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‘La superviviente del bombardeo de Durango, Eugeni Alcíbar Urrutia, cumple cien años’, por A. Serendipia

Anisia

Anisia Serendipia

Me miro en el espejo y soy feliz | Una superviviente del bombardeo de Durango cumple 100 años.

Eugenia Alcíbar Urrutia nació al comienzo de los felices años 20 en el caserío Larrazabal de Iurreta, el 29 de enero de 1920. Hoy cumple 100 años y nos recibe rodeada de bellísimas flores: orquídeas, lirios, rosas…

caserío eugeni

 

¿Que cómo había sido su vida? En medio de la charla relata su vivencia del bombardeo de aquel aciago 31 de marzo de 1937 sobre Durango. Yo ya conocía la historia pues me la contó una tarde de sobremesa: por entonces, casi por cada santo me decía, se celebraba una romería con baile y, como por la zona en guerra transitaban muchos batallones, teníamos ocasión de conocer a muchos chicos.

Aquella mañana de primavera se encontró con un grupo de soldados en Andra Mari, de los que conocían en los bailes de las romerías:  “Aquellos eran zapadores”, apostilla.  Al despedirse, a uno de ellos le dijo que se volvía al caserío porque quería ir a Bilbao en el tranvía de la tarde a llevar a su hermana huevos y productos de la huerta de casa.

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Eugeni Alcíbar Urrutia. PHOTO. Anisia Serendipia

Este le respondió que le acompañaba, que iría a Bilbao con ella, y quedaron en verse en el tranvía. Pero que antes se iba a comer unos huevos fritos, porque le apetecían. Cuando Eugeni  ya llegaba al portal del caserío aparecieron los bombarderos. Su padre estaba en la huerta. Se tiró al suelo. Se escondió entre maleza. Un árbol. Al ver los pilotos que ya no corría debieron pensar que le habían alcanzado. Desde los aviones, dejaron de disparar por lo que no ametrallaron la casa.

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Cuatro generaciones de mujeres. PHOTO. Anisia Serendipia

Los de dentro le creyeron muerto, al padre, hasta que le vieron entrar en la casa por la puerta trasera. Pero aquel joven zapador, al que le apetecía comerse unos huevos fritos antes de viajar a Bilbao con  aquella joven de ojos azules, no corrió la misma suerte, murió bajo las bombas y la metralla la primavera de aquel año, durante una guerra civil que le había acercado a Durango, bombardeada y ametrallada por primera vez aquel 31 de marzo. Ya cada uno con su herida para que penetre el destino. El de Eugenia, con sus ojos azules, le ha traído hasta hoy en día.

Su consejo para llegar a 100 años: ser feliz y trabajar mucho… Y a otra le parecerá otra cosa.

 

Zorionak, Eugeni!

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