‘El caleidoscopio’, texto de Estela Rey, duranguesa que te felicita el 2020

Estela Rey

Siempre me ha causado fascinación el caleidoscopio, ese tubo mágico por el que observar bellas imágenes a medida que lo giramos con cuidado frente a la luz. Cada forma geométrica baila en un sentido u otro al antojo nuestro en un estallido brillante de colores formando patrones que evocan jardines y bóvedas imposibles, paisajes hipnóticos que asombran irremediablemente.

Caleidoscopio. PHOTO. Business Wire

Quizá cada partícula o forma geométrica diminuta sea un pedazo de felicidad que, a veces, por sí sola, es imperceptible a nuestros ojos en el empeño de buscar la felicidad con mayúsculas. Sin embargo, cuando toca nadar contracorriente, cuando lo cotidiano que nos alimentaba el alma no está al alcance, este se vuelve una necesidad vital, primitiva, ya sea algo tan sencillo como escuchar el viento, beber agua de una fuente, o un paseo por el pueblo.

Del dolor se aprende tanto o más que de la felicidad. He aprendido que, en los malos momentos, una mirada cómplice en un pasillo de hospital puede inundarte de solidaridad; que hay personas que ofrecen su apoyo genuino pese a haberlas conocido recientemente. He aprendido que podemos hacer frente a la adversidad con una fortaleza desconocida, que lo accesorio en la vida lo es aún más, y que la actitud y la fuerza de voluntad pueden hacernos superar baches que parecían insalvables.

He aprendido a llenarme de los abrazos sorpresivos, de unos besos en un encuentro apresurado en la calle, de un «¿cómo estás?» al regresar de noche a casa. He encontrado alivio mirando alrededor cuando el pueblo ya se recogía para el día siguiente, escuchando el caudal del río y observando los últimos regalos del otoño. El dolor nos hermana, nos hace más vulnerables pero también más honestos. Más verdaderos. Es parte de la vida, aunque nos deje huellas, pero hay que seguir remando, ¿verdad?

Este año va llegando a su fin, y espero que el que llega, 2020, sea un año positivo para todo/as, donde aprendamos a mostrar más empatía, a curar las heridas que nos ha dejado el anterior -sean cuales sean, profundas o superficiales-, y a dar gran relieve a lo que está y a quien está a nuestro alcance y que, incluso sin pretenderlo, nos hace tan felices.

Que podamos construir momentos que alguien recuerde, y que recordemos con gratitud y cariño los que alguien construyó para nosotro/as antes de dejarnos en estos años. Sigamos mirando fijamente a través del caleidoscopio que nos ofrece la vida, para apreciar cada parte del patrón, en todo su esplendor. Por muy pequeña que sea. Cada una de ellas nos ayudará a seguir adelante. ¡Feliz 2020!