Fallece a los cien años nuestro admirado compañero, el gudari José Moreno
Nuestro querido y admirado compañero de Mugalari, José Moreno Torres, ha fallecido esta tarde de lunes a las 20.00 horas. El funeral por su persona se oficiará -según nos comunica la familia- el miércoles a las 19.00 horas en la iglesia Santa María de Portugalete, municipio en el que residía y en el que fue conocido bedel de la agrupación de danzas vascas Elai Alai.
José Moreno en su oficina del Elai Alai de Portugalete. PHOTO. Iban Gorriti (Mugalari.info)
Moreno ha sido gudari hasta el último día. Por ello, la familia ha querido que parta a su viaje hacia la eternidad en la que él creía ataviado con su txapela, kaiku, camisa blanca y pantalón azul. Afiliado a EAJ-PNV -partido al que retornó tras militar en Eusko Alkartasuna– fue también sindicalista de ELA STV (Askatuta).
Este soldado del lehendakari Aguirre sumaba cien años. Había nacido el 10 de noviembre de 1918 en Zorrotzaurre (Deusto). Conoció antes de la guerra civil el fascismo de Mussolini siendo un niño, ya que trabajó con solo 14 años en un barco haciendo una ruta del carbón que unía Bizkaia con Italia y Cardiff. A su regreso al estallar la Guerra Civil se prestó a construir el aeropuerto vizcaino de Sondika pero decidió involucrarse aún más contra los golpistas españoles y se alistó al batallón San Andrés de STV, como se lee en el tabardo que vestía en la época. Al mismo tiempo, su hermano Luis -dato que no se ha sabido hasta hace doce días en una charla que mantuvimos con él en su hogar- se inscribió en el batallón Guipúzcoa del PCE. Coincidieron un día en el monte Gorbeia.
José Moreno con tu tabardo en el que se lee STV, siglas de su batallón.
«Los franquistas nos hacían cagar en el mismo plato en el que comíamos»
Hecho preso fue encarcelado en el penal de Santoña y de allí enviado a diferentes batallones de esclavos de Franco, terrorista contra el que ha luchado toda su vida. A diferencia de otros gudaris y milicianos del Ejército vasco, el jarrillero no silenció su denuncia ni durante franquismo.
Él también sufrió la dispersión en Zaragoza o Huesca. «Los franquistas nos hacían cagar en el mismo plato en el que comíamos», daba testimonio al tiempo que lamentaba en sus cartas en este diario el incremento en votos de partidos neofascistas en el Estado.
Trabajó en Astilleros Españoles de Sestao. Se casó con «la buena» -siempre lo recalcaba- de Carmen Gutiérrez y dieron a Euskadi dos hijos: Ricardo y Manuela, que le han mimado hasta el último día. Sus nietos y biznietos lloran también hoy su pérdida con toda la admiración del mundo.
Moreno dio testimonio a la jueza María Servini dentro de la querella vasca que sigue su curso en Argentina contra el franquismo. Asimismo, fue presidente de la asociación Aterpe 1936 que organiza anualmente un homenaje anual a todos los batallones del Ejército vasco en Artxanda (Bilbao).
En la edición del pasado junio también estuvo presente. Trabajó hombro a hombro con los soldados históricos jeltzales José Mari Otxoa de Txintxetru y Manuel Sagastibeltza o el anarquista Félix Padín. «Mi país, Euskadi, fue invadido por el fascismo internacional», subrayaba.
Como compañero de trabajo ha sido un ejemplo de lucha antifascista sin igual. Desde esta redacción echaremos en falta sus llamadas semanales preocupándose por todos quienes conoce y con una educación y casta de libro. Su firma continúa y continuará presente en nuestro periódico digital. Gracias a él, decimos que otra democracia es posible, que una democracia es posible.
Quedan alrededor de una decena de gudaris y milicianos del Ejército vasco con vida, que tengamos constancia. Entre ellos, el durangués Gregorio Urionaguena, del batallón Eusko Indarra de ANV.
José, nos vemos.
