e impulsó a escribir a multitud de corresponsales locales. El impulso y la confianza fundada en los escritores noveles quedaron de manifiesto en los artículos publicados en Euzkadi y otros diarios tras la muerte de E. Bustinza.

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